jueves, 28 de octubre de 2010

LA SABIDURÍA DEL REY SHLOMO de נשמה כשר

Tres mercaderes judíos estaban en su viaje juntos cuando Shabat llegó. Ellos decidieron enterrar su dinero en un cierto lugar, descansar hasta después de Shabat, desenterrarlo, y continuar su camino.
En la oscuridad de la noche, mientras sus compañeros dormían, uno de ellos se aproximó al lugar del escondite sigilosamente, desenterró el dinero, y lo ocultó en otra parte.
Buscando su dinero después de Shabat, los mercaderes se dieron cuenta de que él había desaparecido. Dado que nadie más sabía del lugar secreto de escondite, uno de ellos debía haber robado el tesoro. ¿Pero cuál? Cada uno acusó al vecino, diciendo, "¡Sois el ladrón!"

Incapaces para determinar cuál de ellos era culpable, decidieron viajar a Ierushalaim para someter el caso a Shlomó.
Shlomó escuchó cuidadosamente su narración y les ordenó retornar al día siguiente. Cuando ellos retornaron a la corte, el rey declaró, "Yo sé que vosotros sois astutos mercaderes. Antes de juzgar vuestro caso, deseo oír vuestra opinión sobre un problema diferente que me fue presentado."

Los tres escucharon atentamente mientras Shlomó relataba el siguiente incidente: "Un muchacho y una muchacha crecieron en la misma vecindad y se prometieron mutuamente no desposar a nadie sin el consentimiento del otro. Más tarde, ellos se mudaron y se perdieron de vista uno al otro. Cuando la muchacha llego a una edad casadera, se comprometió con un hombre joven en su nueva ciudad. No obstante, ella no se había olvidado de su promesa de la infancia. Cuando el tiempo de la boda se acercó, vendió sus pertenencias personales a fin de recaudar efectivo y salió en un largo viaje a su ciudad natal para buscar a su anterior vecino. Ella viajó a su ciudad, lo encontró, y explicó que era la novia de algún otro. Solicitó que él la liberara y en cambio aceptara el dinero que ella había recaudado.
"El hombre joven apreció las penas que ella había sobrellevado para ser leal a su promesa. A pesar de que lo encontró difícil, le dijo que estaba libre para casarse con su novio. El declinó el dinero que ella le ofreció, y ella partió en paz.
"El solitario viaje de retorno fue tan peligroso para la joven muchacha lo mismo que había sido su viaje fuera del hogar. Al viajar por una vecindad desierta, un anciano se arrojó sobre ella desde detrás de un arbusto, le robó su dinero, y amenazó que la maltrataría para su propio placer.

Por favor escuchadme,' le suplicó la muchacha, 'vos sois un anciano; ¿por qué os acarrearíais esta pavorosa culpa poco antes de ser convocado ante el Juez Eterno? Tomad mi dinero, pero permitidme retornar a mi novio sin sufrir abuso.' Ella le relató su historia, y concluyó, "Mi amigo de la infancia ciertamente tuvo más dificultad en liberarme que la que vos tenéis; él es joven, y alegaba un derecho hacia mí. Vos, un anciano, deberíais aprender de él a controlaros vos mismo.'
"El ladrón fue conmovido por su narración. No le hizo daño y restituyó su dinero".
"Ahora," concluyó Shlomó, "un poderoso rey me ha planteado la siguiente pregunta: ¿Quién es el verdadero héroe de la historia - la muchacha, el hombre joven, o el ladrón? Deseo oír vuestro parecer sobre la materia."

"La muchacha es extraordinaria," replicó el primer mercader.
"¡Imaginaos, emprender un largo y peligroso viaje sólo para cumplir su promesa!"
"Yo admiro al hombre joven," observó el segundo. "El actuó noble y desinteresadamente."
"La acción del ladrón es de lo más sorprendente," comentó el tercer mercader. "Después de tener en su posesión a ambos la muchacha y el dinero, ¡él no sólo liberó a la muchacha sino incluso retornó el dinero!"

"¡Aprendedlo!" gritó Shlomó. "Todo lo que él piensa es dinero. Aún escuchando este relato, en su corazón él deseó el dinero de la muchacha. Cuando tuvo una oportunidad de tomar dinero para sí, ¡él ciertamente lo hizo! ¡Arrestadlo y azotadlo!"
El mercader fue apresado, e inmediatamente confesó su culpa.
Shlomó fue competente en todas las ciencias, sobrepasando a sus antepasados.

martes, 26 de octubre de 2010

ELASÁ(*), LA ULTIMA BATALLA DE JUDAS MACABEO

En 160 a. EC., el rey seléucida Demetrio I, ordenó de nuevo a su general Báquides quien al mando de un ejército de 20.000 infantes y 2.000 jinetes partió destino a Judea con la intención de reconquistar el territorio que los macabeos habían ganado en la lucha contra su Imperio después de todas las derrotas sufridas anteriormente por los generales Sorón, Lisias, Gorgías, Ptolomeo, Nicanor y él mismo.
El ejército a su mando marchó rápidamente hacia Judea inflingiendo una grave derrota a los rebeldes en la Galilea masacrando a parte de la población civil. Posteriormente se dirigió hacia Jerusalén con el fin de capturar a Judas el Macabeo líder  militar de las tropas patrióticas rebeldes. Al llegar frente a la ciudad la puso en estado de sitio.
Según Macabeos I, coincidiendo a su vez con Josefo, la ciudad estaba defendida por unos 3.000 hombres que se aterrorizaron ante el numeroso contingente invasor y muchos de ellos optaron por emprender la huída siendo exterminados conforme se iban acercando a las posiciones de las falanges sirio-macedonias.
A Judas le quedaron únicamente de 800 a 1.000 soldados con los que, después de arengarles como en ocasiones anteriores, les animó para entablar singular combate contra el enemigo de su pueblo, saliendo de Jerusalén y presentando batalla, a campo abierto, en los áridos alrededores de la ciudad.
A sabiendas de la diferencia numérica de ambos ejércitos Judas ordenó el ataque de su infantería (1) sobre las falanges sirias que se desplegaban lentamente hacia el centro del campo de batalla en lugar de ordenar que se atacara el flanco derecho donde Báquides estaba junto a un escuadrón de caballería que al ver la maniobra del Macabeo hizo un amago de huída hacía las colinas de alrededor de la ciudad. En ese momento Judas ordenó a un destacamento de caballería que le siguiese y saliese junto a él en persecución de los que huían dividiendo de esa forma las pocas fuerzas de las que disponía.
En ese momento el ala izquierda de la caballería siria ataco ferozmente a las pocas fuerzas que, mal equipadas y entrenadas para hacer frente las falanges sirias,  habían quedado en el centro de la batalla ganando la retaguardia de los judíos lo que convirtió la persecución que habían emprendido hacia el escuadrón sirio en una emboscada en toda su magnitud y sin remisión pues el grueso de las fuerzas judías había sido diezmado. Judas murió valientemente en combate siendo su cuerpo retirado velozmente con el fin de que los sirios no se hicieran con él.
Después de esta batalla, Demetrio I reafirmó su autoridad temporal en Judea pero pronto los hermanos de Judas, Jonatán primero y Simón al asesinato de este, se pusieron al mando de las tropas nacionalistas hebreas y continuaron la lucha armada contra el Imperio Sirio-macedónico de los seléucidas.


Notas:

(1) Betzalel Bar Kochva, historiador israelí, sostiene que si los Judíos hubieran tenido el mismo contingente de tropas, en su numero, y Judas no hubiera caído en el engaño de la fingida huída de Báquides la suerte de la batalla se hubiera decantado de nuevo a favor de los judíos argumentando que era una empresa susceptibnle de cualquier militar de la época sin embargo obvia que las tropas macabeas estaban mal equipadas y preparadas para hacer frente al orden de combate de las falanges macedonias.

(*) Elasá se encontraba en las proximidades de la actual ciudad de Ramallah.


Fuentes:
  • Macabeos I
  • Flavio Josefo
  • Talmud de Babilonia
  • Bar Bezalel-Kochva El ejército seléucida Cambridge University Press, 1976.
  • http://www.au.af.mil/au/awc/awcgate/gabrmetz/gabr0010.htm (para el combate de entrenamiento falange)
  • http://www.au.af.mil/au/awc/awcgate/gabrmetz/gabr000c.htm (incapacidad de una falange a seguir)




EL TRATADO DE AMISTAD ENTRE JUDAS MACABEO Y EL SENADO ROMANO

El Tratado judeo-romano fue un acuerdo entre Judas el Macabeo y la República de Roma firmado en 161 a EC según el Libro I de Macabeos y “Las Antigüedades Judías” de Flavio Josefo.

CONTENIDO

El Tratado fue firmado durante la rebelión de los Macabeos contra el imperio greco-sirio del reino de la dinastía seleúcida. Durante este periodo el poder de Roma ante la influencia helenística iba en crecimiento. Roma había humillado recientemente al rey Antíoco IV Epífanes al obligarle a abandonar sus pretensiones sobre el Egipto ptolemáico y abandonar la lucha que sostenía con el Faraón bajo pena de invasión por parte de Roma ya que esta se abastecía del trigo producido por los egipcios. Anteriormente hizo lo propio con el padre de este rey, Antíoco III Magno al vencerle en la batalla de Magnesia y obligarle a satisfacer a Roma, según el tratado de paz de Apamea, con unas cantidades anuales de impuestos sobre la victoria.
Ante esta tesitura Judas envío una delegación hebrea al mando de Jasón, hijo de Eleazar, su sobrino, y a Eupolemo, hijo de Juan, hijo de Acco, para negociar dicho tratado de amistad y no agresión ante el Senado de la República romana. Después de arduos debates en el senado romano la propuesta de los judíos fue aceptada y se firmó dicho tratado.
En Macabeos I, el tratado va precedido de varios párrafos como introducción alabando, como era habitual en la época, el poder de Roma y su sistema único de gobierno hasta entonces conocido. Las cláusulas indicaban el compromiso de cada una de las partes en ayudarse mutuamente en caso de ser atacadas alguna de ellas. En el tratado también se daban garantías de que Roma impediría al rey Demetrio I atacar a los judíos. En Macabeos I, capítulo 8, 23-32, se lee:

«Salud a los romanos y al pueblo judío por mar y por tierra para siempre y que la espada y el enemigo estén siempre lejos de ellos. Si el pueblo de los romanos fuera el primero en ser atacado o lo fuese alguno de los aliados en todo su imperio, el pueblo de los judíos prestará auxilio, según las circunstancias lo dicten, con plena lealtad. Al enemigo no le dará ni suministrará trigo, armas, plata ni naves. Esta es la voluntad de los romanos, y guardarán este convenio sin compensación ninguna. Asimismo, si primero el pueblo de judío es atacado, los romanos le ayudarán lealmente según las circunstancias lo dicten, y al enemigo no le4 darán ni trigo, ni armas, ni plata, ni naves. Tal es la voluntad de los romanos. Conforme a estas condiciones se conciertan los romanos con el pueblo judío. Si después de este acuerdo  unos y otros quisieren añadir o quitar alguna cosa, podrán hacerlo a voluntad, y lo añadido o quitado será o dejará de ser valedero. Cuanto a los daños que les ha causado el rey Demetrio, ya hemos escrito a éste diciendo: ¿Por qué impones tan pesado yugo sobre nuestros amigos y socios los judíos? Si vuelven a quejársenos de ti, les haremos justicia, haciéndote la guerra por mar y por tierra».

Debido a que el tratado no se menciona en ninguna de las fuentes no judías, algunos estudiosos han dudado de que sea real. AN Sherwin-White sostuvo que se trataba de un fraude perpetrado para ensalzar la política de los Macabeos. Por otra parte, el erudito israelí, Dov Gera afirma su autenticidad ante la similitud de forma entre este tratado romano-judía y otros acuerdos similares firmados en la época.


Fuentes:
  • I Macabeos: Capítulo 8 versículos 23 a 32..
  • Flavio Josefo: Antigüedades de los Judios: Libro XII.
  • Gera, Dov. (1998). Judea in Mediterranean Politics 219-161 B.C.. Leiden: Brill.
  • Sherwin-White, AN (1984). Roman Foreign Policy in the East 168 BC to 1 AD. Londres: Duckworth.







13 DE ADAR “DÍA DE NICANOR”

Antíoco IV, Epífanes
Nicanor, general seleúcida durante los reinados de Antíoco IV Epífanes y Demetrio I Soter; hijo de Patroclo, se desconoce su fecha de nacimiento siendo la de su muerte el día anterior a la celebración de la Purim de 161 a EC. Ostentaba el rango de general de los ejércitos sirios estando en posesión, a su vez, del título sirio de “Amigo del Rey” (II Mac 8,9).

Después de la derrota de Serón por Judas Macabeo y su ejercito de liberación en la batalla de Bet Horón, Lisias, primer ministro sirio, convenció a Antíoco IV para que enviara a su mejor general y amigo, Nicanor, contra las tropas del Macabeo con las ordenes expresas de destruir Judea (I Mac 3:34). Otros dos generales más partieron hacia Judea para presentar combate a Judas el Macabeo (I Mac  3:38) Ptolomeo Dorímenes y Gorgias, ambos fueron derrotados por los hebreos en la batalla de Emaús (I Mac 3:57) en 166 a EC. Ptolomeo posiblemente murió en combate no así Gorgías que en su huída hacia Yannia localizó a una sección del ejercito israelita que habiendo desobedecido las ordenes de Judas le presento batalla (I Mac 5:58) los cuales fueron derrotados y exterminados por las tropas sirias.

En la batalla de Emaús existen varias contradicciones entre las versiones de los dos libros de los Macabeos por ejemplo mientras que se nombra a Nicanor (II Mac 8,9) en la siguiente frase “el tres veces maldito Nicanor” y sin embargo da a Gorgías como general jefe de las tropas sirias al cual tilda de “orgulloso arrogante que acompañado de un millar de liberados huyó de Yannia a Antioquia como si se tratara de un fugitivo esclavo” (II Mac 8:34 Cf.).

Fallecido Antíoco IV, le sucede su hijo de apenas 8 años de edad en el trono quedando como regente Lisias el cual continúa con las campañas contra Judas el Macabeo que hasta ese momento se ha mostrado como un magnifico e indestructible estratega. Lisias deja al general Báquides al mando de las tropas sirias que combaten en Judea pues el rey y el deben volver de inmediato a Antioquia al haber vuelto Demetrio y haber tomado el trono que, según él, le correspondía. Ambos, el rey Antíoco V y Lisias fueron derrotados y ejecutados (I Mac 7:2) por el nuevo rey seleúcida Demetrio I, Soter. Nicanor que había luchado a favor del nuevo rey obtuvo como recompensa el cargo de gobernador de Chipre  (II Mac 12:2), Báquides que también se posicionó a favor del nuevo rey fue nombrado gobernador de Judea. Demetrio para intentar congraciarse con el pueblo judío destituyo y mando ejecutar al Sumo Sacerdote nombrado por Antíoco IV, Menelao, sustituyéndolo por el saduceo Alcimo el cual era enemigo acérrimo de los fariseos y nada querido por los habitantes de Judea dado su carácter helenístico y antijudío.

Dado que Báquides, ya viejo, se veía incapaz de contener a las tropas nacionalistas hebreas al mando de Judas solicitó ayuda del nuevo rey el cual ordenó, de nuevo, a Nicanor que se desplazara con un numeroso contingente desde Chipre hasta Jerusalén ya que el rey pensó que el odio que sentía hacia todos los judíos haría ponerse de su parte a los helenistas y así, por medio de traiciones, vencer a Judas y llevarlo prisionero a Antioquía para su ejecución pública (II Mac 14:12 y I Mac 7:26). Para ello Nicanor fue nombrado nuevo gobernador de Judea.

De nuevo hay contradicciones entre los dos libros de los Macabeos  y las Antigüedades Judías de Flavio Josefo en lo que se refiere a la batalla de Capharshalama (“Pueblo de la Paz”) previa a la toma de posesión del cargo de gobernador de Judea por parte de Nicanor. Según los libros de Macabeos, Nicanor fracasó en su intento de encontrar a quienes traicionaran a Judas para prenderlo y llevarlo cautivo a la capital del reino y fue derrotado debiéndose  retirar y refugiar momentáneamente en el Templo de Jerusalén no sin antes insultar y amenazar a los sacerdotes del mismo si no le entregaban al Macabeo bajo pena de destrucción total del Templo y según Josefo (Ant. Jud., XII, 10, 5) Judas perdió la batalla, sin embargo en esta ocasión Flavio Josefo tuvo que confundir nombres y fechas pues hechos posteriores vienen a demostrar la victoria de Judas sobre los sirios si bien en un primer intento Simón Tasí, hermano de Judas, si fue derrotado (II Mac 17:17).

De Jerusalén pasó a Bet Horón con el fin de presentar batalla de nuevo contra Judas en la ciudad samaritana de Adasá (I Mac 7:39) a poco mas de 5 Km. de Jerusalén.

Decapitación de Caravaggio
El día 13 de adar un día antes de la celebración del “Día de Mardoqueo” (Fiesta de la Purim), ambos contendientes entablaron batalla siendo Nicanor el primero en caer en singular combate contra Judas el Macabeo el cual después de vencerlo le cortó la cabeza y su mano derecha con la que empuñaba la espada, entregó los despojos del cuerpo ya mutilado a las tropas para que lo acabaran de mutilar y dieran una lección a los supervivientes de la batalla de lo que les pasaría a todos los enemigos de Israel. Judas a su entrada en Jerusalén ordenó que se colgaran la cabeza y la mano derecha del mortal enemigo de su pueblo en la puerta de entrada al santuario del Templo, que recibió el nombre del general derrotado, y que a partir de ese momento se conociera a “este día de gran alegría” como “Día de Nicanor”.

Puerta de Nicanor
II Templo

EL MES DE ADAR I Y II


Adar (אֲדָר; del acadio adaru "granero", o bien "trilla"; y quizás también "nublado", en relación a las labores y al clima imperantes durante el mes), es el sexto mes del calendario hebreo moderno, que comienza con la Creación del mundo, y el duodécimo y último mes según el ordenamiento de los meses en la Biblia, que comienza por Nisán, en conmemoración de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto, y culmina precisamente el mes de Adar.

El nombre otorgado a Adar en la Biblia es simplemente "el duodécimo mes", siguiendo la numeración ordinal, al igual que el resto de los meses del año hebreo en la Torá; en tanto que su nombre actual, Adar, proviene de los nombres de los meses de la antigua Babilonia, provenientes del idioma acadio, de donde fueron adoptados por los judíos allí desterrados entre 586 a. EC. y 536 a. EC., luego de haber sido llevados al exilio por el rey Nabucodonosor II. Adar figura ya con su nuevo nombre babilónico, repetidas veces en el Libro de Ester: "Las órdenes del rey fueron ejecutadas en el mes doce, que es el mes de Adar" (Ester 9:1), así como en el libro de Esdras (Esdras 6:15).

Adar cuenta siempre con 29 días, y es el último mes del invierno (boreal), paralelo a los meses gregorianos de febrero y marzo, según el año. En año bisiesto o embolismal, cambia su nombre de Adar a Adar II (אדר ב, Adar Bet), pasando de duodécimo mes a décimotercero, y se intercala entre éste mes y el anterior de Shevat, un nuevo mes de 30 días: Adar I (אדר א, Adar Álef).

Su signo del Zodíaco es Piscis, ya que en este mes se multiplican los peces de ríos y mares. Es de notar que los signos del Zodíaco llevan por lo general nombres en singular, mientras que el signo del mes de Adar viene en plural: "Piscis", en alusión a los dos meses de Adar, Adar "A" y Adar "Bis", que caen en un año embolismal.

Principales festividades judías en Adar:

  • El 7 de Adar, día del nacimiento y fallecimiento de Moisés, de quien se dijo que "Le enterró en el valle, en el país de Moab, frente a Bet Peor. Nadie hasta hoy ha conocido su tumba" (Deuteronomio 34:6). Es por esa misma razón, que el Ejército israelí instituyó al 7 de Adar como día de duelo y recordación a aquellos soldados caídos, cuyo lugar de sepultura se desconoce.
  • Ta'anit Ester, "El ayuno de Ester" - El día 13 de Adar es día de ayuno menor (observado desde la salida del sol al crepúsculo), basado en el ayuno ordenado por Ester, para revertir la orden del rey Asuero de Persia, de aniquilar a todos los judíos del reino: "Vete a reunir a todos los judíos que hay en Susa y ayunad por mí" Ester 4:16). Este ayuno no es recogido por la Biblia, y sus orígenes no son del todo claros, aunque los judíos lo practican desde hace unos mil años.
  • Purim, celebrado el 14 de Adar como día de regocijo, al haberse salvado los judíos de la orden de exterminio del rey Asuero. En ciudades de Israel rodeadas por murallas en la época de la conquista de Josué, principalmente Jerusalén y también Jericó, se pospone la celebración por un día, al 15 de Adar. La importancia de la celebración es tal, que la Mishná estipula que "desde el mismo comienzo del mes de Adar, hay que alegrarse y regocijarse" (Mishná, Tratado de Ta'anit ("Ayunos"), 29:1).








lunes, 25 de octubre de 2010

ALGUNAS DE LAS BATALLAS MÁS IMPORTANTES DE LOS MACABEOS

LA BATALLA DE UADI HARAMIA

Fue la primera batalla librada entre los Macabeos y el imperio seléucida en 167 a. EC.. Las fuerzas judías fueron liderados por Judas Macabeo y la fuerza del ejército seléucida estaba bajo el mando de Apolonio.

Después de que la revuelta de los Macabeos comenzó, Judas macabeo traslado a sus fuerzas a la parte norte de Shomron. Apolonio, gobernador de Samaria, fue enviado con los ejércitos locales de Samaria junto con las fuerzas seléucidas de Jerusalén. Macabeo ganó el elemento de sorpresa por una emboscada del ejército enemigo en Uadi Haram y destruidos con éxito mucho mayor del ejército griego de Siria y el asesinato de su comandante. Otra fuerza fue enviado contra el Macabeo, que condujo a...

LA BATALLA DE BET HORÓN

Fue un enfrentamiento armado ocurrido en el año 166 a. EC., durante la Revuelta de los Macabeos, entre las fuerzas de los judíos rebeldes, dirigidas por Judas Macabeo, y las del Imperio seléucida, al mando de Serón. El combate finalizó con la victoria judía.

Tras infligir una aplastante derrota al general seléucida Apolonio en Uadi Haramia, el ejército rebelde, dirigido por Judas Macabeo, habría de enfrentarse a las tropas del gobernador Serón, que marchaba a su encuentro excesivamente confiado. Haciendo uso de su superior conocimiento del terreno, Macabeo y sus rebeldes se prepararon para tender una emboscada, pero Serón se anticipó y extendió sus fuerzas. Fue entonces cuando los macabeos exhibieron una superior habilidad táctica al diezmar la unidad del general y dar muerte al mismo Serón. Con la noticia de la muerte de su general, los sorprendidos y desconcertados restos del ejército seléucida se desperdigaron por las colinas y huyeron.

Los obstinados seléucidas se habían negado a renunciar a sus tácticas basadas en la rígida falange, lo que les creó problemas en el campo de batalla.

Otra fuerza sería pronto enviada contra Macabeo, lo que condujo a...

LA BATALLA DE EMAÚS

Enfrentó (166 a. EC.) a los rebeldes asmoneos de Judea, liderados por Judas Macabeo, con la tercera expedición seléucida de Antíoco IV Epífanes, dirigida por Lisias y su general Gorgias. Los helenos fueron derrotados y huyeron de regreso a Siria.

Gorgias estableció su campamento junto a Emaús, en la frontera occidental de Judea, mientras Judas acampaba en Masfá, al norte de Jerusalén. Gorgias dirigió una expedición de 5.000 hombres y 1.000 jinetes con la intención de tomar a los judíos por sorpresa y derrotarles en un ataque nocturno, pero los exploradores de Judas le avisaron, de modo que éste abandonó el campamento y se dirigió a Emaús. Allí se lanzó sobre el resto del confiado ejército de Gorgias, causándole hasta tres mil bajas y obligándoles a huir. Después contuvo a sus hombres para que formaran en orden de batalla antes de saquear el campamento. Cuando Gorgias regresó, al ver que no había nadie en el campamento judío, se encontró su propio campamento arrasado y el ejército de Judas en formación, de modo que decidió huir a la ciudad de Yamnia.

LA BATALLA DE BET ZUR

Fue un enfrentamiento armado librado el año 164 a. EC. en la región de Hebrón, en Judea. Los bandos contendientes fueron un ejército seléucida, dirigido por Lisias, y un ejército judío encabezado por Judas Macabeo, y tuvo lugar en el marco de la Revuelta de los Macabeos. El combate finalizó con la victoria judía.

Antecedentes

Dos años después de la derrota de Emaús, el ejército del gobernador seléucida de Siria, Lisias, marchó hacia Hebrón por la llanura del litoral para evitar de este modo las zonas montañosas del interior de Judea, donde el terreno hacía difícil las maniobras de su infantería pesada. Judas Macabeo, líder de la insurrección judía contra los griegos, lo siguió con sus tropas a través de una vía paralela desde el sur.
Judas buscaba un terreno favorable para que su ejército pudiera atacar a los seléucidas en orden de marcha y anulara así la superioridad numérica enemiga. Escogió la zona barrancosa de Bet Zur. Judas dividió sus huestes en cuatro grupos, uno de 3.000 hombres, dos de más de 1.000 hombres y el último de 5.000 hombres, que emplazó como reserva. Los seléucidas mientras tanto avanzaban desde el norte a través de un estrecho desfiladero.

La batalla

En el momento en que la desprevenida vanguardia seléucida entró en el desfiladero, la unidad de 3.000 hombres de Judas salió de su escondite y emboscó el flanco izquierdo de la columna. El ataque sembró el caos en la vanguardia de la columna seléucida. La unidad judía continuó su ataque sobre los seléucidas rechazando al segundo nivel de la columna. El segundo y tercer grupo judíos atacaron el flanco derecho de los griegos. El pánico cundió entre las tropas de Lisias, encerradas en el angosto desfiladero, y comenzaron a huir. Los fugitivos regresaron a su campamento siendo todavía 8.000 soldados. El campamento fue entonces sitiado por la reserva judía de 5.000 hombres, pero las tropas sirias se dispersaron antes de que se lanzara el ataque.

Consecuencias

Lisias se retiró con las tropas que aún le seguían a Antioquía. Judas no persiguió al ejército derrotado, ya que no quería internarse en territorio hostil y prefirió en su lugar reconquistar Jerusalén. Las pérdidas judías fueron insignificantes, pero Lisias perdió alrededor de 5.000 hombres.

LA BATALLA DE ADASA

Se libró el día 13 del mes de adar, en 161 a. EC., en Adasa (hebreo: חדשה), cerca de Bet Horón, entre los macabeos de Judas Macabeo y el Imperio seléucida, cuyo ejército estaba dirigido por Nicanor. Macabeo venció en esta batalla, mientras que Nicanor fue asesinado. Desde hace algunos años, este día es celebrado como el "Día de Nicanor" (13 de adar) para conmemorar esta victoria.






sábado, 23 de octubre de 2010

SIMON TASI

Lider macabeo (143-135 a.C.), fue elegido para ocupar el lugar de su hermano cautivo, y con su vigilancia frustró el intento de Trifón  de invadir Judea. En venganza Trifón mató a Jonatán y a sus dos hijos, a los que Simón había enviado como rehenes por la promesa de Trifón de liberar a Jonatán. (I Mac.,13, 1-23).

Simón obtuvo de Demetrio II la exención de impuestos y de ese modo estableció la independencia de Judea. Para garantizar las comunicaciones con el puerto de Joppe, que había ocupado inmediatamente después de su nombramiento, tomó Gazara (la antigua Gazer o Gezer) y la pobló con judíos. También expulsó finalmente del Acra a la guarnición siria.

En reconocimiento a sus servicios el pueblo decretó que el sumo sacerdocio y el mando supremo, civil y militar, fuera hereditario en su familia. Después de cinco años de paz y prosperidad bajo su prudente gobierno Judea fue amenazada por Antioco VII Sidetes, pero su general Cendebeo fue derrotado en Modin por Judas y Juan, hijos de Simón. 

Meses después Simón fue asesinado por su ambicioso yerno Ptolomeo en la fortaleza de Doc, en Jericó, con su mujer y dos de sus hijos, Judas y Simón. Fue enterrado en Modin con sus padres y hermanos sobre cuyas tumbas había erigido un magnífico monumento (I Mac., 13,25-16,17)

Tras él, la estirpe degeneró rápidamente.

MATATÍAS, SACERDOTE DE MODÍN

El 167 a. C., después de que Antíoco emitiera en Judea los decretos que prohibían la práctica de rituales religiosos, un sacerdote rural de Modín, Matatías el Asmoneo, encendió la chispa de la revuelta contra el Imperio seléucida rehusando adorar a los dioses griegos.

Matatías asesinó a un judío helénico que se adelantó para ofrecer un sacrificio a un ídolo griego en el pueblo de Matatías. Él y sus cinco hijos huyeron a las montañas de Judea. Tras su muerte, un año más tarde, su hijo Judas Macabeo lideró un ejército de judíos disidentes a la victoria contra los seléucidas. El término macabeos para designar al ejército de Judea proviene del apellido de Judas, cuyo significado es 'martillo'.

La revuelta provocó varias batallas individuales, en las que las fuerzas macabeas ganaron infamia en el ejército sirio debido a sus tácticas de guerrilla. Tras la victoria, los macabeos entraron triunfantes en Jerusalén, realizaron una limpieza ritual del Templo, restableciendo los servicios tradicionales judíos e instaurando a Jonatán Macabeo como sumo sacerdote.

Un gran ejército sirio fue enviado para aplacar la revuelta, pero regresó a Siria tras la muerte de Antíoco IV. Su comandante Lisias, preocupado por los asuntos internos de Siria, llegó a un compromiso político que permitía la libertad religiosa.

Tras el reacondicionamiento del Templo, los partidarios de los macabeos quedaron divididos por la decisión de seguir o no luchando. Cuando la revuelta comenzó bajo el liderazgo de Matatías, era vista como una guerra por la libertad religiosa para acabar con la opresión seléucida. Sin embargo, cuando los macabeos comprobaron el éxito de la misma, muchos quisieron seguir luchando para conseguir la independencia. Este conflicto sería germen de la división entre fariseos y saduceos bajo el reinado de monarcas asmoneos posteriores como Alejandro Janneo.
Macabeos de Wojciech Stattler (1844).
Los partidarios de seguir combatiendo por la independencia fueron liderados por Judas Macabeo. Tras su muerte en batalla el 160 a. C., le sucedió como comandante del ejército su hermano menor, Jonatán, que firmó tratados con reinos extranjeros, provocando mayores distensiones entre aquellos que deseaban libertad religiosa frente a poder político. A la muerte de Jonatán el 142 a. C., Simón Macabeo, el último hijo de Matatías, ascendió al poder. Ese mismo año, Demetrio II, rey de Siria, garantizó a los judíos la independencia política completa, y Simón, sumo sacerdote y comandante de los ejércitos judíos, fundó la dinastía Asmonea. La independencia judía se mantuvo hasta el 63 a. C., cuando el general romano Pompeyo capturó Jerusalén y sometió todo el reino al dominio de Roma. La dinastía Asmonea se mantuvo hasta el 37 a. C., cuando el Idumeo Herodes el Grande se convirtió de facto en rey de Jerusalén.

Cada año los judíos celebran la Jánuca en conmemoración de la victoria de Judas Macabeo sobre los seléucidas y los milagros consiguientes.


JONATÁN APPHUS

Líder de la insurrección judía contra el poder seleúcida (161 a. EC. - 142 a. EC.). Era uno de los cinco hermanos Macabeos, hijos del sacerdote Matatías. Jonatan, de sobrenombre Apphus (πφος [siríaco,] = “el simulador”, “el diplomático”, en alusión a un rasgo prominente en él, (Macc. ii. 5). A la muerte de su hermano Judas Macabeo, el puñado de hombres que aún permanecían fieles a la política nacionalista de Judas eligió como líder a Jonatán. Juan, el mayor de los hermanos, fue poco después muerto por los árabes cerca de Madaba, y Jonatán con su pequeño ejército escapó de las manos de Báquides sólo cruzando a nado el Jordán. Su causa parecía desesperada. Gradualmente, sin embargo, el número de adeptos se incrementó y los helenistas fueron de nuevo obligados a pedir ayuda. Báquides volvió y asedió a los rebeldes en Bethbessen; pero disgustado de su escaso éxito volvió a Siria. (I Mac. 9,23-72).
Demetrio I, Soter

Fue un hábil político, que supo jugar con los conflictos dinásticos del reino sirio en beneficio propio. Durante los siguientes cuatro años Jonatán fue prácticamente el amo del país. Comenzó entonces una serie de luchas por la corona siria, que Jonatán aprovechó tan bien que mediante una sagaz diplomacia obtuvo más que su hermano había sido capaz de ganar con su estrategia y sus victorias. Ambos (pretendientes)  Demetrio I y su oponente Alejandro Balas, buscaron ganarlo para su facción.  Jonatán tomó partido por Alejandro. Consiguió adueñarse de Jerusalén de manera permanente, lo que desembocó en su nombramiento como Sumo Sacerdote en 152 a. C. por el pretendiente seleúcida Alejandro I Balas, que poco después conseguiría imponerse en el trono de Siria.

Tres años después, en recompensa por sus servicios, Alejandro le confirió la autoridad civil y militar sobre Judea (I Mac., 9,73-10,66). En el conflicto entre Alejandro y Demetrio II Jonatán de nuevo apoyó a Alejandro, y a cambio recibió la ciudad de Acarón con su territorio.(I Mac., 10,67-89), también consiguió la cesión de Eqron, Efraím, Lidda y Ramatain por parte de Alejandro y, posteriormente fue confirmado por su sucesor, Demetrio II.

Tras la caída de Alejandro, Demetrio citó a Jonatán a Ptolemaida para responder por su ataque al Acra; pero en vez de castigarle Demetrio le confirmó en sus dignidades, e incluso le concedió tres distritos de Samaria. Habiendo prestado Jonatán una eficaz ayuda en reprimir una insurrección en Antioquia, Demetrio prometió retirar la guarnición siria del Acra y de otras plazas fuertes de Judea. Como incumplió su promesa, Jonatán se pasó al partido de Antioco VI, hijo de Alejandro Balas, cuyas pretensiones estaba sosteniendo Trifón. Jonatán fue confirmado en todas sus posesiones y dignidades, y Simón nombrado comandante del litoral. Mientras prestaban una valiosa ayuda a Antioco los dos hermanos tuvieron ocasión de reforzar su propia posición. Diodoto Trifón temiendo que Jonatán pudiera interferir en sus ambiciosos planes traidoramente le invitó a Ptolemaida y le hizo prisionero ( I Mac., 11,19-12,48). Un tiempo después lo asesinó en Baskamá, territorio de Transjordania.

El poder pasó a manos de su hermano Simón Macabeo, que le erigió un grandioso mausoleo en la población de Modín, su ciudad natal.
Mausoleo de los Macabeos en Modín

martes, 19 de octubre de 2010

PARA EL VATICANO EL «MEIN KAMPF» ES UN CUENTO DE HADAS ESCRITO POR ADOLFO HITLER.

EL VATICANO ESTÁ EN DESACUERDO CON CASTIGAR POR LEY 
A LOS QUE NIEGUEN EL HOLOCAUSTO
Ubicación de los campos de exterminio durante el IIIer. Reich
Redacción | Publicado el 19 octubre, 2010

La propuesta de castigar la negación del Holocausto por ley efectuada el pasado viernes por el presidente de la comunidad judía de Roma, Riccardo Pacifici, no ha sido bien recibida por la Santa Sede, que asegura en su diario oficial que esa “no es la vía correcta”.
El Vaticano abre el debate de si se debe castigar por ley o no a los que niegan el Holocausto, en un artículo que saldrá publicado en su diario oficial L´Osservatore Romano y titulado “La historia no es cierta por ley. Dudas de la comunidad intelectual sobre la propuesta de introducir en Italia el delito de negacionismo”.

“Negar el Holocausto es un hecho gravísimo y vergonzoso, pero prohibir por ley a quien sostiene esta tesis y establecer lo que es históricamente cierto a través de una norma jurídica no es la vía correcta. Es más, sería contraproducente: en democracia la censura no es un medio correcto”, sostiene el rotativo.

Este argumento es, “en síntesis, la reacción de los historiadores a la propuesta de introducir en Italia el delito penal de negacionismo”, añade L´Osservatore.

La propuesta fue realizada por el presidente de la comunidad judía de Roma a través del diario La Repubblica, en vísperas del aniversario de la deportación de los judíos acaecida el 16 de octubre de 1943.

Pacifici hizo este llamamiento tras varios episodios de negacionismo, como el discurso pronunciado por el profesor Claudio Moffa en la Universidad de Teramo, en el que dijo que “no hay ningún documento de Hitler en el que dijese que había que exterminar a todos los judíos”.
La petición fue recogida por el presidente de la Cámara de Diputados, Gianfranco Fini, quien manifestó su apoyo para preparar “lo más pronto posible una iniciativa legislativa que luche contra los irresponsables profetas del negacionismo”.

Asimismo, el presidente del Senado, Renato Schifani, mostró su disponibilidad para discutir en breve tiempo la propuesta legislativa.

“La posición de la mayoría de los historiadores se contrapone a las apreciaciones del mundo político”, subraya L´Osservatore Romano.




Dada la estupidez y la miopía del L'Observatore Romano, órgano oficial del Vaticano, me permito hacer una breve síntesis de los pensamientos del propio Hitler con respecto a los judíos, España, el Islam y la Iglesia.

Lo que opinaba Hitler sobre los judíos y la “solución final”

El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta escrita en septiembre de 1919: utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que las actividades de los judíos «producían «una tuberculosis racial en las naciones». Afirmó categóricamente que los judíos eran una raza, no una religión. El antisemitismo como movimiento político, declaró, debería basarse en la «razón», no en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática de los derechos de los judíos. Sin embargo, concluía, el «objetivo final», que sólo podía alcanzarse con un gobierno de «fortaleza nacional» tenía que ser la «eliminación completa de los judíos».
·         Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler, los alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009, pág. 155.

«...bajo su punto de vista los judíos eran los responsables de los crímenes más terribles de todos los tiempos -por la «puñalada en la espalda» de 1918, la capitulación, la revolución, la desgracia de Alemania-; ya que bajo su pervertida percepción eran los principales protagonistas del capitalismo de Wall Stret y de la City de Londres, así como del bolchevismo de Moscú; y ya que, según su creencia en la leyenda de la «conspiración judía mundial», siempre estarían bloqueando su camino y representarían el enemigo más peligroso para sus planes, lógicamente esa guerra no podía ser otra cosa que una guerra contra los judíos.»
·         Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler, los alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009, pág. 159.

Con su ascenso al poder el 30 de enero de 1933, su Weltanschauung, ante todo un conjunto de objetivos visionarios, sirvió para integrar las fuerzas centífugas del nazismo, para movilizar a sus activistas y para legitimar determinadas iniciativas políticas llevadas a cabo siguiendo, de una forma u otra, su voluntad. Entre tales objetivos estaba la eliminación de los judíos, idea que supo manejar con criterio táctico a lo largo de su carrera. Así, Hitler intervenía para canalizar los ataques en forma de una legislación antijudía tremendamente discriminatoria, aplacando en cada fase a los radicales y progresando en la radicalización de las medidas adoptadas. Existía, por lo tanto, una «dialéctica» continua entre acciones «salvajes» desde abajo y discriminación orquestada desde arriba. Cada fase de radicalización era más intensa que la que la precedía. De esta manera, la inercia no se desvanecía nunca.
·         Ian Kershaw, «El papel de Hitler en la Solución Final», en Hitler, los alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009, pág. 180-181.

Mein Kampf

"Así, desde el momento en que el judío no poseyó jamás una cultura propia, las bases de su actividad intelectual fueron suministradas siempre por otros. En todos los períodos, su intelecto se ha desarrollado merced al contacto con las civilizaciones que le rodeaban. Jamás ha ocurrido de modo contrario”.

"...Para poder continuar subsistiendo como un parásito dentro de la nación, el judío necesita consagrarse a la tarea de negar su propia naturaleza intima”.

"El judío ahuyenta por la fuerza a todos sus competidores”.

"Creo hoy que estoy actuando de acuerdo con el Creador Todopoderoso. Al repeler a los judíos estoy luchando por el trabajo del Señor".

"Es indudable que los judíos son una raza pero no son humanos"

"La doctrina judía del marxismo rechaza el principio aristocrático de la naturaleza y antepone la cantidad numérica y su peso inerte al privilegio sempiterno de la fuerza y del poder".

Lo que opinaba Hitler sobre España, los españoles y la dominación musulmana de la Península

En España, bajo la dominación de los árabes, la civilización alcanzó un nivel que raramente se ha repetido. La intromisión del cristianismo ha traído el triunfo de la barbarie. El espíritu caballeresco de los castellanos es efectivamente una herencia de los árabes. Si Carlos Martel hubiera sido derrotado, el mundo habría mudado su faz. Ya que el mundo estaba condenado a la influencia judaica (y su subproducto, el cristianismo, ¡es algo tan insípido!), hubiera sido mejor que triunfara el Islam. Esta religión recompensa el heroísmo, promete a los guerreros la gloria del séptimo cielo" (28/08/1942, Hitler's Table Talk 1941–1944, Enigma Books, 2000, p.667).

"En España siempre se encontrará a alguien dispuesto a servir los intereses políticos de la Iglesia, como Serrano Súñer. Ya en mi primera entrevista con él experimenté un sentimiento de repulsión. Evidentemente Franco no tiene personalidad para enfrentarse a los problemas. La mayor tragedia de España fue la muerte de Mola. Este era el verdadero cerebro, el verdadero jefe. Serrano Súñer es en realidad el enterrador de la España moderna".

"Yo no hubiera intervenido en la revolución de España de no haber sido por el peligro rojo que amenazaba a Europa. El clero se hubiera tenido que exterminar".

Discursos de Hitler
"Ahora quizás surja todavía la pregunta de si hoy es conveniente hablar [refiriéndose a los judíos] sobre la culpa de la guerra.
¡Del conocimiento viene la voluntad de resurgir!
Han quedado dos millones en la lucha. También ellos tienen derechos, no solamente nosotros los sobrevivientes. Hay millones de huérfanos, lisiados y viudas entre nosotros. ¡También ellos tienen derechos! Para la Alemania de hoy ninguno ha muerto ni ha quedado lisiado, huérfano o viuda. ¡Tenemos la deuda con estos millones de construir una nueva Alemania!".
·         Fuente: El enemigo de los pueblos, párrafo final.
·         Notas: Potente cierre de discurso de Adolf Hitler. En 1923, Hitler se dirigía con estas palabras a las masas, recordando a los caídos de Alemania durante la Primera Guerra Mundial. El párrafo cerraba una larga argumentación en que atribuía toda la culpa de la guerra a los judíos.

Opiniones de los historiadores sobre la posición del Vaticano con respecto a Hitler

“Si desde el principio el catolicismo alemán se hubiera adherido a una norma de oposición resuelta al régimen nazi, la historia universal bien pudiera haber tomado un rumbo diferente. Aunque esta lucha no hubiera terminado por derrotar a Hitler y haber evitado sus muchos crímenes, nos parece que habría elevado inconmensurablemente el prestigio moral de la Iglesia. No hay que negar que una resistencia tal habría tenido su gran costo en vidas humanas, pero los sacrificios se habrían hecho por la mayor de las causas. Si Hitler no hubiera podido confiar en la situación interna de su país, quizás no se habría atrevido a empezar la guerra, y literalmente se habrían salvado millones de vidas. [...] Cuando miles de alemanes antinazis fueron torturados hasta morir en los campos de concentración de Hitler, cuando los intelectuales polacos fueron degollados, cuando centenares de miles de rusos murieron como resultado de que se les tratara como Untermenschen [subhumanos] eslavos, y cuando 6.000.000 de seres humanos fueron asesinados por no ser arios, los funcionarios de la Iglesia Católica en Alemania fortalecieron al régimen que perpetraba estos crímenes. El papa de Roma, cabeza espiritual y supremo maestro moral de la Iglesia Católica Romana, permaneció callado”.
·         Guenter Lewy en su libro The Catholic Church and Nazi Germany (La Iglesia Católica y la Alemania nazi) (páginas 320, 341).

"¿Cómo puede explicarse que la Iglesia jamás excomulgara ni a Hitler ni a Himmler, que Pío XII nunca viera necesario —por no decir indispensable— condenar Auschwitz y Treblinka, que una gran proporción de los miembros de las S.S. fuesen creyentes y permaneciesen fieles a sus lazos cristianos hasta el fin, que hubiese asesinos que practicasen [el sacramento de] la confesión entre una masacre y otra y que todos ellos procediesen de familias cristianas y hubiesen recibido una educación cristiana?".
·         Elie Wiesel en «A Jew Today».

Posicionamiento de la Iglesia católica romana en Alemania

"Todos ustedes son testigos del hecho de que todos los domingos y días festivos rezamos en todas las iglesias por el Führer, durante el servicio principal, tal como prometimos en el Concordato... Nos ofende el que se ponga en duda nuestra lealtad al Estado".
·         Palabras del Cardenal Faulhaber en un sermón el 7 de junio del año 1936, cuando circularon informes de que los católicos se oponían al régimen de Hitler.

LOS ASMÓNEOS


Los asmoneos o hasmoneos (en hebreo חשמונאים, Hashmonayim) fueron los sucesores directos de los Macabeos que lograron establecer un poderoso reino en lo que hoy es Israel, en contraste con las expansiones del Imperio seléucida. Con los asmoneos, las fronteras del reino judío llegaron casi a las dimensiones de los remotos tiempos de David y Salomón. Aunque descendían directamente de los macabeos («Juan Hircano I era hijo de Simón, el último de los Macabeos»), lo cierto es que tuvieron grandes diferencias en sus acciones, los ideales que los movían y sus aspiraciones políticas. Su apogeo duró el doble del de sus inmediatos ancestros, desde el 134 a. EC. hasta el advenimiento del Imperio romano en Israel en el 63 a. EC.

La palabra asmoneo viene del griego ασμονεο, que se traduce como "descendiente de Asmón".  Aunque para muchos estudiosos la dinastía de los asmoneos no es más que la continuación de la macabea, lo cierto es que tienen notables diferencias históricas que deben resaltarse. En primer lugar los ideales religiosos y su celo por la defensa del Templo de Jerusalén, del monoteísmo y de la independencia del reino de Judea, que eran características de los macabeos, perdieron toda su fuerza con los asmoneos, más ambiciosos y preocupados por extender su poderío militar, y marcados por las intrigas, traiciones y luchas fratricidas. Precisamente una guerra civil entre hermanos marcaría el fin del reino y pondría a Israel en manos de la nueva potencia emergente de la época: Roma.

Los Macabeos

Las gestas macabeas fueron en contra del avance del mundo helénico en la cultura de Israel. La historia de la dinastía asmonea continúa la de la dinastía macabea, cuya principal fuente histórica son los dos libros bíblicos reconocidos por los cánones católicos, pero no por aquellos rabínicos. La razón por la cual los dos libros no fueron incluidos en el canon de la Tanaj es que estaban escritos en griego, pero ello no significa que no sean valorados como documentos históricos. Los relatos del historiador clásico Flavio Josefo dan razón de la existencia de estas dos dinastías que se enlazan entre la decadencia del Imperio seléucida, de corte helenístico, y el surgimiento del Imperio romano. Sin embargo, los libros bíblicos se detienen en los macabeos e ignoran a sus sucesores, menos preocupados por las cosas del cielo y más celosos de los asuntos terrenales.

Su política

Si bien para los Macabeos la razón de ser de sus luchas contra el Imperio seléucida era la defensa de su fe y la independencia de su pueblo, para los asmoneos ello pierde su sentido como motivo principal y es cambiado por ambiciones políticas muy concretas y a toda costa. Una de las características principales de su gobierno fue la expansión logrado gracias a la debilitación de los seléucidas, especialmente aquellos radicados en Siria. Para entonces, la República Romana se consolidaba lejos y no representaba una amenaza real, lo que permitió que los Asmoneos ampliaran las fronteras de Israel: se establecieron en Samaria, Galilea, Idumea, el Golán, el litoral del Mediterráneo y la Transjordania. Dichas conquistas representaron para el reino tiempo próspero y el alejamiento del peligro de perder la independencia y ver amenazada la identidad cultural con el advenimiento del helenismo que tanto preocupaba a los celosos del Templo. Con la excepción de la reina Salomé Alejandra, los asmoneos se pusieron de parte de la secta sacerdotal de los saduceos y en contra de los fariseos. La primera era más de corte aristocrático, mientras que los fariseos estaban más con el pueblo.

Sin embargo, en sus conquistas hicieron aquello que sus ancestros habían sufrido durante las invasiones extranjeras: forzaron la circuncisión de los pueblos conquistados, como los Idumeos, destruyeron ciudades y atrajeron un gran odio no sólo entre sus colonias sino entre su propio pueblo.

Su historia

Pompeyo profana el Templo de Jerusalén: «No vi ninguna imagen de dios, sino un espacio vacío y misterioso», dice después de entrar al Sancta Sanctórum en donde sólo los levitas tenían permitido ingresar.

El último de los Macabeos, Simón, reinó en paz, mientras el Senado romano reconoció su dinastía en 139 a. EC. Pero la situación cambiaría pocos años después en 135 a. EC. cuando fue asesinado en compañía de sus hijos Matatías y Judas por instigación de su yerno Ptolomeo hijo de Abubus. Esto le abrió el camino a su tercer hijo, Juan Hircano que entre el 134 a. EC. y el 104 a. EC. abriría el linaje de los asmoneos. Se aseguró el poder después de la matanza de Dok en contra de las oposiciones de Antioco VII Sidete de Siria quien pedía para sí las ciudades de Jope, Ghezer y sitió Jerusalén. Ambos hicieron un pacto en el cual Jope y Ghezer serían de los judíos, pero le pagarían impuesto a Siria y Juan Hircano ayudaría a Antioco contra los partos. Antioco moriría en una batalla contra los partos en 129 a. EC., lo que significó un golpe de suerte para el nuevo líder. Se puso en marcha y conquistó posiciones estratégicas como Madaba, Siquem, Edom, Bet Shean y Samaria. Si en principio era amigo de la secta de los Fariseos, bien pronto estos le quitarían su favor al ver lo que sería la nueva dinastía reinante con actos políticos que contradijeron aquellos religiosos como declararse a sí mismo Sumo Sacerdote sin ser descendiente de Sadoq. Como testimonio de este periodo queda en la actualidad la Fortaleza Hircana en el Desierto de Judea.

Antes de su muerte, Juan decidió que su mujer le sucedería en el trono y su hijo mayor (tenía cinco hijos varones) Aristóbulo I fuera el Sumo Sacerdote, pero no el rey. Sin embargo, muerto el padre, Aristóbulo puso en prisión a su madre y tres de sus hermanos, entre los que estaba Alejandro Janeo. Su gobierno solo duró un año porque murió de una dolorosa enfermedad en 103 a. EC. Puestos en libertad los prisioneros, la sucesión le correspondió a Alejandro Janeo que gobernó hasta el 76 a. EC. y murió durante el sitio de la Fortaleza de Ragaba. Le sucedió su mujer, Salomé Alejandra, que reinó hasta el 67 a. EC. y que pasó a ser la única monarca mujer en la historia de Israel (sin contar a Atalía, que usurpó el trono del Reino de Judá y gobernó 6 años hasta que fue derrocada y ejecutada). Bajo su mando, se vivió un tiempo de paz y gracias a ella la secta de los Fariseos, enemigos de los anteriores reyes, pudieron consolidarse y adquirir importancia. Los fariseos tenían la simpatía del pueblo, por lo que la Reina adquirió el aprecio de todos y le dio la fisonomía al judaísmo de las generaciones futuras. Tenía dos hijos, Hircano II, el mayor, de carácter tranquilo y Aristóbulo II el menor, heredero del carácter propio de los asmoneos. La Reina, que había regido con tranquilidad y justicia por largos años, era la madre de quienes llevarían al desastre definitivo la independencia de Israel.

Muerta la reina Salomé Alejandra, su hijo menor Aristóbulo II ya había preparado el ambiente para tomarse el poder. Hircano II tenía el título de Sumo Sacerdote durante el reinado de su madre y, muerta Alejandra, correspondía a él por derecho el título de Rey de Israel. Pero su hermano no lo aceptó. Le declara la guerra y lo vence en Jericó en donde ambos negocian la paz de cuyos acuerdos Aristóbulo II queda con el título de rey y sacerdote, mientras Hircano II se retiraría a una vida tranquila con una renta vitalicia. Este acuerdo hubiera sido perfecto y hubiera resuelto el conflicto si no hubiera entrado una tercera persona en escena: Antipatro el Idumeo, que había sido gobernador de Edom durante el reinado de Alejandro Janeo. Antipatro no estaba de acuerdo con que Aristóbulo se tomase el poder. Su primer movimiento político fue invitar a Hircano a refugiarse en la corte del rey Aretas, rey de Petra y con este hace un pacto en el cual las ciudades de Transjordania serían de Aretas si ayudaba a Hircano a recuperar el poder. El rey Aretas emprende entonces el asedio de Jerusalén y se enciende la guerra civil. Entra entonces en escena otro personaje que cambiaría a su vez los acontecimientos, Pompeyo el Grande, junto a otros generales romanos, estaban en Siria que ya había sido conquistada por la ascendente República Romana. Los dos hermanos asmoneos se dirigen a ellos pidiendo ayuda. Pompeyo, que quiere derrotar a Aretas y a los nabateos, ve que el conflicto entre los dos hermanos le beneficia y se opone a Aristóbulo que huye en un primer momento a la Fortaleza del Alexandrión. Pompeyo asedia Jerusalén y los saduceos del partido de Aristóbulo, resisten valerosamente en el Templo. En el año 63 a. EC., después de tres meses de duro asedio, el general romano Pompeyo el Grande toma Jerusalén y en el acto mueren 12 mil judíos. Pero de ese hecho en el que Israel perdió su libertad por los siglos restantes, queda un hecho recordado con amargura por el historiador judío Flavio Josefo: «Nada aflige tanto al pueblo en aquella desventura como el Santuario hasta ahora invencible, desvelado por extranjeros». El romano, espiando en la oscuridad, no encontró nada: «Nulla intus deum effigie vacuam sedem et inania arcana» («No vi ninguna imagen de dios, sino un espacio vacío y misterioso»).