martes, 8 de junio de 2010

LOS SADUCEOS

El origen del partido saduceo probablemente se remonta a la protesta de muchos sacerdotes, cuando en el año 175 a JC fue interrumpido el ejercicio y la sucesión legal del Sumo Sacerdocio en el Templo de Jerusalén. El cargo que fue comprado al rey seléucida Antíoco IV Epífanes y usurpado por Jasón, hermano de Onías III y legítimo Sumo Sacerdote. La venta del Sumo Sacerdocio por el rey seléucida recayó luego en Menelao de la familia de los Tobías, hermano Simón el preboste o administrador del Templo, quien logró derrotar a Jasón. El comercio del más alto cargo religioso tuvo como corolario la sustitución de las costumbres judías por las griegas, la imposición del culto a los dioses griegos y la persecución de los judíos que seguían fieles a la Ley.

El sacerdote Matatías y sus hijos, entre ellos Judas Macabeo, desencadenaron una rebelión guerrillera, que finalmente logró en diciembre de 164 a JC volver a purificar el Templo. Después de grandes combates contra Demetrio I Sóter, quien intentó imponer como Sumo Sacerdote a Álcimo, y tras la muerte en combate de Judas Macabeo, su hermano Jonatan fue designado en el 149 a JC Jefe Militar. Asesinado Jonatán, su hermano Simón Tasí asumió el la jefatura y además fue confirmado en el 142 a JC como Sumo Sacerdote por el nuevo rey Demetrio II. En el 141 a JC se convirtió en gobernante independiente y desde ahí se afianzó la preeminencia en el Templo de un grupo de sacerdotes, que luego serían conocidos como partido saduceo. El hijo del anterior Sumo Sacerdote Onías III, Onías IV y un grupo de seguidores no habían reconocido las nuevas jerarquías y establecieron otro Templo en Leontópolis (Egipto). Los saduceos apoyaron firmemente al hijo de Simón, Juan Hircano, quien además de ejercer como Sumo Sacerdote, en la práctica se hizo rey (134-104 a JC) y logró convertir el nacionalismo defensivo Macabeo, en un nacionalismo agresivo y expansivo, que le permitió conquistar a los países y pueblos vecinos, a los cuales obligó a judaizarse. De esta época data el enfrentamiento frontal de los saduceos con los fariseos, opositores a Juan Hircano. Las diferencias religiosas entre los dos grupos se convirtieron en choques políticos que se agudizaron durante el reinado de los dos hijos de Juan Hircano, Aristóbulo I (104-103 a JC), quien encarceló a su propia madre y la dejó morir de hambre en prisión, y Alejandro Janeo (103-76 a JC). Este último hizo crucificar a tres mil fariseos que se habían rebelado. La viuda de Alejandro Janeo, Alejandra Salomé, que reinó del 76 al 67 a JC, rechazó la hegemonía saducea y rehabilitó a los sacerdotes fariseos. Su hijo Hircano II, como Sumo Sacerdote, tuvo el apoyo fariseo. El hermano menor de éste, Aristóbulo II, se proclamó rey a la muerte de Alejandra y depuso a Hircano II, quien buscó refugio entre los nabateos, con cuyo rey Aretas III y con apoyo fariseo sitió Jerusalén en el 65 a JC, pero fue derrotado debido a que los romanos apoyaron a Aristóbulo II. Gracias a las gestiones de su canciller, el idumeo Antípatro, Hircano II logró el apoyo del general romano Pompeyo, quien tomó Jerusalén en el 63 a JC y lo reinstaló como Sumo Sacerdote, llevándose a Aristóbulo a Roma, mientras Antípatro ejercía de hecho como gobernante de Judea. En el 40 a JC, Antígono, hijo de Aristóbulo II, con apoyo del Imperio Parto y de los saduceos, tomó el poder, detuvo y mutiló a Hircano II. Herodes, que había huido, y el general romano Socio reconquistaron Jerusalén en el 37 a JC El poder de los saduceos comenzó a decaer paulatinamente desde entonces, aunque se mantuvo, relegado al Templo, por un siglo. Entre los rabinos del siglo II circuló la siguiente leyenda: Antigonus de Soko, el sucesor de Simeón el Justo, el último de los Hombres de la Gran Asamblea, y por tanto viviendo en el tiempo del influjo de ideas helenistas, enseñó la máxima, "No seáis como sirvientes que sirven a su maestro por una recompensa, sino como los que sirven sin pensar en recibir una recompensa”; después de lo cual dos de sus discípulos, Zadok y Boethus, confundiendo el alto significado ético de la máxima, llegaron a la conclusión de que no había futura recompensa, diciendo, "¿Qué sirviente trabajaría todo el día sin obtener su recompensa debida por la tarde?" Instantáneamente se separaron de la Ley y vivieron en gran lujo, utilizando muchas vasijas de plata y oro en sus banquetes; y establecieron escuelas que declaraban el disfrute de esta vida como la meta del hombre, compadeciéndose al mismo tiempo a los fariseos por su privación amarga en este mundo sin ninguna esperanza en otro mundo para compensarlos. Estas dos escuelas se llamaron, tomando sus nombres de sus fundadores, saduceos y betusianos. Los saduceos eran los miembros de la clase alta de la sociedad judía de esa época, por lo que todos los conquistadores buscaron su apoyo para poder someter al pueblo. Esta efectivamente era la política de estado de este grupo, es decir, eran los colaboracionistas, que se sometían al poder extranjero, ya sean griegos o romanos, y adoptaban sus modas y cultura, por lo que eran muy odiados por el grupo más extremista, los zelotes. Esta sumisión al poder les permitía tener los cargos públicos más importantes; el sumo sacerdote era miembro de este grupo, así como la aristocracia y los principales propietarios de tierras. En la época en que vivió Jesús (siglo I) se encontraban muy reducidos en su poderío, ya que los romanos les habían quitado su poder político, y parte de su poder religioso (los romanos se reservaban el poder de elegir al sumo sacerdote); además, habían perdido su influencia religiosa ante el pueblo en manos de los fariseos. Casi todos ellos se encontraban residiendo en Jerusalén. Rechazaban la interpretación de la Torah de los rabíes, y se los presenta habiendo negado que nada de la Biblia Hebrea, aparte de la Torah, tenía autoridad. Como la misma Torah, los saduceos son presentados interpretándola literal y rigurosamente en materias que cubre directamente, al mismo tiempo que rechazando las tradiciones rabínicas o leyes orales que mitigan los castigos más duros o intentan prevenir faltas no intencionadas. Por esto los saduceos son mal vistos por el Talmud. Sin embargo hay evidencia de que hubo un cisma interno entre los llamados "saduceos" – algunos que rechazaban a los Ángeles, el Alma, la Resurrección – y algunos que aceptaban estas doctrinas y la Biblia Hebrea al completo. Sostenían que Dios premiaba a los hombres buenos en vida, por lo que ellos, al ser ricos, eran el pueblo bueno. Su filosofía era materialista, liberal y mucho más mundana que la de los demás grupos. En cuanto a los registros siguientes del Talmud, uno debe tener presente que las historias con respecto a los saduceos fueron escritas por un pueblo que los derrotó, y pueden contener muchas inexactitudes. Con respecto a la jurisdicción criminal, eran tan rígidos que el día en que su código fue abolido por el Sanedrín Farisaico bajo el liderazgo de Simeon Ben Shetah, durante el reinado de Salome Alejandra, se celebró como una fiesta. Se dice que los saduceos insistieron en la ejecución literal de la ley de la venganza: "Ojo por ojo, diente por diente", que el judaísmo farisaico, y posteriormente el judaísmo rabínico, rechazaron. Por otro lado, no infligían la pena de muerte en testigos falsos en un caso donde la pena capital se hubiera llevado injustamente a cabo, a menos que el acusado hubiera sido ejecutado únicamente como consecuencia del testimonio de tales testigos. Según el Talmud, otorgaban a la hija el mismo derecho de herencia que la hija del hijo en caso de que el hijo estuviera muerto. Las particulares interpretaciones de los saduceos, los llevaban a múltiples especificaciones propias sobre el calendario, las fiestas, el culto, los sacrificios, los rituales y asuntos jurídicos. De acuerdo con el Talmud, sostenían que las siete semanas desde la primera ofrenda de gavilla de cebada ("omer") hasta el Shavuot debían, según Lev.23:15-16, ser contados desde "el día después del sábado," y, consecuentemente, que el Shavuot siempre se debería celebrar en el primer día de la semana (Meg. Ta'an. i.; Men. 65a). En esto seguían la antigua concepción bíblica que considera la fiesta de los primogénitos sin conexión con la Pascua, mientras que los fariseos, conectando la fiesta del Éxodo con el festival de la entrega de la Ley, interpretaban el "el día después del sábado" como el segundo día de Pascua. Escritos hallados por ellos y redescubiertos a finales del siglo XIX en el depósito de una sinagoga, como el Documento de Damasco o el Libro de los Jubileos, así como el Sirácida, eran atribuidos a los fariseos, pero hoy se piensa que fueron obra de esenios, tras haber sido hallados entre los Manuscritos del Mar Muerto, cerca de Qumrán, con una colección que en su conjunto sostiene interpretaciones muy diferentes a las de los fariseos.



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