La dinastía herodiana
Arquelao, hijo de Herodes I, el Grande y de la samaritana Maltake. Recibió a la muerte de su padre la etnarquía de Judea. Fue proclamado rey por el ejército, pero se negó a asumir el título hasta que hubiera presentado sus reclamaciones a César Augusto en Roma el cual le concedió, además, la Samaria y la Idumea.
Antes de partir, sofocó con la crueldad extrema una sedición de los fariseos, matando a cerca de tres mil de ellos
Su primera esposa fue Marianne, hija de Aristóbulo de quien se divorció para casarse con Glaphyra. Era viuda del hermano de Arquelao, Alejandro, a pesar de que estaba casada con su segundo marido, Juba, rey de Mauritania. Esta violación de la ley de Moisés, junto con su crueldad despertó la ira de los judíos, que se quejaron a Augusto. Arquelao fue depuesto en el año 6 d JC y desterrado a Vienne en las Galias donde murió. Samaria, Judea e Idumea pasaron a convertirse en la provincia romana de Judea.
Herodes Antipas, hermano del anterior (su madre también era Maltake) fue criado en Roma junto con Arquelao y su hermano Herodes Filipo. A la muerte de su padre, Augusto le otorgó la tetrarquía de Galilea y Perea. Contrajo un escandaloso matrimonio con Herodías, esposa de su hermanastro Herodes Filipo. Para poder casarse con Herodías, repudió a su esposa legítima, hija de Aretas IV, rey de los nabateos (reino árabe con capital en Petra). Enfurecido, Aretas atacó a Herodes Antipas, y sólo la intervención del gobernador romano de Siria, Vitelio, evitó su derrota completa. Juan el Bautista, criticó abierta y públicamente el incesto por lo que fue recluido en la fortaleza de Maqueronte donde murió decapitado a petición de Salomé, hija de Herodías y de Herodes Filipo, y por lo tanto, sobrina e hijastra suya.
Poncio Pilato le envió a Jesús de Nazaret, pues éste estaba censado en Galilea, para que lo juzgara, pero al no encontrar nada que justificara su apresamiento se lo devolvió de nuevo, habida cuenta que poco tiempo atrás ya había ajusticiado a su primo Juan.
Continuó la labor constructora de su padre. Fortificó Séforis, haciendo de ella su capital, hizo alzar la fortaleza de Bet-haram en Perea y más tarde la ciudad de Tiberíades (que bautizó en honor del emperador Tiberio), a orillas del lago Genesaret, a donde trasladó su capital (la ciudad dio su nombre al lago y fue durante mucho tiempo un gran centro cultural judío). Al parecer por instigación de Herodías, acudió a Calígula, recién nombrado emperador, a reclamar la corona de Judea, en manos de su sobrino Agripa I. En respuesta, Agripa escribió al emperador Calígula, acusando a Herodes de haber concertado una alianza secreta con los partos contra Roma. Calígula entonces ordenó deportar a Herodes Antipas y su mujer, en 39, a Lugdunum (Lyon), donde Herodes murió ese mismo año.
Herodes Filipo fue nombrado por Augusto tetrarca de Batanea, Gaulanítide, Traconítide y Auranítide.
Judea bajo el dominio romano
Judea, fue provincia en la región romana de Oriente, en la orilla oriental del mar Mediterráneo. El Imperio romano cambió el nombre de Judea a Palestina en el año 135, como forma de borrar toda memoria judía de la región, tras aplastar la rebelión de Bar Kojba. Los geógrafos Estragón y Ptolomeo describen la Provincia de Judea como abarcando la Galilea, la Samaria, las alturas de Golán (Gaulanitis), la orilla oriental del río Jordán, además del territorio del antiguo reino de Judá, etc. La noción de Judea en su sentido más amplio coincide aproximadamente con la noción judía de Tierra de Israel (Eretz Israel).
Cuando en el año 63 a JC el general Cneo Pompeyo Magno derrotó al rey Mitrídates VI del Ponto en su tercer alzamiento, Siria se convirtió en una provincia romana. A continuación, Pompeyo se dirigió a Judea, para asegurar el área. Una vez allí, encontró a los hermanos Hircano y Aristóbulo, que estaba sitiado por el primero en Jerusalén. Este solicitó la intervención romana, ofreciéndole una recompensa a Pompeyo, la cual aceptó. Luego Aristóbulo acusó a los romanos de extorsión, lo que originó que Pompeyo instalara en el trono a Hircano y desde entonces Judea y Galilea se volvió un reino vasallo de Roma, que si bien era independiente, estaba sujeto a la autoridad romana.
En el año 47 a JC Antípatro el Idumeo sucedió a Hircano como procurador de Judea, siendo nombrado por Julio César. Al morir Antípatro en el 44 a JC, su hijo Herodes I el Grande fue nombrado gobernador por el Senado romano y rey de Judea en el 39 a JC, si bien empezó a reinar dos años después. Durante su reinado eliminó a varios miembros de los Macabeos, para asegurarse en el trono. Los romanos llamaron a Herodes «rey aliado y amigo del pueblo romano». Murió en el año 4 a JC y el reino de Judea fue dividido entre cuatro de sus hijos, que se convirtieron en tetrarcas, si bien Roma intervino continuamente en la política interna, hasta el punto que el emperador romano César Augusto destituyó de su cargo a un hijo de Herodes.
Finalmente al reino de Judea se le añadieron los territorios de Samaria en el centro e Idumea al sur, además de Batanea (Bashan) y Trachonitides (Trajón) al este de Gaulanitides (por decisión del emperador Augusto), con lo que se formó la provincia romana de Judea. Esta provincia fue gobernada por un prefecto, siendo uno de los más famosos Poncio Pilato. Arquelao fue etnarca de Judea, Samaria e Idumea, hasta que en el año 6 los romanos, cansados de su brutalidad, lo depusieron y pasaron a gobernar directamente la región. Entre los años 41 y 44 la provincia de Judea gozó de cierta autonomía cuando Herodes Agripa I llegó al poder, nombrado por el emperador Claudio. Cuando el hijo de Agripa, Herodes Agripa II murió en el 100, la provincia pasó al completo control de Roma.
La pérdida de autonomía de Judea se debe en parte a las continuas rebeliones que se presentaron en el país.
Durante los años 67 y 70, los judíos se sublevaron debido al opresor gobernador de aquel entonces, y el general Vespasiano fue enviado por el emperador Nerón a controlar la situación. El asesinato del último motivó a Vespasiano a dejar la guerra en manos de su hijo Tito para acudir a Roma. Tito sitió Jerusalén en el 70 y cinco meses después logró penetrar la casi inexpugnable ciudad, una vez adentro sus tropas arrasaron el Templo de Herodes, contrariando las órdenes de Tito.
Entre los años 132 al 135 estalló otra revuelta debido a la excesiva romanización de Jerusalén por el emperador Adriano. Después de la derrota de los judíos, Adriano cambió el nombre de la capital a Aelia Capitolina y el nombre de la provincia a Siria Palestina en lugar de Judea, con el fin de humillar a este revoltoso pueblo. También, Adriano prohibió a los judíos a morar en la ciudad de Aelia Capitolina (la ciudad y sus alrededores), según el obispo Eusebio de Cesarea, un historiador cristiano. Muchos se equivocan hoy día cuando dicen que Adriano expulsó a los judíos de toda la Tierra de Israel, ahora nombrada Siria Palestina por los romanos, porque muchos judíos se quedaron en la Galilea, en los Altos del Golán, en el sur del antiguo reino de Judá, y otras partes de la antigua provincia de Judea, como afirma el O.P. Felix-Maria Abel, religioso dominicano y estudioso bíblico.
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