martes, 11 de enero de 2011

¿Pueden ser los palestinos descendientes de los filisteos?

En el Creciente Fértil, los grandes procesos migratorios de 2000 a.e.c. fueron protagonizados por pueblos que tenían un hecho diferenciador común, su lengua. Todos ellos hablaban lenguas semitas a diferencia de los otros pueblos cuya lengua es la que hoy se considera indo-aria.

Fue la región de paso de tres grandes civilizaciones y culturas: la hitita, la mesopotámica (sumerios, hurritas, acadios, gutos, babilonios y asirios) y la egipcia. Se trata pues, de una región de gran mestizaje que fue disputada por los grandes imperios y precisamente por eso tenía la posibilidad de mantener cierta independencia aliándose con unos y con otros por conveniencia.

Se establecen dos grandes grupos

Se puede dividir esta corriente migratoria del momento en dos grandes grupos: los amorreos, antecesores de los arameos que se establecieron en la parte meridional, por un lado y, los cananeos, posibles habitantes de la llanura, establecidos en la zona septentrional, por otro. Todo ello al oeste del río Jordán donde vivieron estos dos grandes grupos seminómadas. Esta región no podía controlar amplias zonas de terreno -los que mantuvieron un reino mayor fueron los fenicios gracias a su talasocracia o dicho más claramente la hegemonía económica y política de un pueblo o nación sobre los mares: - y no podían controlarla al no poder hacerle la competencia a los grandes imperios, pero sí a las Ciudades-Estado tales como Jerusalén, Samaria, Bíblos, Tiro, Sidón, Damasco o Trípoli.

Tras la desaparición del imperio Hitita aparecen una serie de ciudades-estado de mayoría aramea  como Sinjerle, Karatepe, Malatia, Damasco; o hurrita e hitita como Karkemish, Marash, Alepo, que vivían del comercio y se mantenían independientes gracias al juego político de Egipto y Mesopotamia.

El uso del término semita se refiere a la lengua hablada

Sobre el asunto de si los de si los filisteos fueron semitas o arios hay que recordar que el término semita fue utilizado por primera vez hacia finales del siglo XVIII para referirse a pueblos citados en la Biblia descendientes de Sem, hijo de Noé. El término semita, desde entonces, hace referencia a los pueblos de lengua semítica. Los antiguos pueblos de habla semítica incluyen a los habitantes de Aram, Asiria, Babilonia, Canaán -incluidos los hebreos- y Fenicia.

Por el contrario los pueblos «arios» son los que hablan lenguas derivadas del indoeuropeo. Esta asimilación de lengua-raza es un abuso que hoy en día ningún historiador ni antropólogo serio puede mantener. El error se gestó en la ciencia del siglo XIX cuando se descubrió que gran parte de las lenguas que se hablan entre la India y Europa provienen de un tronco común. Es la época del romanticismo y el surgimiento de los conceptos actuales de nación, pueblo, raza de los que surgiría el nacionalismo. Pero el que todos esos pueblos hablen una misma lengua (o sus derivados) no tiene nada que ver con la pertenencia a una misma raza. La prueba del nueve la tenemos en la variedad de razas que hoy en día hablan español como lengua materna. Es como si hoy mantuviésemos que el mundo está compuesto por cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire; porque esto era lo que creían los más relevantes sabios griegos.

¿Por qué una lengua que no pertenecía a ninguna de las grandes civilizaciones se extendió tanto? La hipótesis más aceptada es que se trataba de pueblos nómadas comerciantes, y que era a través de su lengua como entraban en contacto con otros pueblos y hacían negocio. Así pues, no habría una raza que hablase indoeuropeo, sino una variedad de pueblos y razas que lo hablaban para poder comerciar. Además, por medio de la conquista dominaron amplias zonas, precisamente para comerciar, y se instalaron en la cúpula de la sociedad. Recordemos que ario significa noble. En ningún caso la conquista de las Ciudades-Estado supuso su desaparición, ya que hubiese supuesto la desaparición de lo que provocó la conquista, su riqueza a través de la posibilidad de hacer negocios. Además, los aportes de población nueva solían ser ridículos, unos pocos miles (o cientos de miles todo lo más). Eso sí, copaban los estratos más altos de la sociedad, asimilándose en costumbres y cultura a la población autóctona. Ellos, desde su posición privilegiada, extendían su manera de expresarse. Creer que un pueblo nómada, o los pueblos del Mediterráneo y centro Europa, por los que han pasado cientos de pueblos migrando, son genéticamente puros es una idiotez. Eso incluye a los judíos.

Los actuales semítico-parlantes son los árabes y los judíos. Los filisteos aparecen en el siglo XII a. C., tras las invasiones de los «pueblos del mar», seguramente procedentes de Creta y aunque ese extremo no está lo suficientemente probado parece ser la tesis más estable. Ocupan la franja del Canaán septentrional o marítimo en la que florecieron diversas ciudades Estado  como Ecrón, Asdod, Ascalón, Gat, Gaza. En realidad parece cierto que fueron los cretenses quienes enseñaron a navegar a los amorreos. El centro de esa actividad fue Ugarit, que permitió la penetración hacia el interior. Mantuvieron durante mucho tiempo un monopolio sobre el hierro.

 Sin embargo, en tiempo de los romanos quedaron totalmente asimilados a los pueblos de habla semitas, tanto por raza como por lengua.

El actual nombre de Palestina deriva precisamente del nombre que le dieron a la región los romanos en referencia a la tierra de los filisteos (Pelishtim). Tras la destrucción de Jerusalén en el año 70, los romanos consideraron que en esa tierra sólo quedaban filisteos al haber sido expulsados los judíos de la misma.

Estudios realizados sobre la procedencia de los filisteos

La palabra filisteo viene derivada del hebreo: פְלִשְׁתִּים, pəlištīm lit. 'invasores'. Algunos estudiosos de la Biblia del siglo XIX identifican la tierra de los filisteos (Philistia) con Palastu y Pilista en las inscripciones asirias.

Después de lo que los textos egipcios describen como una derrota, los filisteos se instalaron en una franja costera que iba desde la actual Tel Aviv hasta la actual frontera egipcia. Las circunstancias de este establecimiento siguen siendo imprecisas. El Papiro Harris I9 indica que Ramsés III, tras haber vencido a los «pueblos del mar», los encarceló en Egipto antes "de instalarlos en los bastiones, construidos en [su] nombre" y de someterlos a pagar impuestos. Algunos vieron en esta referencia una mención al asentamiento de los filisteos en la franja costera de Canaán, que perteneció por largo tiempo a Egipto; sin embargo, el vínculo entre ambos eventos es incierto, debido a la falta de precisión geográfica y étnica del texto.

A partir del siglo XII a.e.c., el establecimiento de los filisteos en el suroeste de Canaán está bien testimoniado por sus cerámicas, así como por los textos egipcios y asirios. En la actualidad, es imposible determinar si este asentamiento fue hecho sobre un territorio otorgado por los egipcios o conquistado por los filisteos; sin embargo, si "la capa [arqueológica] que correspondería a la última dominación egipcia de Canaán, bajo el reinado de Ramsés III, no contenía ninguna evidencia de las primeras clases de vasos filisteos decorados [...], los primeros niveles filisteos no revelaban ninguna huella de presencia egipcia: ni un solo vaso o casco de botella egipcio. Además, las dos capas están completamente separadas". Esta ruptura arqueológica puede hacer pensar en una ruptura comercial auténtica, lo que implicaría una ruptura política igualmente real, es decir, una conquista más que una implantación por acuerdo mutuo.

Entonces, los filisteos ocuparon las cinco ciudades de Gaza, Ascalón, Asdod, Ecrón y Gat, a lo largo de la franja costera del suroeste de Canaán, la cual pertenecía a Egipto hasta los últimos días de la Decimonovena Dinastía (1185 a.e.c.). Las historias bíblicas de Sansón, Samuel, Saúl y David incluyen relatos de los conflictos entre los filisteos y los israelitas.

Los filisteos introdujeron el empleo del hierro, cuya manufactura fue posiblemente adquirida en su paso por Anatolia, en especial, de los hititas. El monopolio de este metal les confirió una superioridad militar durante siglos. Así, la descripción bíblica de la armadura de Goliat es consistente con su tecnología herrera.

Su organización política fue una pentarquía, por la cual existía un príncipe para cada uno de sus cinco centros de gobierno en Asdod, Ascalón, Gat, Ecrón y Gaza.

Al igual que la definición etno-lingüística de los filisteos antes de su establecimiento en Canaán no es bien conocida, su definición etno-lingüística posterior es igualmente difícil, tomando en cuenta la falta de fuentes textuales. De hecho, se han desarrollado dos grandes tesis sobre el tema. La primera se fundamenta, por ejemplo, en los nombres y palabras no semíticas citadas por la Biblia, para sostener que los filisteos conservaron por largo tiempo un particularismo étnico y lingüístico. Para la otra corriente, los filisteos se mezclaron precozmente con las poblaciones cananeas locales.

La arqueología muestra en efecto una influencia de las culturas cananeas anteriores o vecinas. El Primer Libro de Samuel indica que uno de sus dioses era Dagón: "Cuando los filisteos capturaron el Arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod. Tomaron los filisteos el Arca de Dios, la metieron en la casa de Dagón y la pusieron junto a Dagón".  No obstante, Dagón era el dios semítico de la vegetación, de las cosechas y de los cereales, cuyo culto estaba muy extendido en el Oriente Próximo, de ahí que los filisteos lo hubieran adoptado como su divinidad principal. En esta hipótesis Filistea se convirtió rápidamente en un término que designaba a un pueblo fuertemente mezclado y física y culturalmente al entorno cananeo, los términos como Seren o los nombres como Goliat, sin origen semítico, quedan como reliquias lingüísticas aisladas. De hecho, los términos de poder y los nombres sobreviven a menudo por más tiempo que los otros.

En ausencia de fuentes incontestables sobre la lengua filistea de la época tardía, el estatus preciso de las poblaciones tardías y sus relaciones étnicas, religiosas y lingüísticas con los primeros filisteos de las crónicas egipcias siguen siendo discutidas.

Los filisteos-palestinos

Entonces si es del término «filisteo» de donde deriva el nombre «palestino», sí se podría considerar que los palestinos, de ser cierta la conjetura, descenderían de ese pueblo. Y si admitimos que filisteo se deriva de la palabra semítica «peleshet», del verbo «pelesh» cuyo significado es intruso o invasor, según el contexto, entonces cabe la posibilidad de que tal hipótesis sea cierta pues al igual que antaño los filisteos, hoy los palestinos pueden ser considerados intrusos o invasores.

Pero hay más. Los filisteos eran una confederación de pueblos no-semíticos provenientes mayoritariamente de Creta, de las islas del Egeo y de Asia Menor, conocidos también como "Pueblos del Mar". Las principales tribus eran Tzekelesh, Shardana, Akhaiusha, Danauna, Tzakara, Masa o Meshwesh, Lukki, Dardana, Tursha, Keshesh o Karkisha, Labu e Irven. La patria original del grupo dominante en la federación filistea, o sea los "pelesati", era la isla de Creta. Cuando la civilización minoica colapsó, también la cultura minoica desapareció de Creta pues los invasores griegos tomaron el control de la isla. Estos antiguos cretenses que llegaron al sur de Canaán eran conocidos como "pelestim y keretim" por los hebreos y cananeos que se unieron para combatir a los invasores. El primer asentamiento filisteo parece haber sido en Gaza, cuyo nombre original fue "Minoah", una clara referencia al caído reino minoico. También invadieron Egipto y fueron derrotados por el faraón Ramsés III en el siglo XII a.e.c.

Los filisteos estaban organizados en ciudades-estado, siendo el núcleo principal la Pentápolis: Gaza, Ashdod, Ashkelon, Gath y Ekron, y su territorio era sobre la costa del Mediterráneo, un poco más amplio que la actual "Franja de Gaza" - ¡no la entera Judá ya que jamás llegaron a conquistar Hebrón, Jerusalén o Jericó!

Los Pueblos del Mar que invadieron Egipto fueron expulsados hacia otras tierras del Mediterráneo y no evolucionaron para pasar a ser ningún pueblo árabe, sino que desaparecieron y ya no eran más reconocibles en tiempos de los romanos. Aquellos que vivían en Canaán fueron derrotados por el Rey David y reducidos a la insignificancia, los mejores guerreros de ellos fueron elegidos por David como su guardia personal. Los filisteos que aún quedaron en Gaza fueron sometidos por Sargón II de Asiria y después de aquél tiempo, desaparecieron definitivamente de la historia. Nunca más fueron mencionados desde el retorno de los judíos de Babilonia.

Conclusión: No hay un solo ser humano en el mundo capaz de probar su ascendencia filistea, sin embargo, si los «palestinos» insisten, deberían reconocerse a sí mismos como invasores en Israel, y deberían a su vez reclamar a Grecia que les devolviera la isla de Creta que esa sí sería su auténtica patria.

Los filisteos se extinguieron y toda alusión a una supuesta relación genética con ellos es completamente falsa o poco probable pues es históricamente imposible de establecer dicha relación de descendencia. En todo caso, reclamar una heredad filistea es inútil pues no puede legitimar ninguna tierra en la cual ellos han sido ocupantes extranjeros y no habitantes nativos. Los filisteos no eran árabes, y la única característica en común entre ambos pueblos es que en Israel deben ser considerados como invasores, los filisteos desde el mar y los árabes desde el desierto. Ellos no quieren a Jerusalén porque sea su ciudad, que no lo es y no lo ha sido nunca, ellos simplemente quieren quitársela a los judíos, a quienes siempre ha pertenecido por más de tres mil años.

Los filisteos trataron de quitar a los israelitas el Arca del Pacto, de la Alianza, los palestinos modernos tratan de quitarles la Ciudad Santa del Pacto.

Los palestinos no son ningún pueblo antiguo, aunque lo digan. Ellos nacieron en un solo día, después de una guerra que duró seis días en 1967. Si ellos fueran verdaderos cananeos, hablarían en hebreo y reclamarían a Siria que les dé las tierras ocupadas en el Líbano, pero no lo son. Si fueran filisteos, reclamarían la isla de Creta a Grecia y reconocerían que no tienen nada que ver con la Tierra de Israel y pedirían excusas a Israel por haber robado el Arca de la Alianza.

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