sábado, 29 de enero de 2011

La Belleza del Saludo

¡Más allá de un saludo!

El Rebé de Bluzhever, Rab Israel Spiro, solía salir a caminar todas las mañanas y saludar a todas las personas que se encontraba, calurosamente y de corazón les deseaba “buenos días”. Pasaba siempre por un lugar donde se encontraba con un alemán llamado Muller que vivía en Polonia en esa época. Cada día el Rebé le decía:
-“Buenos días, Herr Muller”,
y Muller le respondía,
-“Buenos días, Herr Rabbiner.”
El Holocausto comenzó y el Rebé de Bluzhever fue llevado a Bergen – Belsen. Parado en la fila de la selección, vio que el hombre con el uniforme Nazi a la cabeza de la fila, le parecía familiar.
Cuando llego al frente de la fila, el Rebe dijo:
-“Buenos días, Herr Muller.”
-“Buenos días, Herr Rabbiner” escucho la respuesta, y Muller apunto a la derecha, el lado de la vida.
La Guemara (Berajot 17ª) nos cuenta que Raban Yojanan ben Zakai adelantaba el saludo a toda persona, incluso a un gentil en el mercado. Siguiendo los pasos de Rab Yojanan, El Rebe de Bluzhever salvo su vida.
Eso es lo que nos enseña el Pirkei Avot (4:15) “Heve Makdim BeShalom Kol Adam”, adelántale el saludo a las personas. Los padres deben dar el ejemplo para que sus hijos sigan esa educación.
La Guemara (Berajot 6b) aprende del versículo: “Bakesh Shalom Verodfehu” (“Busca la paz y persíguela”), que uno debe buscar ser siempre el primero en saludar. Verdaderamente no solo es una bonita acción, sino cuantos malos entendidos se evitarían.
La gente está esperando cada mañana para escuchar que le digamos “buenos días”, un saludo cordial.
El Talmud (Berajot 6b) va hasta el punto de llamar ladrón al que no responde al saludo del otro, lo llama ladrón incluso de los pobres, que aunque uno puedo pensar que no hay lo que robarles, dice el Talmud que si hay; el no devolverle el saludo, o el no desearle un buen día.
Un judío trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo, se cerró la puerta con el seguro y se quedo atrapado dentro del refrigerador, golpeo fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.
Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entro y lo rescato.
Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debe que se le ocurrió abrir esa puerta sino es parte de su rutina de trabajo El explico:
-“llevo trabajando en esa empresa treinta y cinco anos, cientos de trabajadores entran a la planta cada día. Este judío es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo hola, pero nunca escuche hasta mañana. Yo espero por ese hola, buenos días, y ese chao, hasta mañana cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, realice que debe estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busque y lo conseguí”.
Shamai nos enseña en el Pirkei Avot (1:15) lo importante que es recibir a cada persona amablemente, a lo que el Rambam y R.Yona explican que ese es el camino para encontrar favor y gracia a los ojos de las demás personas.
El Avot de Rebi Natan (33:4), dice que si le das el mejor regalo a alguien pero con una mala cara, no le has dado nada, pero si lo recibes con una cara alegre incluso que no le des nada le has dado el mejor regalo del mundo.
Sobre esto nos dice la Guemara (Ketubot 111b) “Tov Hamalbin Shinaim Lejabero Mi Mashkeo Jalab”, lo que se traduce como “mejor es el que le emblanquece los dientes al amigo que aquel que le da de tomar leche”, lo que nos quiere enseñar el Talmud con esto es que mas allá de lo que uno puede hacer con darle un vaso de leche a alguien que está hambriento, es el darle esa sonrisa que significa que te importa, que lo aprecias, no es que suplante el vaso para aquel que lo necesita, pero nos enseña que la necesidad emocional de sentirse querido es más fuerte que la sed.
Rab Israel Salanter solía decir que está prohibido ir con mala cara por la calle, uno está pasando por la prohibición de dejar un pozo en la vía pública (“Bor Bereshut Harabim”) el cual puede ocasionar un accidente, hay que entender que tu cara es parte de la vía pública, tu expresión puede hacer daño a otra persona y hay que recordar que los estados de ánimo son contagiosos.
La forma ideal de saludar y recibir a alguien nos las enseña el Rab Avigdor Miller z’l de la Mishna en Avot (1:15) que dice: “Heve Mekabel Et Kol Hadam Beseber Panim Yafot”, lo que vagamente se traduce como: ”recibe a toda persona con buena cara”, pero Rab Miller dice que cada una de las palabras usadas en esta Mishna nos enseña cómo debemos hacerlo, primero Panim (“cara”), no recibas ni saludes a nadie de espaldas, sino de frente cara a cara, Seber (“interés”) el interés en la persona se fija en la mirada, ver a quien vas a saludar con interés, con atención, y Yafot (“linda”), la forma de poner una cara linda es añadiéndole una sonrisa que embellece esa cara, esa es la forma correcta de recibir a toda persona, de saludar a la gente.
Para ponerlo en práctica debemos pensarlo, y practicarlo cada vez que llegas a casa.
La importancia del saludo la encontramos en el Talmud (Shabat 89ª) que dice que cuando Moshe subió a recibir la Tora, se encontró que Hashem le estaba poniendo las coronitas a las respectivas letras, y por no molestar no saludo a Hashem, y lo reprimió: ”¿No acostumbran en tu ciudad a saludar con la paz?”
Hay que entender que el saludo de «buenos días» a parte de ser placentero, transmite un mensaje adicional, eres importante para mí y estoy contento de verte.
Rab Moshe Rosestein, el Mashgiaj (Guía espiritual) de la Yeshiva de Lomza, recuenta su primer día en la famosa Yeshiva de Kelm, no conocía a nadie estaba parado incomodo en el pasillo frente al Bet Midrash (“salón de estudio”), con miedo y apenado a entrar. De repente se abre la puerta y sale un estudiante que se le acerca con una sonrisa y el da la mano, le da la bienvenida y le da un Shalom Aleijem de corazón, “¿como estas mi amigo? ¡Estamos tan contentos que viniste! Por favor acompañe, come algo, seguro tienes hambre”. De repente sale otro joven y lo saluda con el mismo efusivo calor invitándolo a comer algo y descansar. R. Moshe estaba sorprendido de la coincidencia de encontrarse con dos personas que parecía que lo conocían de antes.
Fue unos días después que realizo que en Kelm, la obligación de recibir a cada persona con alegría, no era solo una idea sino una forma de vivir.
El saludo va mucho más allá que un simple, Boker Tov, Shavua Tov, El Talmud en Julin 49ª, dice que cuando Hashem le dijo a Abraham «quien te bendiga bendeciré (Bereshit 12:3)» no fue solo a Abraham Avinu sino a todos sus descendientes se aplica lo mismo.
Rav Yejezkel Levinstein explicaba la grandeza de los saludos que a cambio de unas palabras, de desearle el bien a alguien, Hashem te bendice.
Cada saludo es una bendición que le deseas a la otra persona, sea Shalom, le estás diciendo que la paz este con él, que este bien, tranquilo sin problemas, Shalom, también significa que Hashem este con él, así con todos los saludos, Shavua Tov, es bendecirlo con una buen semana, y es una belleza ver que el judaísmo tiene un buen augurio para cada momento, Shalom Aleijem, Shavua Tov, Sana Tova entre otras.
Rab Yaakov Sarna hacia el final de su vida estaba muy débil y enfermo, un día de Shabat estaba llegando a la Sinagoga para decir Arvit de la salida de Shabat, cuando alguien que lo acompañaba le dice que ya están saliendo del minian, para que apurarse en subir las escaleras, a lo que él le respondió, rezar con minian es una mitzva de Rabanan, desearle a los alumnos Shavua Tov, una buena semana, es una mitzva de la Tora de bendecir a un judío como le fue dicho a Abraham Avinu.
Por lo que cada vez que saludas a alguien con Boker tov, Shavua Tov, no dejes solo escapar las palabras de tu boca, sino se sincero y ten presente que estas deseándole un buen día, una buena semana.



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