jueves, 10 de junio de 2010

YOSEF BAR MATTITYAHU (Flavio Josefo)



Flavio Josefo fue un historiador judío nacido el año 37 de la EC, en Jerusalén; murió aproximadamente hacia el 101. Pertenecía a una distinguida familia de la casta sacerdotal; sus antepasados paternos conocidos se remontan, con toda seguridad, hasta cinco generaciones; la familia materna se consideraba descendiente de los Asmoneos o Macabeos. Recibió una buena educación y sus relaciones con gente de estudios selecta le permitieron desarrollar sus dotes intelectuales, en especial su memoria y su capacidad de juicio. Su formación le convirtió en un experto en las tendencias y en los principales partidos político-religiosos judíos de su época - los esenios, los fariseos y los saduceos. También tuvo una gran relación con los zelotes.

Impresionado por la gran importancia del partido fariseo y esperando afianzarse en una posición de influencia, se unió a dicho partido a los diecinueve años, aunque no compartía ni sus puntos de vista religiosos, ni los políticos. Se traslada a Roma el año 64 para conseguir de Nerón la libertad de algunos sacerdotes judíos encarcelados que eran amigos suyos. Tuvo éxito al ganar el apoyo para su causa de Sabina Popea, esposa del emperador. Pero deslumbrado por la brillante vida de la corte de la metrópoli del mundo conocido hasta entonces, se fue alejando de la sensibilidad estricta judía cuya lucha contra el paganismo consideraba inútil. Después de su vuelta a Jerusalén, en el año 66 estalló la gran revuelta judía. Como la mayoría de la aristocracia judía, al inicio no compartía la revuelta de sus conciudadanos pero a pesar de ello si compartía la defensa de su soberanía y de sus sentimientos religiosos ultrajados; Cuando la suerte parecía favorecer a los insurgentes, al principio, Josefo con el resto de la nobleza sacerdotal se une a la rebelión, fue escogido por el Sanedrín de Jerusalén como Comandante en Jefe de Galilea. Como tal estableció en cada ciudad un consejo de jueces cuyos miembros eran reclutados entre los que compartían sus puntos de vista políticos. Realizó las negociaciones diplomáticas y sus funciones militares con prudencia y astucia. Aunque al principio los judíos tuvieron éxito, cuando el General Vespasiano avanzó con el ejército principal desde Antioquia a sangre y fuego, los insurgentes huyeron o se refugiaron en sus fortalezas. Josefo y otros valientes se defendieron durante seis semanas en la fortaleza, casi inexpugnable, de Jotapata. En el verano del año 67, cuando la guarnición estaba exhausta por la falta de agua y provisiones, los romanos tomaron la ciudadela; la mayoría de los patriotas fueron pasados a cuchillo, pero Josefo escapó de la masacre ocultándose en una cisterna de difícil acceso y saliendo de la misma solo cuando estuvo seguro de que su vida sería respetada. Llevado a presencia del general victorioso, para congraciarse con Vespasiano hizo gala de su gran formación, lo que le permitió ser ascendido a caballero del imperio, junto con Tito, hijo de Vespasiano. A pesar todo ello, Vespasiano lo mantuvo como siervo y solo lo liberó en el año 69 cuando fue nombrado emperador Vespasiano.

Como un liberto de Vespasiano, Josefo asumió de acuerdo con la costumbre romana el apellido de Vespasiano Flavio. Él acompañó al emperador incluso hasta Egipto, y cuando este último pasa a su hijo la tarea de continuar la Guerra judía, entonces se une al séquito de Tito, y es testigo ocular de la destrucción de la Ciudad Santa y su Templo. A su propio riesgo personal intenta persuadir a los judíos a que se rindan. Cuando la ciudad es conquistada se fue a Roma con Tito, y tomó parte en el último desfile triunfal. Pero todas estos acontecimientos no hirieron el sentimiento de honor patriótico de Josefo; al contrario, acepta el privilegio de la ciudadanía romana en reconocimiento a sus servicios, y la concesión una renta anual y tierras en Judea. Los emperadores subsiguientes, Tito y su cruel hermano Domiciano, también se comportaron amablemente con Josefo, y confirmaron su trato con muchas pruebas de distinción.

En la corte le permitieron dedicarse hasta su muerte con exclusividad a su trabajo literario falleciendo probablemente durante en tiempos de Trajano hacia el 101. Tanto en su vida, como en sus escritos, siguió una política a medias entre la cultura judía y la pagana, por lo que sus compatriotas judíos le acusaron de inmoral e hipócrita. Sus obras están escritas en un griego elegante, para influir en la clase elegante de su tiempo y combatir diversos prejuicios antijudíos.

La primera obra de Josefo fue la "La guerra de los judíos" de siete tomos. Se basa principalmente en notas de sus memorias tomadas durante la guerra por la independencia (66-73 de la EC), en las memorias de Vespasiano, y en las cartas del Rey Agripa. Mientras su historia de los sucesos bélicos es fiable, el relato de sus propios hechos esta muy impregnada de una exagerada auto adulación.

El segundo trabajo de Josefo, las "Las Antigüedades Judías", contiene en veinte libros la historia entera de los judíos desde la Creación hasta el comienzo de la revuelta el 66 de la EC. Los libros del I-XI están basados en el texto de los Setenta, aunque también se recogen relatos tradicionales de tiempos antiguos vivos entre los judíos de su época. También cita numerosos pasajes de autores griegos cuyas escritos se han perdido. Por otro lado hizo concesiones al gusto de sus contemporáneos gentiles con omisiones arbitrarias, del mismo modo que embellece gratuitamente ciertas escenas. En los libros XII-XX narra la historia anterior a la venida de Cristo y la fundación del Cristianismo, y es nuestra única fuente para muchos hechos históricos. En estos libros el valor de sus declaraciones esta reforzado con la inserción de fechas que están contratadas por otras fuentes, y por la cita de documentos auténticos que confirman y complementan la narrativa Bíblica. La historia de Herodes el Grande se contiene en libros XV-XVII. El libro XVIII contiene en el capítulo III el pasaje famoso donde se menciona al Jesús de Nazaret con las palabras siguientes:

"Aproximadamente este tiempo vivió a Jesús, un hombre lleno de sabiduría, si de hecho uno puede llamarle hombre. Porque realizaba hechos increíbles, y era maestro de los que se alegraban con la verdad. Atrajo hacia sí a muchos, judíos y gentiles. Él era el Cristo. Por la acusación de las autoridades de nuestro pueblo, Pilato lo condenó a muerte en la cruz; no obstante aquéllos que lo habían amado antes le permanecieron fieles. Al tercer día se les apareció de nuevo vivo, entro otras mil maravillas, tal y como lo habían predicho los profetas enviados por Dios. Y al día hoy el pueblo de los que se llaman cristianos después de Él permanece."

Se califica la obra de Josefo como valiosísima para la historia del pueblo escogido por el hecho que las "Antigüedades" testifican la verdad de la Revelación Divina tanto para los judíos como para los cristianos, y porque confirma la historicidad de hechos relatados en la Biblia por el testimonio incontrovertible de autores paganos. Los relatos de los sucesos del levantamiento y de las relaciones entre de las diferentes sectas judías, son de gran importancia para la historia y sufrimientos del Salvador; sus informaciones respecto: a la corrupción de las costumbres e instituciones judías antiguas, su testimonio de los conflictos internos de los judíos, y por último su relato de la última guerra con los romanos que acabaron con la independencia nacional de los judíos, son de gran importancia como fuentes históricas.

Las obras de Josefo se tradujeron al latín en una fecha temprana. Cuando se inventó el arte de la impresión, sus obras circularon en todos los idiomas

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