
Gracias a las gestiones de su canciller, el idumeo Antipatro, Hircano II logró el apoyo del general romano Pompeyo, quien tomó Jerusalén en el 63 s JC, y lo reinstaló como Sumo Sacerdote, llevándose a Aristóbulo a Roma, mientras Antipatro ejercía de hecho como gobernante de Judea. El poder político y religioso de los fariseos se mantuvo así. Muerto Pompeyo, Julio César nombró a Hircano II etnarca de Judea y al hijo de Antipatro, Herodes, como estratega de Galilea.
En el 40 a JC, Antígono Matatías, hijo de Aristóbulo II, con apoyo del Imperio Parto y de los saduceos, tomó el poder, detuvo y mutiló a Hircano II. Herodes que había huido y el general romano Socio, retomaron Jerusalén en el 37 a JC Bajo el Imperio romano, Herodes fue rey entre el 37 y el 4 a JC y contrajo matrimonio con Mariana, hija de Hircano II, a quienes luego ejecutó, provocando la ruptura entre los fariseos y la dinastía herodiana.
En el 4 a JC el fariseo Sadoc y Juan el Galileo se levantaron llamando a no pagar impuestos a Roma. El hijo de Herodes, Arquelao y el jefe militar romano Varo reprimieron el levantamiento y dos mil rebeldes fueron crucificados. Se considera que esta revuelta fue el origen de los zelotes, que consideraban que la única forma de quitarse el yugo romano era a través de una revuelta armada, tal como intentaron con fatal resultado. La rebelión acabó con el suicidio colectivo de la asediada Masada (año 73)
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