(1908 - 2005) |
En 1950, el famoso, e infatigabñle, «cazanazis» Simón Wiesenthal y su organización recibieron la noticia de que un ciudadano europeo “refugiado” en Argentina podría ser un jerarca nazi huido y pusieron todo el aparato investigador en marcha. Un amigo le hizo saber a través de una carta, fechada en 1952: «He visto a ese cerdo miserable, vive en las cercanías de Buenos Aires y trabaja en la central de abastecimiento de aguas». Pasaron unos años hasta que una nueva pista hizo saltar las luces de alarma. Corría el año 1954. Nicolás hijo del “presunto” jerarca nazi había cometido una imprudencia al comentar a una amiga suya que su padre había sido uno de los artífices de la «solución final» y que a punto estuvo de conseguir que fuera un éxito. La chica, que era hija de madre alemana y de padre judío, empezó a investigar, junto a su padre y por su cuenta, recorriendo diversas hemerotecas repasando las noticias sobre los juicios de Nüremberg. Al concluir sus pesquisas se puso en contacto con la organización de Wiesenthal. Que a su vez informó al gobierno israelí y a su servicio de inteligencia y espionaje exterior, el MOSSAD.
Ricardo Klement desde que llegó a Argentina ejerció diversos trabajos y oficios. Siempre trabajó en el área de Buenos Aires desempeñando muy diversos puestos, desde capataz, leñador, hasta criador de conejos, finalmente logró traer a toda su familia. En el momento de su detención por parte del Mossad, desempeñaba como operario cualificado en la fábrica de Mercedes Benz Argentina situada en la localidad de González Catán, provincia de Buenos Aires.
Cuando se reúne con su familia pasa a residir en un pequeño departamento en la localidad de Virreyes (partido de San Fernando) en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, específicamente vivía en una calle arrabalera llamada Garibaldi.
En 1954, Wiesenthal consigue localizar e identificar positivamente en Buenos Aires al destacado criminal nazi e informó de ello al Centro de Investigación del Holocausto Yad Vashem en Israel.
Informado, a su vez, el Primer Ministro del Estado de Israel, David Ben Gurión, de la localización del mayor asesino de judíos que dio la II Guerra Mundial, ordena a Isser Harel, jefe del servicio de espionaje exterior, MOSSAD, que inicie los preparativos para la operación que ha de «traer a cualquier precio», según sus propias palabras, a Adolf Eichman a Israel para ser juzgado por los horrendos crímenes cometidos contra el pueblo judío.
La identificación positiva de “Ricardo Klement / Adolf Eichman” es realizada por una serie de fotografías comparativas tomadas furtivamente, en que se lo reconoce por su particular morfología de la oreja izquierda (las fotografías de Eichmann en su período nazi eran casi todas del lado izquierdo) y se prepara un plan para capturarlo y llevarlo a Israel, encargo hecho por el primer ministro David Ben Gurion con la información recibida a través de Simon Wiesenthal.
Eichmann, el hombre que planificó la deportación y muerte en masa de judíos en Europa, fue secuestrado en 1960 en las afueras de la capital argentina, trasladado clandestinamente a Israel y finalmente sentenciado a muerte en 1961 y ejecutado en 1962, tras la celebración de un juicio trasmitido por televisión. Gracias a ello y ese mismo año, Wiesenthal reabrió su Centro de Documentación Judía con el apoyo de donaciones de todo el mundo. Continuó, pues, trabajando en otros casos. Entre sus mejores logros estuvo la identificación y captura de Karl Silberbauer, el oficial de la Gestapo responsable del arresto de Ana Frank, que fue descubierto en 1963 cuando trabajaba como inspector de policía en Viena.
La confesión de Silberbauer ayudó a desacreditar las voces de la historia revisionista en relación a que «El Diario de Ana Frank» era una farsa.
Durante este periodo Wiesenthal también localizó nueve de los dieciséis nazis juzgados en la Alemania Occidental por el asesinato de la población judía de Leópolis, la ciudad natal de Wiesenthal; el austriaco Franz Stangl, comandante de los campos de concentración de Treblinka y Sobibor, fue capturado en 1967 en Brasil gracias a su investigación, y el alemán Josef Schwammberger, comandante del gueto de Przemysl, fue detenido en 1987 en Argentina.
Solamente se le escapó en Brasil, el escurridizo “Ángel de la Muerte” el sádico asesino, Dr. Joseph Mengele.
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