En 160 a. EC., el rey seléucida Demetrio I, ordenó de nuevo a su general Báquides quien al mando de un ejército de 20.000 infantes y 2.000 jinetes partió destino a Judea con la intención de reconquistar el territorio que los macabeos habían ganado en la lucha contra su Imperio después de todas las derrotas sufridas anteriormente por los generales Sorón, Lisias, Gorgías, Ptolomeo, Nicanor y él mismo.
El ejército a su mando marchó rápidamente hacia Judea inflingiendo una grave derrota a los rebeldes en la Galilea masacrando a parte de la población civil. Posteriormente se dirigió hacia Jerusalén con el fin de capturar a Judas el Macabeo líder militar de las tropas patrióticas rebeldes. Al llegar frente a la ciudad la puso en estado de sitio.
Según Macabeos I, coincidiendo a su vez con Josefo, la ciudad estaba defendida por unos 3.000 hombres que se aterrorizaron ante el numeroso contingente invasor y muchos de ellos optaron por emprender la huída siendo exterminados conforme se iban acercando a las posiciones de las falanges sirio-macedonias.
A Judas le quedaron únicamente de 800 a 1.000 soldados con los que, después de arengarles como en ocasiones anteriores, les animó para entablar singular combate contra el enemigo de su pueblo, saliendo de Jerusalén y presentando batalla, a campo abierto, en los áridos alrededores de la ciudad.
A sabiendas de la diferencia numérica de ambos ejércitos Judas ordenó el ataque de su infantería (1) sobre las falanges sirias que se desplegaban lentamente hacia el centro del campo de batalla en lugar de ordenar que se atacara el flanco derecho donde Báquides estaba junto a un escuadrón de caballería que al ver la maniobra del Macabeo hizo un amago de huída hacía las colinas de alrededor de la ciudad. En ese momento Judas ordenó a un destacamento de caballería que le siguiese y saliese junto a él en persecución de los que huían dividiendo de esa forma las pocas fuerzas de las que disponía.
En ese momento el ala izquierda de la caballería siria ataco ferozmente a las pocas fuerzas que, mal equipadas y entrenadas para hacer frente las falanges sirias, habían quedado en el centro de la batalla ganando la retaguardia de los judíos lo que convirtió la persecución que habían emprendido hacia el escuadrón sirio en una emboscada en toda su magnitud y sin remisión pues el grueso de las fuerzas judías había sido diezmado. Judas murió valientemente en combate siendo su cuerpo retirado velozmente con el fin de que los sirios no se hicieran con él.
Después de esta batalla, Demetrio I reafirmó su autoridad temporal en Judea pero pronto los hermanos de Judas, Jonatán primero y Simón al asesinato de este, se pusieron al mando de las tropas nacionalistas hebreas y continuaron la lucha armada contra el Imperio Sirio-macedónico de los seléucidas.
Notas:
(1) Betzalel Bar Kochva, historiador israelí, sostiene que si los Judíos hubieran tenido el mismo contingente de tropas, en su numero, y Judas no hubiera caído en el engaño de la fingida huída de Báquides la suerte de la batalla se hubiera decantado de nuevo a favor de los judíos argumentando que era una empresa susceptibnle de cualquier militar de la época sin embargo obvia que las tropas macabeas estaban mal equipadas y preparadas para hacer frente al orden de combate de las falanges macedonias.
(*) Elasá se encontraba en las proximidades de la actual ciudad de Ramallah.
Fuentes:
- Macabeos I
- Flavio Josefo
- Talmud de Babilonia
- Bar Bezalel-Kochva El ejército seléucida Cambridge University Press, 1976.
- http://www.au.af.mil/au/awc/awcgate/gabrmetz/gabr0010.htm (para el combate de entrenamiento falange)
- http://www.au.af.mil/au/awc/awcgate/gabrmetz/gabr000c.htm (incapacidad de una falange a seguir)
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