Se cree que, según lo escrito en la Biblia, la construcción del Templo de Salomón se realizó en el siglo X a. C. (aproximadamente en la década de 960 a . C.), para sustituir el Tabernáculo que durante siglos, desde el Éxodo, se venía utilizando como lugar de reunión y de culto a Dios. Contó para esta empresa con la ayuda del rey de Tiro, Hiram.
El Templo propiamente dicho, según la descripción de la Biblia, era un edificio largo y bastante estrecho, orientado sobre un eje longitudinal en dirección Este-Oeste. El edificio debió tener una longitud interior de aproximadamente 27 metros , 9 metros de ancho y una altura de también 13,5 metros (60×20×30 codos). Sus dimensiones, por tanto, eran más bien las de una capilla palatina, ya que el culto se hacía desde su exterior. A ambos lados de su entrada se erigieron dos columnas, llamadas Yajin y Boaz. Los sacerdotes y el rey entraban en el Templo a través de una gran puerta chapada de oro, de aproximadamente 10 metros de alto y 4 de ancho. Tras de esa puerta se encontraba el vestíbulo de entrada, el Ulam. Después de este vestíbulo, se encontraba la estancia principal, el Heijal o Santo, iluminado a través de unas ventanas altas. La anchura y longitud guardaban una proporción de 1:2, lo que significa que la planta del Heijal estaba compuesta por un doble cuadrado. El forjado de piedra se cubrió con un solado de madera de cedro. Las paredes del «Heijal» se cubrieron con láminas de cedro, traídas de las montañas del Líbano, el mismo material de las vigas del forjado.
La tercera cámara, el Devir, Kodesh HaKodashim o Santo de los Santos (sancta sanctorum), se encontraba en la parte trasera, a un nivel más alto que el Heijal, y sólo podía accederse a él subiendo por una escalera. El Devir tenía la forma de un cubo de aproximadamente 10×10×10 metros (20×20×20 codos), y en su centro se ubicó el Arca de la Alianza. Éste era un arcón grande, hecho de madera de acacia, cubierta con planchas de oro y con cuatro anillas a las esquinas en las que se ponían varas para transportarla. Dentro del Arca se guardaron las Tablas de la Ley , entregadas por el mismo Dios a Moisés. En estas Tablas se grabaron los Diez Mandamientos, sirviendo de conexión entre Dios e Israel.
Durante los tiempos del Éxodo del pueblo judío el Arca estaba oculta en el Tabernáculo, que fue finalmente traído a Jerusalén por el rey David. Ya se había acreditado, según la descripción de la Biblia, el poder de Dios a través del Arca cuando se derrumbaron las murallas de Jericó al pasar los judíos ante ellas con el Arca.
El edificio se situó en el monte Moriá, que en tiempos del rey David constaba con una cima de aproximadamente 40×100 metros. Durante el reinado de Salomón se agrandó. Pero fue en los tiempos del rey asmoneo Herodes cuando su superficie se aumentó hasta formar una explanada de aproximadamente 500 metros de largo por 300 metros de ancho. El patio interior del Templo se rodeó por un muro formado por tres capas de bloques de piedra cubiertas por vigas de madera de cedro. En este patio interior podían entrar los peregrinos y las masas de fieles, pero el Santuario del Templo sólo era accesible al rey y a los sacerdotes. La construcción del Templo de Jerusalén fue el evento más importante del reinado de Salomón, gracias al cual su nombre se ha recordado hasta 30 siglos después de su muerte. Ya en la biblia el Templo había acaparado la mayoría de los escritos donde aparecía el rey Salomón. Su fama ha trascendido los tiempos, influyendo -como edificio ideal diseñado por el mismo Dios- en la concepción de edificios como Santa Sofía de Constantinopla o el Monasterio de El Escorial.
Después de la muerte de Salomón, el templo sufrió profanaciones no sólo con las invasiones sino con la introducción de deidades siro-fenicias en ciertos periodos y sólo se restauró en varias ocasiones como en los reinados de Ezequías y Josías. Finalmente fue destruido por el rey babilónico Nabucodonosor II en 587 a . C., que además llevó cautiva a una gran parte de los habitantes del Reino de Judá hacia tierras caldeas.
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