En este estudio analítico trataré al máximo de ser objetivo y neutral al demostrar el verdadero origen e identidad del pueblo árabe generalmente conocido como «palestino».
Dados los innumerables mitos imprecisos, algunos inciertos, de dudosa procedencia me basaré únicamente en evidencias arqueológicas y de rigor histórico así como de documentos reales, incluso de fuentes árabes, citando declaraciones de reconocidas personalidades del mundo islámico.
Hoy en día se ha dado valor de veracidad a numerosas leyendas –o más exactamente a mentiras malintencionadas- sobre el origen de los palestinos como nación. Esa fábula se oye constantemente en los medios de comunicación, tanto occidentales como islámicos, aseverando que los verdaderos y genuinos propietarios, por derecho histórico, del territorio que hoy conforma la Tierra de Israel son los palestinos, ocultando de esa forma tan infame la auténtica realidad. Por ejemplo, cada vez que se nombra el Monte Sión, el Muro de los lamentos, Jerusalén o la cúpula de la Roca: la mezquita de Al Aqsa, se resalta vivamente que se trata del tercer lugar santo para los musulmanes, pero ¿por qué nunca se dice que ese lugar, el Kotel, el Muro de los Lamentos, es el primer lugar santo y de oración para los judíos? Sin lugar a dudas porque la información está mediatizada por consignas claras y precisas en contra del Estado de Israel, de sus intereses y de su pueblo.
Que una información se esté dando de una forma parcial y sesgada no quiere decir, por mucho que se repita infinidad de veces, que sea cierta puesto que, de entrada, adolece de objetividad y neutralidad. Es por ello que me he decidido a presentar a la opinión pública este análisis.
Trataré de demostrar que no existe un conflicto palestino-israelí al igual que no existe una nación palestina, en todo caso se podrá hablar del conflicto árabe-israelí el cual se inició en las postrimerías del siglo XIX cuando los primeros judíos comenzaron a emigrar a «Eretz Yisrael», la Tierra de Israel, desde Centro-Europa y de la Rusia Zarista huyendo de «pogromos» y de persecuciones masivas e injustificadas.
Origen identitario que pretenden los palestinos
Un solo día bastó para el nacimiento del pueblo palestino. Jordanos, libaneses y egipcios de procedencia se dieron cuenta que se acostaron con una nacionalidad y despertaron con otra. Un fenómeno sobrenatural único en la Historia de la Humanidad. He aquí el testimonio de un ex miembro del grupo terrorista OLP, Walid Shoebat, contestándose a la pregunta que él mismo se hacía al reconocer la mentira por la cual estaba combatiendo:
«¿Por qué el 4 de junio del 1967 yo era un jordano y de repente al otro día me transformé en un palestino?
A nosotros no nos importaba que hubiera un gobierno jordano. La enseñanza de que debíamos lograr la destrucción total de Israel era parte definida en nuestro currículum, pero nos considerábamos a nosotros mismos como jordanos hasta que los judíos regresaron a Jerusalén. Entonces improvisadamente, todos éramos palestinos - quitaron la estrella de la bandera de Jordania y en un momento tuvimos la bandera palestina.
Cuando finalmente me di cuenta de las mentiras y mitos que me enseñaron, es mi deber como persona honesta desenmascararlos»
Cualquier observador neutral al leer o escuchar las declaraciones de Walid evidencia el engaño al que tanto él como el resto de sus compañeros de armas fueron sometidos.
De hecho jamás ha existido tal cosa como el «pueblo palestino», la cultura palestina, la lengua palestina o la historia palestina. Esos hechos diferenciadores que germinan en una Nación común a un pueblo no ha existido nunca. Nunca existió un «Estado Palestino» ni jamás se encontraron restos arqueológicos de procedencia palestina. Tampoco se han encontrado restos de que acuñaran moneda. Ni un solo vestigio de la existencia del presumiblemente «pueblo palestino».
Los actuales «palestinos» son, todos ellos, de procedencia árabe, de cultura árabe, de lengua árabe y de historia árabe. Los árabes tienen sus propios países y es de esos mismos países desde donde emigró o fue expulsado el hoy mal llamado «pueblo palestino» y esa es la auténtica verdad histórica. La llegada masiva de árabes a finales de la década de los noventa del siglo XIX intentó, por todos los medios, frenar la incipiente emigración de judíos que huían del hambre y la miseria a las que le avocaban los gobiernos centroeuropeos y zaristas de entonces, retornando, una vez más, a la Tierra Prometida: a Canaán
No hay comentarios:
Publicar un comentario