lunes, 31 de enero de 2011

Qué esconde el boicot contra Israel


30.01.2011 |  BERNARD-HENRI LÉVY  |   | Fuente: El País de España

La hábilmente orquestada campaña «Boicot, Desinversión, Sanciones» (BDS) emprendida contra el Estado israelí, es falaz, belicosa y antidemocrática y contraviene las leyes del Derecho Internacional.


Ya que hay que poner los puntos sobre las íes, ¡pongámoslos!

Evidentemente, nunca he presionado a nadie para cancelar el mitin en apoyo a los partidarios del boicot contra Israel convocado en la Escuela Normal Superior y al que estaba previsto que asistieran Leila Shahid y Stéphane Hessel, entre otros.

Hubiera sido absurdo, pues, dado que, tanto por temperamento como por convicción, creo en la fuerza de las ideas y, aún más, en la de la verdad, en esta clase de circunstancias siempre soy partidario del debate, del choque de opiniones e incluso del enfrentamiento de convicciones, pero no de la censura.

Y el hecho es que, por el contrario, en esta ocasión particular, es decir, en el caso de esta campaña BDS («Boicot, Desinversión, Sanciones») que iba a ser el eje del mitin de la Escuela Normal, me habría gustado poder dirigirme a los interlocutores de buena fe para presentarles textos, hechos y, en el fondo, evidencias que, según parece, han pasado por alto y prueban que estamos ante una campaña hábilmente orquestada, pero falaz, belicosa, antidemocrática y, para no callarme nada, completamente infame.

¿Por qué?

Primero, porque se boicotea a los regímenes totalitarios, no a las democracias. Se puede boicotear a Sudán, culpable de haber exterminado a una parte de la población de Darfur. Se puede boicotear a China, culpable de violaciones masivas de los derechos humanos en el Tíbet y en otros lugares. Se puede y se debería boicotear al Irán de Sakineh y Jafar Panahi, cuyos dirigentes hacen oídos sordos al lenguaje del sentido común y el compromiso. Incluso podríamos imaginar, como antaño con la Argentina de los generales fascistas o la URSS de Breznev, un boicot contra ciertos regímenes árabes en los que la libre expresión de los ciudadanos está prohibida y, si hace falta, se reprime a sangre y fuego. Pero no se boicotea a la única sociedad de Oriente Próximo en la que los árabes leen una prensa libre, se manifiestan cuando lo desean, envían diputados al Parlamento y disfrutan de sus derechos civiles. No se boicotea, se piense lo que se piense de la política de su Gobierno, al único país de la región -y más allá de la región, a uno de los países del mundo, por desgracia no tan numerosos- en el que los electores tienen el poder de sancionar, reorientar o derribar al mencionado Gobierno. De tal modo que presentar como fuente de su "principal indignación" el funcionamiento de una democracia que, como todas las democracias, es por definición imperfecta pero perfectible (y, en cambio, no decir ni una palabra sobre los millones de víctimas de las guerras olvidadas de África, sobre la caza de cristianos en Oriente o, no hace tanto, sobre la masacre de los musulmanes de Bosnia) es, en el peor de los casos, indigno, y en el mejor, profundamente estúpido.

Segundo, porque en realidad esta campaña de boicot pasa olímpicamente de las posiciones del Gobierno del señor "X" o de la señora "Y". No sabe nada, ni quiere saberlo, sobre lo que piensan los ciudadanos israelíes -por ejemplo, acerca de la reanudación de los asentamientos en Cisjordania-. Le importan un bledo las exigencias, parámetros y condiciones reales de la paz entre los ciudadanos en cuestión y sus vecinos palestinos. Y estos últimos, sus aspiraciones, sus intereses, sus posibles esperanzas y la manera en que el régimen de Hamás dio al traste con ellas en Gaza, le traen completamente al fresco -y tampoco dice nunca nada al respecto. No. Esta campaña de boicot, digan lo que digan sus promotores o sus tontos útiles, solo tiene un objetivo real, asumido y bien madurado, y es deslegitimar a Israel como tal. Es lo que quiere decir, implícitamente, la comparación con la Sudáfrica del apartheid. Es lo que quiere decir, explícitamente, la retórica antisionista que sirve de denominador común a todos los movimientos constitutivos de este BDS y que, si las palabras aún tienen sentido, significa que pretenden minar la idea que hoy, guste o no, cimienta la nación israelí. Y por eso esta campaña contraviene, en efecto, las formas, las reglas y las leyes del derecho internacional, y en Francia, también del nacional.

Y finalmente, en el centro de esta campaña, y en ciertos casos en su origen, hay gente de la que lo menos que se puede decir es que no se inspiran precisamente en los héroes de la Francia libre, ni en los redactores de la Carta Internacional de Derechos Humanos, ni en los partidarios de una paz justa entre los dos pueblos, el israelí y el palestino. Pongo a la disposición de todo aquel que lo desee las declaraciones de Omar Barghouti, uno de los iniciadores del movimiento, que afirmaba que su meta no son dos Estados, sino dos Palestinas. Las de Alí Abunimah -cofundador de Electronic Intifada y adversario, también él, de la solución de los dos Estados-, que no duda en comparar a Israel con la Alemania nazi y a algunos de sus filósofos con los editorialistas de Der Stürmer. Las de los dirigentes de Sabeel, un grupo de palestinos cristianos muy presente en América del Norte que, en su afán de dar un fundamento "teológico" a la idea de "inversión responsable", no teme reactivar, sutil pero inexorablemente, los estereotipos del judío asesino de Cristo. Por no hablar de las más que dudosas iniciativas que pretenden marcar las mercancías judías -perdón, israelíes- con autoadhesivos supuestamente infamantes y destinados a señalárselas al consumidor francés vigilante.

Todo esto es abrumador y, una vez más, incuestionable. Presentar como víctimas a los promotores de este discurso de odio dice mucho del estado de confusión intelectual y moral en el que se encuentra sumida esta Europa a la que queríamos creer curada de su peor pasado criminal.

Traducción: José Luis Sánchez-Silva.

Informa:  Iton Gadol News

sábado, 29 de enero de 2011

La Belleza del Saludo

¡Más allá de un saludo!

El Rebé de Bluzhever, Rab Israel Spiro, solía salir a caminar todas las mañanas y saludar a todas las personas que se encontraba, calurosamente y de corazón les deseaba “buenos días”. Pasaba siempre por un lugar donde se encontraba con un alemán llamado Muller que vivía en Polonia en esa época. Cada día el Rebé le decía:
-“Buenos días, Herr Muller”,
y Muller le respondía,
-“Buenos días, Herr Rabbiner.”
El Holocausto comenzó y el Rebé de Bluzhever fue llevado a Bergen – Belsen. Parado en la fila de la selección, vio que el hombre con el uniforme Nazi a la cabeza de la fila, le parecía familiar.
Cuando llego al frente de la fila, el Rebe dijo:
-“Buenos días, Herr Muller.”
-“Buenos días, Herr Rabbiner” escucho la respuesta, y Muller apunto a la derecha, el lado de la vida.
La Guemara (Berajot 17ª) nos cuenta que Raban Yojanan ben Zakai adelantaba el saludo a toda persona, incluso a un gentil en el mercado. Siguiendo los pasos de Rab Yojanan, El Rebe de Bluzhever salvo su vida.
Eso es lo que nos enseña el Pirkei Avot (4:15) “Heve Makdim BeShalom Kol Adam”, adelántale el saludo a las personas. Los padres deben dar el ejemplo para que sus hijos sigan esa educación.
La Guemara (Berajot 6b) aprende del versículo: “Bakesh Shalom Verodfehu” (“Busca la paz y persíguela”), que uno debe buscar ser siempre el primero en saludar. Verdaderamente no solo es una bonita acción, sino cuantos malos entendidos se evitarían.
La gente está esperando cada mañana para escuchar que le digamos “buenos días”, un saludo cordial.
El Talmud (Berajot 6b) va hasta el punto de llamar ladrón al que no responde al saludo del otro, lo llama ladrón incluso de los pobres, que aunque uno puedo pensar que no hay lo que robarles, dice el Talmud que si hay; el no devolverle el saludo, o el no desearle un buen día.
Un judío trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo, se cerró la puerta con el seguro y se quedo atrapado dentro del refrigerador, golpeo fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.
Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entro y lo rescato.
Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debe que se le ocurrió abrir esa puerta sino es parte de su rutina de trabajo El explico:
-“llevo trabajando en esa empresa treinta y cinco anos, cientos de trabajadores entran a la planta cada día. Este judío es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo hola, pero nunca escuche hasta mañana. Yo espero por ese hola, buenos días, y ese chao, hasta mañana cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, realice que debe estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busque y lo conseguí”.
Shamai nos enseña en el Pirkei Avot (1:15) lo importante que es recibir a cada persona amablemente, a lo que el Rambam y R.Yona explican que ese es el camino para encontrar favor y gracia a los ojos de las demás personas.
El Avot de Rebi Natan (33:4), dice que si le das el mejor regalo a alguien pero con una mala cara, no le has dado nada, pero si lo recibes con una cara alegre incluso que no le des nada le has dado el mejor regalo del mundo.
Sobre esto nos dice la Guemara (Ketubot 111b) “Tov Hamalbin Shinaim Lejabero Mi Mashkeo Jalab”, lo que se traduce como “mejor es el que le emblanquece los dientes al amigo que aquel que le da de tomar leche”, lo que nos quiere enseñar el Talmud con esto es que mas allá de lo que uno puede hacer con darle un vaso de leche a alguien que está hambriento, es el darle esa sonrisa que significa que te importa, que lo aprecias, no es que suplante el vaso para aquel que lo necesita, pero nos enseña que la necesidad emocional de sentirse querido es más fuerte que la sed.
Rab Israel Salanter solía decir que está prohibido ir con mala cara por la calle, uno está pasando por la prohibición de dejar un pozo en la vía pública (“Bor Bereshut Harabim”) el cual puede ocasionar un accidente, hay que entender que tu cara es parte de la vía pública, tu expresión puede hacer daño a otra persona y hay que recordar que los estados de ánimo son contagiosos.
La forma ideal de saludar y recibir a alguien nos las enseña el Rab Avigdor Miller z’l de la Mishna en Avot (1:15) que dice: “Heve Mekabel Et Kol Hadam Beseber Panim Yafot”, lo que vagamente se traduce como: ”recibe a toda persona con buena cara”, pero Rab Miller dice que cada una de las palabras usadas en esta Mishna nos enseña cómo debemos hacerlo, primero Panim (“cara”), no recibas ni saludes a nadie de espaldas, sino de frente cara a cara, Seber (“interés”) el interés en la persona se fija en la mirada, ver a quien vas a saludar con interés, con atención, y Yafot (“linda”), la forma de poner una cara linda es añadiéndole una sonrisa que embellece esa cara, esa es la forma correcta de recibir a toda persona, de saludar a la gente.
Para ponerlo en práctica debemos pensarlo, y practicarlo cada vez que llegas a casa.
La importancia del saludo la encontramos en el Talmud (Shabat 89ª) que dice que cuando Moshe subió a recibir la Tora, se encontró que Hashem le estaba poniendo las coronitas a las respectivas letras, y por no molestar no saludo a Hashem, y lo reprimió: ”¿No acostumbran en tu ciudad a saludar con la paz?”
Hay que entender que el saludo de «buenos días» a parte de ser placentero, transmite un mensaje adicional, eres importante para mí y estoy contento de verte.
Rab Moshe Rosestein, el Mashgiaj (Guía espiritual) de la Yeshiva de Lomza, recuenta su primer día en la famosa Yeshiva de Kelm, no conocía a nadie estaba parado incomodo en el pasillo frente al Bet Midrash (“salón de estudio”), con miedo y apenado a entrar. De repente se abre la puerta y sale un estudiante que se le acerca con una sonrisa y el da la mano, le da la bienvenida y le da un Shalom Aleijem de corazón, “¿como estas mi amigo? ¡Estamos tan contentos que viniste! Por favor acompañe, come algo, seguro tienes hambre”. De repente sale otro joven y lo saluda con el mismo efusivo calor invitándolo a comer algo y descansar. R. Moshe estaba sorprendido de la coincidencia de encontrarse con dos personas que parecía que lo conocían de antes.
Fue unos días después que realizo que en Kelm, la obligación de recibir a cada persona con alegría, no era solo una idea sino una forma de vivir.
El saludo va mucho más allá que un simple, Boker Tov, Shavua Tov, El Talmud en Julin 49ª, dice que cuando Hashem le dijo a Abraham «quien te bendiga bendeciré (Bereshit 12:3)» no fue solo a Abraham Avinu sino a todos sus descendientes se aplica lo mismo.
Rav Yejezkel Levinstein explicaba la grandeza de los saludos que a cambio de unas palabras, de desearle el bien a alguien, Hashem te bendice.
Cada saludo es una bendición que le deseas a la otra persona, sea Shalom, le estás diciendo que la paz este con él, que este bien, tranquilo sin problemas, Shalom, también significa que Hashem este con él, así con todos los saludos, Shavua Tov, es bendecirlo con una buen semana, y es una belleza ver que el judaísmo tiene un buen augurio para cada momento, Shalom Aleijem, Shavua Tov, Sana Tova entre otras.
Rab Yaakov Sarna hacia el final de su vida estaba muy débil y enfermo, un día de Shabat estaba llegando a la Sinagoga para decir Arvit de la salida de Shabat, cuando alguien que lo acompañaba le dice que ya están saliendo del minian, para que apurarse en subir las escaleras, a lo que él le respondió, rezar con minian es una mitzva de Rabanan, desearle a los alumnos Shavua Tov, una buena semana, es una mitzva de la Tora de bendecir a un judío como le fue dicho a Abraham Avinu.
Por lo que cada vez que saludas a alguien con Boker tov, Shavua Tov, no dejes solo escapar las palabras de tu boca, sino se sincero y ten presente que estas deseándole un buen día, una buena semana.



jueves, 27 de enero de 2011

Así empezó todo: El guetto de Varsovia.


Varsovia está ubicada en el centro de Polonia, es la ciudad de mayores dimensiones y su capital. Durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, los alemanes la ocuparon al igual que el resto del país, pero Varsovia fue el lugar elegido para el gueto principal.

En el artículo referido al Holocausto, hemos hecho referencia a los guetos, lugares separados del resto de la población donde se enviaba a vivir a los judíos en condiciones infrahumanas. En este gueto ingresaron 400.000 personas y sobrevivieron 50.000. El resto de los judíos polacos, aproximadamente 2.500.000, se alojaron en otros guetos.

El gueto de Varsovia se inauguró el 16 de octubre de 1940 y exactamente un mes más tarde, quedó ese territorio aislado del resto de la comunidad polaca y del mundo, por un cerco de púas. Más tarde un muro de 3 metros de alto circunscribió el horror en un trayecto que abarcaba un recorrido de 18 km. El responsable de la construcción y administración del gueto era Hans Frank, designado por el estado alemán de ocupación como Gobernador General en Polonia.

El judenrat, entidad judía creada por los propios alemanes, debía participar en el sostenimiento, organización y funcionamiento del gueto, ayudando en la entrega de comida, y pronto adquirió el rango de gobierno local. Estas entidades de enlace entre los judíos y los alemanes eran concejos de ancianos, creados en torno a un líder comunitario, que facilitaban a los alemanes la administración de los guetos, ya que ellos además, comunicaban a la comunidad alojada allí las órdenes de los líderes nazis y estaban obligados a mantener el orden. En el Gueto de Varsovia el elegido para esta función como presidente del consejo, que contaba con 24 miembros. Fue Adam Czerniaków, un ingeniero químico que había participado en la función pública polaca. Gracias al judenrat funcionaban escuelas, prensa, oficios religiosos, bandas de música, guarderías, hospitales, que intentaban poner un poco de cordura a una situación humillante y que privaba a las personas de los más elementos derechos que hacen a la dignidad humana. Estas manifestaciones algunas veces podían hacerse sin restricciones, si eran organizados por los judenrat, pero en otros casos se hacían en forma clandestina. La entrada de alimentos era muchas veces ingresada a los guetos a escondidas sobre todo al principio, pero luego la vigilancia se hizo más estricta y los soldado alemanes abrían fuego cuando veían algún movimiento sospechoso. El hacinamiento, las enfermedades como la fiebre tifoidea, las raciones alimentarias insuficientes, hacían necesaria la presencia de una vida cultural, que aunque precaria les recordara que aún eran personas. La documentación de estas actividades fue obra de los propios internos del gueto, que los escondieron de los alemanes, y sirvió para que las generaciones futuras conocieran lo que había sucedido.

La etapa de aislamiento en los guetos era la primera fase del macabro plan de Hitler. Cuando se puso en marcha “ la solución final al problema judío”, surgieron los campos de exterminio. Treblinka, una pequeña aldea al noroeste de Polonia, funcionó como máquina de matar a partir de julio de 1942 y hasta octubre de 1943. Allí fueron deportados los judíos del gueto de Varsovia. Hubo también otros dos campos de exterminio en Varsovia: Sobibor y Velsec.

Fueron los propios judíos, encargados de la administración del gueto, los judenrat, quienes debieron organizar a las personas alojadas allí para abandonar el gueto y prepararlas para dirigirse hacia el este. Día tras día, a partir del 23 de julio, 6.000 judíos eran llevados, a partir de las 16 hs. hacia las vías del tren que los conduciría hasta su destino fatal, aunque ellos aún lo desconocían. Se exceptuaban los integrantes del Judenrat, el personal sanitario, los empleados de fábricas alemanas, y la policía local.

Czerniaków intentó pactar con los alemanes para lograr más exenciones. No logró salvar a los niños del orfanato pero sí a los alumnos que concurrían a la escuela de oficios y a las mujeres trabajadoras, lo que le dio la idea de conseguir más puestos de trabajo para ellas. La tarea era agotadora y el tiempo nulo. Abrumado por la situación esa misma noche se suicidó. Fue reemplazado por Marek Lichtenbaum, que no vaciló en cumplir sin protestar las imposiciones alemanas.

El gueto de Varsovia siguió funcionando pero con otras características, las de un campo de concentración. Ahora era mucho menos numeroso, sólo quedaron 55.000 personas, pues la mayoría había sido deportada a Treblinka.

Al principio no se sabía hacia donde eran conducidos, pero con el correr del tiempo las dudas crecieron y originaron un sentimiento de rebelión, comenzando a gestarse la resistencia, que había logrado reunir armamentos, ingresándolos de modo clandestino. Así se formaron dos organizaciones de lucha de aproximadamente 300 integrantes cada una.
La segunda etapa de deportaciones sucedió el 9 de enero de 1943, luego de que Himmler, comandante de las SS visitara el gueto, y diera esa orden. La resistencia estalló el 18 de enero, con buen resultado ya que lograron detener las deportaciones, que alcanzaron a durar cuatro días. Transitoriamente el mando del gueto quedó a cargo de los sublevados, quienes ejecutaron a los judíos que habían colaborado con los nazis.

Cuando el día 19 de abril, los alemanes entraron a retomar el control del gueto, los judíos los estaban esperando escondidos, en túneles subterráneos, y armados, así logaron poner en retirada a los más de dos mil soldados nazis. Los nazis disgustados quemaron el gueto. El 16 de mayo ya no quedaba nada de él, ni siquiera la sinagoga que estaba fuera del gueto, que fue destruida por los alemanes. Era lógico que esto sucediera. Ya había sido milagroso poder haber vencido en un principio a una poderosa organización asesina, por parte de un grupo de personas sin entrenamiento militar, con hambre y tantas privaciones. Fue más bien un acto de desesperación, un intento de supervivencia, cuando comprendieron que todo estaba perdido.

Wladyslaw Szpilman, escribió sus memorias sobre los días que vivió en el gueto. Era un famoso pianista que debió soportar el cautiverio pero que finalmente recibió la ayuda de un alemán que le salvó la vida. Su historia fue llevada al cine por Roman Polanski, bajo el título “El pianista”.

En 1939 los Nazis invaden Polonia, para octubre de 1940 confinan a 400.000 judíos polacos en un área de menos de 6 Kilómetros cuadrados en la capital de Polonia, Varsovia donde normalmente vivían unos 160.000 polacos. El área es rodeada por un muro de 4 metros. Los que se atrevieran a salir morirían.
Seguro que algunos pensaban que esa era una forma mas rápida de morir que quedarse dentro del Ghetto, donde morían entre 300 y 400 personas al día por falta de comida (el ingreso de comida permitido por los alemanes era mínimo) y cuidados médicos. 

Para Julio de 1942 cuando se comenzó a sacar a los Judíos del Ghetto para enviarlos principalmente a Treblinka, 80.000 habían muerto. En Septiembre de ese año solo quedaban 60.000 judíos en el Ghetto.

Primera Victoria

En Enero de 1943 Himmler dio órdenes de que para el 15 De Febrero ya no debían quedar más judíos en el Ghetto.

Los judíos sabían que el traslado significaba la muerte, debían resistir. Ahora ya casi no quedaban ancianos o niños, a los que tanto se protegía de las temidas represalias nazis, fuerte razón para no comenzar combates. 

En esas fechas Mordecai Anielewicz llegó al Ghetto, Anielewicz pertenecía al ya disuelto grupo de resistencia juvenil anti-fascista polaco, y se encontró con que solo quedaban 60.000 judíos (según algunas fuentes un poco mas de la mitad de esta cifra) entre ellos dos pequeños grupos de resistencia, el Zydowska Organizacja Bojowa (Organización de Combate Judía) que se había armado mayoritariamente de armas cortas y grandas gracias al Armia Krajowa y al mercado negro. El ZOB estaba formado por unos 600 hombres divididos en 22 grupos de unos 20 a 30 hombres cada uno. Y al Zydowski Zwiazek Wojskowy (Unión de Combate Judía).

El 18 de enero los alemanes comenzaron a reunir a los polacos para hacer los últimos viajes y eliminar a todos los residentes del Ghetto. Algunos miembros del ZOB liderados por Anielewicz se infiltraron armados en una de las columnas que iban en dirección a los trenes. Otros miembros se subieron a las azoteas en la intersección de las calles Niska y Zamenhoff. Cuando la columna llegó a la intersección y después de oír una señal, los miembros del ZOB en la calle rompieron filas y comenzaron a atacar a sus guardias alemanes al mismo tiempo que lo hacían los de las azoteas. El resto de los judíos se dispersó y escapo de la deportación, la mayoría de los hombres de Anielewicz murieron en la calle, se desataron dos o tres batallas abiertas en otras calles, pero se vio que los enfrentamientos abiertos no daban resultado, los judíos se escondieron en azoteas y sótanos, escapando así de la deportación, en cuatro días los alemanes detuvieron la operación.

Después de las acciones de enero se detuvieron significativamente las ejecuciones ya que los alemanes tenían miedo de entrar a los sótanos, se levantó el toque de queda ya que los alemanes también tenían miedo de estar dentro del Ghetto por la noche. Los judíos prácticamente tenían el control. El ZOB comenzó a implantar la ley y a ejecutar a informantes y delatores. Se hicieron colectas con del poco dinero que quedaba en el Ghetto y cosas de valor para poder conseguir mas armas en el mercado negro. Comenzaron a hacerse Molotov, entrenarse y prepararse, cada insurgente tenía una pistola y granadas o Molotovs, pero solo había menos de 20 fusiles en todo el Ghetto Y tan solo una ametralladora.

Aquellos que no combatían preparaban los refugios anti aéreos creados por los alemanes para usarlos como Bunkers, creando pasajes subterráneos para unirlos. No había planes para escapar del Ghetto, era resistir o morir.


El Alzamiento

El 18 de Abril el SS-Brigadefuhrer Jürgen Stroop fue nombrado comandante de la guarnición de Varsovia. Stroop había participado en la primera guerra mundial y dirigido un regimiento en la División “Totenkopf”, luego había servido en el Sipo y el SD. El 19de Abril tomó el mando de las fuerzas de Varsovia reemplazando al Dr Ferdinand von Sammern-Frankenegg. 

El 19 de Abril comenzaron las deportaciones masivas nuevamente y estalló el alzamiento. Cuando los alemanes comenzaron a entrar en el Ghetto se encontraron con una feroz resistencia desde ventanas y azoteas desde donde llovían improvisadas granadas y Molotovs.

Algunas unidades del AK intentaron abrir agujeros en las paredes del Ghetto usando minas anti-tanque desde afuera, pero los alemanes lograron impedírselo. Los ataques del AK afuera del Ghetto continuarían hasta el 23 de ese mes. Los polacos eliminaron varios soldados alemanes e incendiaron dos tanques el primer día. Los alemanes no pudieron vencer la resistencia a la que se enfrentaban. El ZOB resistió y las tropas del ZZW tuvieron que retirarse a la plaza Muranowski en los primeros dos días, donde pudieron crear una fuerte defensa.

Para el tercer día Stroop ordenó que se incendiaran las casas, y así se hizo. La lucha abierta del ZOB casi había terminado. Los judíos viendo su ventaja estratégica eliminada tuvieron que crear una guerra de guerrillas. En los siguientes días se hicieron varios ataques por parte de los judíos, se tacaban columnas con minas y camiones de transporte.

Para el 24 solo se atacaba por la noche y la mayor parte del tiempo estaban escondidos en los bunkers, los alemanes comenzaron a incendiarlos y algunos fueron enterrados vivos.

En esas fechas un comandante de una de las unidades del ZZW envió un mensaje al AK informando que estaba mal herido y que necesitaban armas y municiones. El 27 Henryk Iwański miembro del AK, tomó al “Państwowy Korpus Bezpieczeństwa” (Cuerpo de Seguridad) que consistía de 18 combatientes  y entró al Ghetto por un túnel para apoyar a los combatientes judíos. Entre los combatientes estaba su hermano Wacław y su hijo Roman, traían armas y municiones. Cuando llegaron decidieron quedarse para combatir junto a los miembros del ZZW en la plaza Muranowski. Wacław murió en el combate, Henryk y su hijo fueron gravemente heridos, su hijo letalmente, su otro hijo Zbigniew moriría el 3 de Mayo escoltando a un grupo de judíos fuera del Ghetto. Henryk logró salir y volvió por lo menos una ves a llevar municiones y suministros.

En esos días Stroop escribió “Los judíos se quedaban en los edificios en llamas hasta que por miedo a morir quemados saltaban desde las ventanas. Con los huesos rotos trataban de arrastrarse por la calle hasta algún edificio que no había sido alcanzado por las llamas. A pesar del peligro de morir quemados, los judíos y bandidos prefieren retornar a las llamas que ser capturados por nosotros.”
El 29 de Abril los alemanes lograron aplastar la resistencia en la plaza Muranowski. Los alemanes continuaron eliminando los Bunkers sistemáticamente, usando grandas de humo, gases lacrimógenos e incluso gas venenoso según algunas declaraciones. Muchas veces los judíos salían de los Bunkers abriendo fuego y lanzando granadas.

Principio del formulario
El 8 de Mayo los alemanes llegaron al 18 de la calle Mila, donde se encontraba el cuartel general del ZOB, lograron capturar el Bunker luego de tres días de combate, Anielewicz murió en la batalla, así como gran parte de su estado mayor, muchos cometieron suicidio y otros escaparon por las cloacas.

Para el 16 Stroop dio como finalizado el alzamiento.

Las bajas judías van desde 13.000 a 7.000, las cifras que dio Stroop sobre las bajas alemanas son de 16 muertos y 86 heridos, los polacos sostienen que eliminaron a más de 100 y cerca de 1000 fueron heridos.


FUENTES:
www.historyplace.com
www.jewishvirtuallibrary.org
www.ushmm.org
www.socialismtoday.org
www.holocaustresearchproject.org
www.wikipedia.org

Final del formulario

EN ESTE POST NO SE VAN A INCLUIR IMAGENES QUE DEN MAS VERGÜENZA Y ESCARNIO A LA CRUELDAD HUMANA. YA LAS HEMOS VISTO TODAS, NO HACE FALTA REPETIRLAS.