miércoles, 16 de febrero de 2011

Guerras judeo-romanas.

Primera guerra.

Comenzó en el año 66, cuando Eleazar ben Ananías, cesó los rezos y los sacrificios en el Templo en honor al emperador romano y mandó atacar a la guarnición de Jerusalén, todo ello debido al robo del tesoro del Templo. Herodes Agripa II huyó y los judíos consiguieron hacer frente al legado de Siria hasta la llegada del general Vespasiano en el año 67, que logró conquistar el norte. En el 69 fue nombrado emperador, dejando a su hijo Tito el encargo de tomar Jerusalén.

Tito logró tomar la ciudad y arrasar con la población en el año 70, destruyendo el segundo Templo del cual solo se mantuvo parcialmente en pie la pared occidental, conocida actualmente como "muro de los lamentos". La última fortaleza rebelde, Masada, cayó el año 73. A continuación, los romanos sustituyeron la figura del procurador por un pretor, y estacionaron de forma permanente la X Legión “Fretensis”.

El rabino Yochanan ben Zakai, huido de Jerusalén, obtuvo el permiso del general romano para establecer un centro de aprendizaje judío y formar el Sanedrín en la ciudad de Yavne, lo que se considera el comienzo del judaísmo rabínico, cuando se recopiló la Halajá. El Sanedrín se convirtió en el cuerpo religioso, político y judicial supremo para los judíos por todo el mundo hasta el 425, cuando fue disuelto por el emperador Marciano.
Masadá, simbolo del honor patrio
Segunda guerra.

Llamada Guerra de Kitos, comenzó en el 113 debida a las medidas de Trajano contra los judíos: prohibición del estudio de la Torá y la observancia del Shabat, medidas tomadas para asegurarse la retaguardia mientras luchaba contra el Imperio Parto. La revuelta se produjo en varios lugares debido a la diáspora: en Cirene, desde donde se extendió a Alejandría, a Chipre, y a la Mesopotamia, siendo duramente reprimida por los romanos. En el 118 fue nombrado emperador Adriano, que prometió autorizar la reconstrucción del Templo, lo que trajo la paz a la región.

Tercera y última guerra.

En 132 estalló la rebelión de Bar Kojba, debida a varias razones, pero sobre todo a los decretos dictados por Adriano que prohibían el Brit Milá, la celebración del Shabat, y las leyes de pureza en la familia, así como por las noticias de que pretendía levantar un templo en honor de Júpiter sobre las ruinas del de Jerusalén.

Akiva ben Iosef, que presidía el Sanedrín, convenció al resto de sus miembros de nombrar nasí (príncipe) a Simón bar Kojba (“el Hijo de la Estrella”, en arameo), que declaró la independencia frente al Imperio romano, manteniendo a Israel durante tres años como estado independiente y llegando a emitir su propia moneda. Los romanos enviaron nueve legiones para reconquistar Israel, adoptando una estrategia de tierra quemada: según Dión Casio, murieron 580.000 personas y se arrasaron 50 pueblos fortificados y 985 aldeas. Bar Kojba se refugió en la fortaleza de Betar, donde fue capturado y muerto por los romanos en el 135.

Jerusalén también fue arrasada, y para evitar el retorno de los judíos se construyó una ciudad romana, Aelia Capitolina, y se aposentó una guarnición en el lugar donde se había levantado el Templo. Para completar la humillación, se llamó desde entonces a la región Provincia de Palestina, eligiendo el nombre de los filisteos a quienes Roma identificó como enemigos de los judíos. La mayoría de la población judía fue asesinada, esclavizada o exiliada y la religión judía prohibida, con lo que el centro de la vida religiosa judía pasó a Babilonia. En el siglo IV, Constantino I el Grande permitió a los judíos regresar a Jerusalén a lamentar su derrota una vez al año, el 9 de Av,  en el Muro de las Lamentaciones.

Fragmento de la columna de Tito como recuerdo de la destrucción y saqueo del II Templo

Etapa del Segundo Templo.

La herencia de Alejandro Magno.

Los persas fueron derrotados por Alejandro Magno, en el 331 a. EC., en cuyo imperio estaba incluido Israel. Se dice que no atacó Jerusalén después que una delegación de judíos lo convencieran de su lealtad, mostrándole las profecías contenidas en las escrituras que esto debía ocurrir.
«Daniel 11:3-4 Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad. Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado y será para otros fuera de ellos.»

«Daniel 8:8-9 Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa.»

En el 323 a. EC. moría Alejandro, y en la lucha por el poder Israel cambió de manos por lo menos cinco veces en apenas veinte años. Babilonia y Siria fueron gobernadas por los seléucidas, y Egipto por los ptolomeos. Durante el reinado de Ptolomeo II (281-246 a. EC.) se tradujo la Septuaginta en Alejandría. En esta época comenzaron a tomar importancia algunas sectas, como los fariseos, saduceos y esenios.

El rey seléucida Antíoco IV Epífanes atacó y venció a los ptolomeos y conquistó su imperio, saqueando Jerusalén para usar los fondos del Templo. Entre 174-163 a. EC. promulgó varias ordenanzas para conseguir la helenización de los judíos: trató de suprimir el culto a Yahveh, prohibió el judaísmo suspendiendo toda clase de manifestación religiosa y trató de establecer el culto a los dioses griegos. Las imposición de ideas griegas hacía sentir ‘esclavizados’ a los judíos (1ª Mac 8:18).

“...los sacerdotes ya no mostraban celo por el servicio del altar; sino que.... descuidando los sacrificios,... eran invitados a lanzar el disco” (2ª Macabeos 4:14,15). Pero el sacerdote judío Matatías y sus dos hijos (los Macabeos) consiguieron levantar a los "judíos piadosos" (jasidim) en su contra y lo expulsaron. La fiesta judía de Jánuca conmemora este hecho (I Macabeos).

Dinastía de los Asmóneos, su Reino.

Judas Macabeo recuperó Jerusalén en 164 a. EC., purificando el Templo, reanudando los sacrificios; en 150 a. EC. se expulsó a los sirios de Jerusalén, formándose Judá como Estado judío independiente. Comenzaba el reinado de los Asmoneos, apoyado por los fariseos (168-142 a. EC.), cuando el imperio seléucida entró en numerosas guerras civiles a partir de 129 a. EC., el estado judío adquirió plena autonomía.

Juan Hircano, hijo de Simón Macabeo y Sumo sacerdote, gobernó desde Jerusalén entre 134 y 104 a. EC., pero no fue reconocido como rey al no ser descendiente de David. Se anexionó Jordania, Samaria, Galilea e Idumea, con el apoyo de Roma. Los idumeos fueron forzados a convertirse al judaísmo.

En 105 a. EC. el nuevo rey y sumo sacerdote de Judá, Alejandro Janneo, cambió el apoyo de los fariseos por el de los saduceos.

Ocupación y dominio romano.
En el año 63 a. EC. Pompeyo conquistó la región, convirtiéndola en reino tributario de Roma, y entre 57 y 55 a. EC. Aulo Gabinio, procónsul de Siria, repartió el reino asmoneo en Galilea, Samaria y Judea, con 5 distritos bajo la jurisdicción del Sanedrín. Reprimió una revuelta popular y restituyó a Juan Hircano II como sumo sacerdote. Durante su campaña en Egipto, Alejandro, hijo de Aristóbulo II, arrebató a Hircano II el título de sumo sacerdote, pero en el año 54 a. EC. Gabinio restableció el orden.

Dinastía herodiana.

En 40 a. EC. Herodes I, el Grande fue designado rey de los judíos por el Senado romano, lo que no indicaba independencia pero sí una cierta autonomía. Le sucedió Herodes Antipas, nombrado tetrarca de Galilea y Perea el año 4 a. EC. Durante su reinado nacieron Jesús y Juan, el Bautista, más seguramente en el año 4 a. EC.

En el año 6, Arquelao, etnarca de Samaria, Judea e Idumea fue depuesto por Augusto, y el territorio se anexionó a Siria como Provincia de Judea, con capital en Cesárea, bajo gobierno directo de Roma. Quirino, legado de Siria, organizó el primer censo de Judea al que se oponían los zelotes dirigidos por Judas el Galileo.

Siguió un breve periodo de paz en Judá y Galilea durante los años 7-26, durante los cuales murió, en el año 9, Hillel, presidente del Sanedrín y opuesto a la rigidez religiosa de Shammai, y el año 18 el prefecto Valerio Grato nombró Sumo Sacerdote a Caifás, que sería depuesto en el 36 por el legado sirio Vitelio.

El año 26 Poncio Pilatos fue nombrado gobernador de Judea. Durante su mandato (26 - 36) fue decapitado Juan Bautista y crucificado Jesús. También fue depuesto por Vitelo.

Tras la muerte de Herodes Antipas el año 39, Claudio designa como rey de los judíos a Herodes Agripa I (41-44), a Herodes de Calcis y posteriormente a Herodes Agripa II, (48-100), séptimo y último rey de la familia Herodes.

Flavio Josefo

El cautiverio.


Cautiverio asirio de los israelitas del norte.

En el 853 a. EC. Salmanasar III de Asiria y posteriormente Sargón II en el 722 a. EC. conquistaron las diez tribus norteñas de Israel destruyendo su capital, Samaria, y enviando a la población al exilio y cautiverio. La mayoría de los habitantes, incluyendo la clase dirigente, fue deportada a otras tierras ocupadas por el imperio asirio y se trajeron gentes de esos lugares a Samaria. Así, dispersados entre otras naciones, asimilados en nuevas culturas, llegaron a perder su identidad original. Nunca volvieron, como pueblo, a la tierra de Israel, se les llamó las diez tribus perdidas.

Cautiverio babilónico de los judíos.

  • 605 a. EC.: primera diáspora. La “parte noble” del pueblo judío (entre ellos el profeta Daniel) se ve forzada a vivir en territorio imperial y bajo sus lineamientos.
  • 586 a. EC.: Babilonia conquista Judá (y su capital Jerusalén). Gran parte de la población, sobre todo la nobleza, fue deportada a Babilonia. A esto se refiere comúnmente la expresión Cautiverio de Babilonia.
Muchos consiguieron huir a Egipto, Siria, Mesopotamia, o Persia. El rey de Judá (ciego y sometido) conservaba su título nominal (Jer 52:31) y los hebreos “valiosos” eran ubicados en la administración imperial -en cargos importantes- (Dn 1:19; 2:49). No obstante, los judíos se sentían "esclavos" ya que quien impartía los dictámenes en relación a la vida, el ritual y culto era el monarca babilónico (Daniel 3:10; 37). Los judíos estaban cautivados… (Jer 50:33). Ya no podrían regir sus vidas pues las fuerzas imperiales los conducirían hacia la idolatría [forma de vida en la que se priorizaba el materialismo] (Je 52:30). Allí, en Babilonia, los judíos pasarían más de setenta años.

Etapa de dominio persa.

Siete decenios después, Dios transmitía al rey de Babilonia: “Tu imperio... será dado a los persas” (Dn 4:24; 5: 20-28).

  • 559 a. EC.: Ciro II el Grande se convirtió en rey de Persia, conquistando Babilonia en el 539 a. EC. El imperio persa gobernó Asia occidental, incluyendo a Israel, hasta el 333 a. EC.

Como la mayoría de los grandes emperadores de la Edad del Hierro, Ciro permitió a sus súbditos practicar su propia religión mientras incorporasen al rey en su adoración como un dios o semidios, o al menos le hiciesen ofrendas. Tomó la medida de acabar con el estatus de nación esclava, aunque la relación personal seguía siendo la de amo-esclavo. Estas reformas se reflejan en el cilindro de Ciro y en los libros bíblicos de I Crónicas y de Esdras, que indican que sacó a los israelitas de la servidumbre en Babilonia y les concedió permiso para volver a la tierra de Israel (aunque no les permitiría ser independientes).

Empieza la reconstrucción del Templo.

Ciro permitió que Sesbasar, príncipe de la tribu de Judá, y Zorobabel llevaran a los judíos de Babilonia a Jerusalén. Se les permitió volver con los objetos del Templo que los babilonios habían tomado, y comenzaron la construcción del segundo templo (Esdras 1 y ss., (Isaías) 44 y 45), que se concluirá en 525 a. EC. bajo la dirección espiritual de los profetas Ageo y Zacarías. En este tiempo Tierra Santa era una satrapía persa conocida como Yehud.

Los papiros de Elefantina (circa 450 - 419 a. EC.) de la colonia militar judía en Egipto demuestran que en este tiempo algunos judíos seguían siendo politeístas, y consideraban que Yahveh tenía como esposa a la diosa Anat.

En 445 a. EC. Artajerjes nombró virrey de Judá a Nehemías, que fortificó Jerusalén para defenderse del gobernador de Samaria. Los pocos miles de judíos retornados estaban despojados de las riquezas materiales. La vida se les tornaba difícil bajo el dominio persa. La reformada vida israelí fue conducida por los escribas judíos Nehemías (Nehemías 1-6) y Esdras; este último instituyó la sinagoga y sus servicios de rezos, y coronó la Toráh leyéndola en público ante la gran asamblea que instaló en Jerusalén. Comenzaba a renacer el impulso de comunidad religiosa, logrando que Dios volviera a estar en medio de ellos (Ageo 2:5,6,20)

Por su parte los samaritanos construyeron su propio Templo en el monte Garizim en 428 a. EC. (II Macabeos 6,2).



El reino de Israel.

El Reino de Israel (en hebreo: יִשְׂרָאֵל מַלְכוּת, Maljut Yisrael) abarcaba en la época de máxima expansión una extensión muy superior a la del actual estado de Israel, ya que se extendía del sur del Líbano a la península del Sinaí y del mar Mediterráneo al río Jordán, según las descripciones de Samuel.

Las controversias aparecen constantemente: Según Finkelstein y Silberman, en la época de los reinados de David y Salomón Jerusalén parece estar despoblada o con solo unos cientos de habitantes: insuficientes para gobernar un imperio que abarcase desde el Éufrates a Eilath. Aseguran que la primera referencia independiente para el Reino de Israel es de 890 a. EC., mientras que para el de Judá es aproximadamente 750 a. EC. Sugieren que, debido a los prejuicios religiosos, los historiadores posteriores (es decir, los autores bíblicos) suprimieron los logros de la dinastía de Omrí (que la Biblia describe como politeístas) achacándolos a una supuesta edad de oro de los gobernantes monoteístas.

1200 a EC, el reinado de Saúl.
El reinado de Saúl fue corto, gobernó relativamente pocos años y fue acusado de corrupto, aunque algunos manuscritos antiguos dan la cifra de 40 años (cf. Nuevo Testamento, que le da un reinado de cuarenta años); aunque basándose en el número de las batallas que se le atribuyen, es probable que reinase veintidós años. Murió en batalla contra los filisteos; (combate de Gilboá) batalla en la que David no participa, pues, siendo perseguido, tuvo que refugiarse al lado de un líder filisteo (Aquis).

Según las fuentes, David y Saúl se habían convertido en enemigos, por lo menos desde el punto de vista de Saúl. Las fuentes describen a Jonatán, hijo de Saúl, o bien a Michal, su hija, (fuente anti-monárquica y monárquica respectivamente) como quien ayudó a David a escapar de Saúl, aunque asumiendo la reconciliación antes de su muerte.

David ya había sido "ungido" como rey por Samuel (antes de la muerte de Saúl), pero un heredero, Ishbaal ben Saúl, asumió el control de Israel. Este gobernó solamente dos años antes de que lo asesinaran.

1007 a EC., David, rey de Judá.

David se convirtió en rey (pero únicamente de la tribu sureña: Judá). Gobernaría desde la ciudad de Hebrón durante siete años, para recién después ser designado rey de toda la nación (Israel y Judá).
Cierto número de críticos y eruditos bíblicos han sugerido que David consiguió esa ansiada unificación de las 12 tribus en base a su carisma, pero lo que realmente parece legitimarlo es su férrea determinación de hacer cumplir la Ley de Yahvé (Jehová). [Los líderes de las tribus le dijeron: “hueso y carne tuya somos” (2ª Sam 5:1-3)].

El líder judío sería –con su valentía y piedad- el unificador de las tribus israelíes. Consiguió también hacer de Jerusalén la capital de la nación y algo largamente añorado por los fieles: recuperar y traer el Arca de la Alianza (cuyo culto había perdido intensidad en tiempo de los Jueces ) (Jos 7:6; 2ª Sam 6:2) De acuerdo a las Escrituras, en la segunda mitad de su reinado aparecen desvíos, algunos crímenes y ciertas conjuras que culminan con Absalom, hijo de David, propuesto como nuevo rey. La Biblia entonces describe como un gran sector del pueblo se rebela y asume el control de Judea, forzando a David al exilio al este del Jordán.[26]

Según Samuel, David lanzó un contraataque y triunfó, aunque con la pérdida de Absalom, su hijo. Reconquistada Judea, y afirmado el control sobre Israel, David regresa al oeste del Jordán, aunque continúa sufriendo rebeliones por parte de Israel, superando con éxito cada una.

1000 a EC., David, rey de toda la Nación: Israel y Judá.
Según las escrituras, David emprendió campañas militares contra los enemigos de Judá e Israel, y derrotó a enemigos tales como los filisteos, amonitas y arameos, consiguiendo así que las fronteras permanecieran seguras, aunque sufrió la sublevación de su hijo Absalom, erigido como rey en Hebrón, que fue derrotado y muerto por las tropas de David. Tras arrebatar Jerusalén a los jebuseos, trasladó a esta ciudad fortificada la corte, que estaba en Hebrón, y el Arca de la Alianza, que se encontraba en Quiryat Yearim.

Bajo su gobierno, Israel pasó de reino a imperio, y su esfera de influencia militar y política en el Oriente Medio se amplió, controlando a estados más débiles como a los filisteos, Moab, Edom, Ammon, y convirtiendo en vasallas a algunas ciudades-estados arameas (Aram-Zobah y Aram-Damasco). Las fronteras iban del mar Mediterráneo al desierto árabe, del mar Rojo al río Éufrates. Algunos arqueólogos modernos, aunque minoritarios, creen que el área bajo control de Judá e Israel en esta época, excluyendo los territorios fenicios en la costa mediterránea, no excedía de 34.000 km²; de éstos, el reino de Israel abarcaba cerca de 24.000 km².

Sin embargo, La interpretación de la evidencia arqueológica sobre el alcance y la naturaleza de Judá y Jerusalén en el siglo 10 antes de la Era Común es un tema de intenso debate. Israel Finkelstein y Zeev Herzog de Universidad de Tel Aviv piensan que el registro arqueológico no apoya la opinión de que Israel en ese momento era un estado importante, sino más bien un pequeño reino tribal. Finkelstein dice en su «La Biblia desenterrada (2001)»: "En la base de estudios arqueológicos, Judá se mantuvo relativamente vacía de población permanente, muy aislados y la derecha muy marginal hasta después de la hora prevista para el David y Salomón, sin grandes centros urbanos y sin jerarquía pronunciada de caseríos, aldeas y ciudades”. De acuerdo con Zeev Herzog "la monarquía unida de David y Salomón, que es descrito por la Biblia como un poder regional, era a lo sumo un pequeño reino tribal". En oposición a ellos, William G. Dever, en su libro «¿Qué hicieron los escritores bíblicos y que sabían?», sostiene que la evidencia arqueológica y antropológica apoya el relato bíblico amplia de un Estado de Judea en el siglo 10 antes de la Era Común. Encuestas de la superficie se encuentra destinada a la localización y cambios en los patrones de asentamiento de población han demostrado que entre los siglos 16 y 8 a. EC., período que incluye los reinos bíblicos de David y Salomón, toda la población de la región montañosa de Judá, no era más que unos 5.000 personas, la mayoría de ellos pastores errantes, con la zona urbanizada toda consta de una veintena de pequeños pueblos.

965 a. EC., Salomón, rey.

A la muerte de David le sucedió su hijo Salomón, que obtuvo el reino sobre su hermano mayor, Adonías, a quién tuvo que eliminar más adelante. El reinado de Salomón trajo una paz sin precedentes.
Tanto David como Salomón firmaron alianzas con el rey Hiram I de Tiro, y a cambio de la entrega de tierras llegaron en gran número artesanos, trabajadores expertos, dinero, joyas, madera de cedro y otras mercancías. El palacio de David y el templo de Salomón se suponen construidos con la ayuda de recursos tirios y gracias a sus arquitectos, como Hiram.

Salomón reconstruyó gran número de ciudades importantes, como Megido, Hazor, y Gazer (ésta ha sido excavada por arqueólogos, y se han descubierto grandes construcciones, como los establos para los caballos de Salomón, junto con fuentes para abrevaderos).
Emprendió numerosas obras arquitectónicas, entre las que destaca por encima de todas la construcción del Templo de Jerusalén como asiento para el arca de la Alianza; también levantó un palacio y realizó obras públicas como un terraplén que unía el templo con la ciudad de Jerusalén.

Reinó durante 40 años, durante los cuales pudieron formar un pueblo, tener prosperidad, y vivir siguiendo los preceptos del Señor (1ª Re 3:20, 8:25). Salomón había obtenido Sabiduría –la cual estaba basada en Seguir los mandamientos de Dios- (Sal 119:98,104 –ver 1ª Re 2:2; Job 28:28-). Durante ese período, la seguridad interna y el control de las vías de comunicación facilitaron la expansión del comercio, lo cual incrementaba la prosperidad aunque se acercaba peligrosamente al modo de vida de los cananeos (que la Ley de Yahvé repudiaba) Mantuvo relaciones con Ofir y Saba.

Llegó a ser el rey más rico de todos (1ª Re 9:26; 10:4). Pero en la última etapa de su reinado, la corrupción iba en aumento; la corte y la burocracia se expandían (1ª Re 4; 11:3). En la conclusión de las transacciones con el rey Hiram I de Tiro demostró no ser justo, sino que trató de sacar ventajas (1ª Re 9:12-14). En medio de una vida suntuosa permitió el ascenso de muchos sacerdotes que eran indignos (2ª Re 23:13, 5). Era evidente que los inconvenientes no tardarían en surgir.

A la muerte de Salomón circa 926 a. EC., dejando como heredero a su hijo Roboam, las tensiones entre el norte de Israel (que contenía las 10 tribus norteñas), y la sección meridional con las tribus de Judá y Benjamín con capital en Jerusalén, alcanzaron un punto de crisis. Cuando en 920 a. EC. Roboam desoyó las quejas económicas, Israel quedó partido en 2 reinos: el de Israel (incluyendo Siquem y Samaria) en el norte y el de Judá (con Jerusalén) en el sur; la mayoría de las provincias no-hebreas se separaron.

El reino de Israel, al norte, se mantuvo como estado independiente desde el año 930 a. EC. hasta el 720 a. EC., cuando fue conquistado por el imperio asirio. El reino de Judá, existió hasta el 586 a. EC., cuando fue conquistado por el imperio babilónico.

Historia de los dos reinos.

Hay un problema sobre la monarquía dividida, y es que la Biblia de los Setenta (Septuaginta), los textos masoretas y los de Flavio Josefo mencionan diferentes figuras. Otro problema en que se desconoce si los dos reinos utilizaron el mismo calendario, además de si los años de los reinados son completos o en parte, y se ignora si hubo corregencias. Lo que sí es claro, es lo que transmiten los profetas: ambos reinos Israel y Judá persiguen solamente el lucro (Is 9:18-21). Aquellas prácticas corruptas que se encontraban en los pueblos vecinos (ambición, envidia, opresión de los más débiles…) fueron introducidas en Israel contrariando la Ley de Yahvé. La antigua advertencia (vivir aparte… no imitar las costumbres de las demás naciones) (Deuteronomio 12:29,30) se había echado al olvido. Se dejó de lado aquel sentido de “pueblo religioso” (Dt 12:5,14) y las tribus se dividieron debido a un problema de índole económico (los tributos) (1ª Re 12:15, 18)

Israel, el reino del norte.

Alrededor del 920 a. EC., Jeroboam lideró la rebelión de las tribus norteñas estableciendo el reino de Israel (I Reyes), con capital en Siquem. B. Isserlin asegura que el reino de Israel era similar a los cananeos de su entorno geográfico, tanto en su política y economía como en los planteamientos urbanos, artísticos e industriales.

Económicamente el estado de Israel parece haberse desarrollado mejor que su vecino del sur, debido a las mayores precipitaciones y unos sistemas agrícolas más productivos pero sobre todo, debido a su posición estratégica para aprovechar el comercio regional. La Biblia indica que Yahvé estaba "indignado" con las tribus norteñas por el modo de vida ostentoso, desigual y corrupto que practicaban. A su vez, la tribu de Judá se mantenía apenas “un poco menos infiel… reconoce todavía a Dios” (Oseas 4:15; 11:12; Amós 2:4-8).

Según el relato bíblico, que no se puede comprobar por fuentes exteriores, hubo 19 reyes en Israel. Políticamente fue menos estable que Judá, manteniendo una dirección carismática por méritos, y la competencia entre las familias predominantes parece depender mucho más de acuerdos (de trasfondo comercial) con poderes exteriores, como Tiro, Aram o Asiria que en su propia autoridad. Esta necesidad de aplacar a vecinos importantes comenzó ya en el reinado de Jeroboam, cuando, a pesar de las fortalezas de Tirzah, Siquem, y Penuel, Israel fue invadido por el faraón Sheshonq I de la dinastía XXII.

El reino de Israel parece haber sido más poderoso en la segunda mitad del siglo IX a. EC., cuando Omrí (885-874 a. EC.) fundó una nueva dinastía con capital en Samaria, ciudad mejor protegida, con la ayuda de la ciudad fenicia de Tiro, reforzando esta alianza al casar a su hijo y sucesor, Acab (874-853 a. EC.), con la hija del gobernante de Tiro, Itobaal, y a su hija Atalía con el hijo del rey Josafat de Judá, el futuro rey Joram. Acab formalizó múltiples alianzas entre los pequeños reinos y contribuyó con 2.000 carros y 10.000 soldados a la coalición que derrotó a Salmanasar III en Qarqar (853 a. EC.).

La Sagrada Escritura nos informa que estaban imitando el materialismo de Asiria y naciones vecinas (2ª Reyes 17:13-16). Y Dios transmitía: “¡ay de ellos cuando yo llegue a abandonarlos!” (Oseas 9:12; ver Dt 28:36). Efectivamente, el dinero abundaba pero las desgracias se precipitarían.

Son advertidos: “Sobre sus riquezas crecerá la hortiga” (Oseas 9:6; Miqueas 2:3) “Haré que seáis deportados…” “el asirio será su rey…” (Is 7:17-8:4; Amós 5:27; 6:14; Os 11:5).

Doce años más tarde, Jehú, con ayuda del reino de Aram, dio un golpe en el cual Acab y su familia fueron asesinados, y es ungido rey de Israel por el profeta Eliseo. La Biblia no hace ninguna referencia al hecho, pero las fuentes asirias se refieren a Jehu como un monarca de la casa de Omri, lo que puede indicar que este golpe era el resultado de luchas dentro de la misma familia predominante. Hacia el 838 a. EC. se aviene a pagar un tributo a Salmanasar III para defenderse de los arameos de Damasco. Jehú se muestra arrodillado ante el monarca asirio en el obelisco negro de Salmanasar, y es el único monarca de cualquiera de ambos estados del que se conserva un retrato.

Como resultado de estos cambios, Israel, al igual que su vecino meridional Judá, cayó dentro de la influencia del reino arameo de Damasco. El rey Hazael guió a los arameos contra Joram de Israel y Ocozías de Judá, derrotándolos en Ramoth-Gilead. Tras esta batalla, Hazael rechazó dos ataques asirios contra los territorios israelitas situados al este del Jordán, y la ciudad filistea de Gath e intentó tomar Jerusalén (II Reyes, 2 12-17). Una inscripción descubierta en Tel Dan se considera erigida por Hazael, después de la batalla de Ramoth-Gilead.[39]

Jeroboam II fue coronado rey de Israel en 787 a. EC. Luchó contra Damasco y Moab en un intento de expansión, mientras los asirios amenazaban a los reinos judíos. Jeroboam II murió en el año 747 a. EC. en una rebelión popular, y con él acabó la dinastía de Jehú.

De la sangrienta rebelión, Menahem se erigió en rey el 745 a. EC., y aceptó pagar tributo a Tiglath-Pileser III. Le sucedió su hijo Pecajías, que perdió el trono ante Pecaj.

Pecaj intentó una coalición con Rasón de Damasco y Ajaz de Judá, para combatir a los asirios. Pero Ajaz apoya a Asiria, lo que llevó a la caída de Israel en poder del rey asirio Sargón II, que lo incorporó a su imperio en el 720 a. EC. (II Reyes 17, 3-6) (Se cumplió así la profecía bíblica de Oseas 11:5).

La evidencia arqueológica demuestra que mucha gente huyó al sur, hacia Judá cuya capital (Jerusalén) parece haber crecido cerca del 500% en este tiempo. En esta época muchas tradiciones norteñas comenzaron a seguirse en la región de Judá.

Este período del eclipse de Israel coincidió con la aparición de una línea de profetas independientes, Amós, Joel, Oseas y Elías, Eliseo e Isaías altamente críticos con los monarcas de Israel. La tradición espiritual que más adelante crecería en la historia bíblica, tuvo aquí sus orígenes, según muchos exégetas bíblicos.

El Reino del Sur, Judá.

Cuando en 922 a. EC. el reino de Israel fue dividido, las tribus de Judá y Benjamín permanecieron fieles a Roboam, formando el reino de Judá con capital en Jerusalén. Roboam luchó contra el rey de las tribus norteñas (Jeroboam de Israel), guerra que mantuvo su hijo Abías o Abiyam (II Crónicas 12 y 13), acabando con su ejército y tomando Betel.

Le sucedió su hijo Asa, que prohibió el culto a los ídolos, rechazó a los madianitas y a los etíopes que habían invadido Judá, y luchó contra Basa, rey de Israel, con la ayuda de Ben-Hadad, rey de Siria.

La dinastía de Omri extremó la guerra contra Judá, ayudada por su alianza dinástica con Tiro. El rey Ocozías, hijo de Joram, fue asesinado en el año 846 a. EC., su madre Atalía se hizo con el poder e inició en Jerusalén una persecución contra los que se oponían al culto del dios Baal. Seis años después, Atalía fue asesinada.

En 838 a. EC. Joás, hijo de Ocozías, fue coronado rey de Judá y en Jerusalén se destruyó el templo de Baal, expulsándose a sus sacerdotes. Se restauró la religión de Yahvé, la misma actitud que toma Yehú en Israel destruyendo el templo de Baal en Samaria. Joás aceptó pagar un tributo a Salmanassar III para defenderse de los arameos de Damasco, y en el 800 a. EC. Damasco fue vencida por el rey asirio Adadnarari III, conquistando Joás en el año 802 a. EC. las zonas que habían dominado los arameos en Galilea.

Durante el reinado de Acaz, la población de Jerusalén creció enormemente como resultado de la llegada de muchos refugiados israelitas que huían del norte, pasando de ser un pequeño mercado local a una ciudad importante. Durante el reinado de Ezequías (725-697 a. EC.), su hijo, la población había crecido alrededor de un 500%. Ezequías realizó grandes obras, incluyendo la ampliación de las murallas para incluir la nueva población tanto en Jerusalén como en Lakís, construyó la piscina de Siloé para dar a la ciudad una fuente independiente de agua en el interior de la ciudad y también amplió el Templo.

Phillip Davies y otros sugieren que en este tiempo Jerusalén estableció su propia escuela de escribas, reuniendo las fuentes de tradición oral que se conocen como Tradición yavista. La Biblia también explica que Ezequías emprendió importantes reformas religiosas, procurando sin éxito centralizar las prácticas religiosas en el Templo y erradicar la adoración a la serpiente Nehustan, culto que duraba desde los tiempos de Moisés. Parece haber seguido el camino de Salomón, recopilando la sabiduría (lo cual se basaba en “seguir los mandamientos del Señor” (Dt 4:6; Sal 119:98; Baruc 4:1) atribuida a este monarca.

Quizá incitado por los faraones de la dinastía vigésimosexta egipcia formó y dirigió una coalición con los filisteos intentando unificar Judá e Israel. Los asirios, que dominaban la zona filistea le vencieron reduciendo Lakís a cenizas y cercando los alrededores de Jerusalén. Senaquerib se jactó de haber "encerrado a Ezequías en Jerusalén como a un pájaro en una jaula", pero la Biblia habla del ángel del señor que golpea violentamente a los sitiadores asirios, relato que parece señalar algún tipo de epidemia. Los asirios debieron retirarse, pero pudieron imponer un tributo que empobreció a la población de Judá durante una generación y condujo a la total revocación de las reformas de Ezequías.

Durante el reinado de su hijo Manasés (697-642 a. EC.), bajo la más suave dominación de los reyes Asarhaddón y Asurbanipal, se produjo una recuperación económica, aunque en desmedro de la justicia y rectitud. Se sabe que pasó cierto tiempo con Asarhaddón en Babilonia y que acompañó a Asurbanipal en la invasión de Egipto.

El hijo de Manasés, Amón, tuvo un reinado insignificante antes de que fuera asesinado el año 639 y pasara el trono a su hijo Josías, todavía un niño. En 633 a. EC. el sacerdote Helcías, padre de Jeremías, encontró un libro de la Torá perdido (II Reyes 22:8) que atribuyó a Moisés, posiblemente el Deuteronomio, lo que condujo a reformas importantes del culto.[42] Este reinado vio el eclipse y derrumbamiento del imperio asirio, lo que llevó a Josías a seguir la trayectoria de Ezequías centralizando toda el culto en Jerusalén, e instituyendo el Pésaj. Intentó unificar los reinos judíos y luchó por liberarse de Asiria, y tras la caída de ésta (612 a. EC.), por liberarse de Egipto. Murió en batalla, resistiendo el avance del faraón Necao II en 609 a. EC. En el 608 a. EC. Necao II impuso como rey a Eliaquim, con el nombre de Joaquim. Los egipcios fueron derrotados por los babilonios el 605 a. EC. en Karkemish, y Egipto quedó sometido por el rey babilonio Nabucodonosor II, que influenciaba también sobre Judá.

El año 598 a. EC. Nabucodonosor II eliminó a Joaquim, que se negaba a pagar tributo. Su hijo Joaquín tampoco colaboraba, así que el ejército babilonio encarceló a Joaquín y a toda la aristocracia del reino de Judá.

Nabucodonosor II nombró a Matanías rey de Judá en el año 589 a. EC. y, bajo el nombre de Sedecías, fue el último rey judío. El imperio babilónico arrasó Jerusalén, su Templo fue destruido en 587 a. EC. y la elite judía fue obligada a vivir en Babilonia. (II Reyes 25:1-9).

Curiosidades arqueológicas.

  1. En 2008 se encontraron pruebas de la existencia de un reino fuerte en Khirbet Qeiyafa. Ha sido datado con el carbono-14 por la universidad de Oxford entre de 1050 y 970 a. C., la época en que se sitúa el reinado de David. Seymour Gitin, arqueólogo y director del instituto de Albright de Jerusalén (institución americana privada) que ha estudiado los hallazgos de Khirbet Qeiyafa, asegura que los hallazgos de 2008 prueban que "había un centro urbano en el siglo X en las colinas al norte del Valle de Elah".
  2. Una inscripción encontrada en Tell Dan fechada en 850-835 a. C. se interpreta que habla de la casa de David (ביתדוד); la estela de Mesha de Moab, parece contener la misma frase; y Kenneth Kitchen ha traducido una inscripción del faraón Sheshonq I de c. 945 a. C. que menciona "las tierras de David"
  3. Las pruebas históricas sobre el rey Salomón, independientes del relato bíblico, son escasas. Las excavaciones arqueológicas en Hazor, Megiddo, Bethshan y Gezer han descubierto estructuras que los arqueólogos israelíes Ammon Ben-Tor, Amihai Mazar y el norteamericano William G. Dever sostienen que pertenecen a su reino y que todas esas ciudades fueron destruidas por un ataque de Sheshonq I. Finkelstein sostiene que estas estructuras son de un siglo después del reinado de Salomón.


Canaán, conquistada.


Claramente, el proceso de la infiltración israelita en Canaán es más complicado que lo narrado en la Biblia. El patrón del establecimiento y la génesis de Israel como pueblo fue un proceso complejo que implicaba principalmente a grupos nativos de pastores de Canaán (quizás incluyendo habiru y shasu), con una cierta infiltración de grupos exteriores, tales como hititas y arameos del norte así como grupos meridionales de shasus tales como los keinitas, alguno de lo cuales puede haber venido de otras zonas controladas por Egipto. Cuando Israel conquistaba Canaán, Egipto estaba nominalmente en control de la región
Creciente Fértil
Genéticamente, los judíos demuestran tener conexiones con el pueblo kurdo y otros grupos del norte de Iraq, sugiriendo ésta como el área de la cual la mayoría de sus antepasados vinieron originalmente, un hecho confirmado arqueológicamente a partir del período Khirbet Kerak, período medio de la Edad del Bronce, con la expansión de los hurritas (horreos en el Tanaj), y con la de los shasu (egipcios en el Tanaj) y de ahlamu (acadios, asirios y arameos en el Tanaj, también) al principio de la Edad del Hierro.
 
Ramsés II
Distribución de las tribus alrededor del 930 a. EC. Según la Biblia, tras salir de Egipto, los israelitas vagaron por el desierto durante una generación, para invadir luego la tierra de Canaán destruyendo ciudades cananeas, como Ai, Jericó y Hazor bajo las órdenes de Josué. Sin embargo, este hecho también se lo adjudica Ramses II que asegura haber conquistado Canaán y destruido Jericó y otras ciudades circa 1200 a. EC, a pesar del hecho de que Ai y Jericó parecen haber estado deshabitadas en este tiempo, desde que habían sido destruidas cerca del 1400 a. EC. Muchos otros de los sitios mencionados en el Libro de Josué también parecen haber estado abandonados en el 1200 (fecha sugerida por Mattfield como la más probable para el Éxodo), pero estaban ocupados en el siglo VII a. EC. Otros grupos podían haber desempeñado un papel protagonista en la destrucción de centros urbanos durante la última edad de bronce, como los pueblos del mar, entre los cuales estaban los filisteos y los mismos egipcios, que invadieron la zona muchas veces. Las guerras entre las ciudades-estados vecinas han desempeñado probablemente un papel importante.

Periodo de los Jueces.

Si los israelitas regresaron a Canaán hacia el 1400 a. EC., a era una época en que los grandes poderes de la región estaban concentrados entre Egipto y los ascendientes Hititas. Posteriormente, hacia el año 1200 a. EC. fue la época de los "pueblos del mar", en la que filisteos, tjekkers y posiblemente dananeos se instalaron a lo largo de la costa desde Gaza en el sur a Joppa en el norte. El Oriente Medio parecía vivir en una edad oscura, de la que tardó siglos en salir. La recuperación parece que comenzó en las ciudades comerciantes del área filistea, siguiendo hacia el norte, a las fenicias antes de avanzar hacia las zonas interiores, las colinas de Judea y Samaria (que recibirían los beneficios del comercio recién a finales del Siglo X a. EC.).

En sus ataques iniciales bajo Josué los hebreos ocuparon la mayoría de Canaán, que repartieron según las líneas familiares tradicionales derivadas de los hijos de Jacob y de José (las tribus de Israel). No había ningún gobierno formal, y el pueblo era guiado por los jueces.

Los Jueces eran los líderes carismáticos de su tiempo, personas inspiradas por el Espíritu Santo (Jue 3:10; 6:34; 11:29; 13:25; 14:6,19; 15:14,19). Eran los pastores del pueblo que generalmente pertenecían a las familias más importantes de sus tribus (2ª Sam 7:7).

En este tiempo, el nombre "Israel" se mencionó por primera vez en una fuente arqueológica contemporánea, la estela de Merenptah

La Monarquía y sus orígenes.

Hacia el Siglo XI a.C, los hijos de los sacerdotes-Jueces tomaban “lo mejor de las ofrendas para sí mismos”. Se daban a la avaricia, el soborno y pervirtieron el derecho (1ª Sam 2:14; 8:3). Asimismo Trataban con desprecio la ofrenda del Señor (1ª Sam 2:17). La cohesión israelí y la protección que Dios brindaba a esa nación dependía de "seguir el camino del Señor", por lo cual iban camino a la disolución.

Al mismo tiempo la prosperidad volvió a la región al final de la edad de bronce, se recuperó el comercio con Egipto y Mesopotamia, y se abrieron nuevas rutas comerciales, desde Cadesh-Barnea al sur, de Hebrón, Jerusalén y Lakís en Samaria, a Siloé, Siquem y a través de Galilea, a Megido y todo el valle de Jezreel. Esta ruta amenazaba el monopolio comercial de los filisteos, que intentaron dominarla tanto directamente, con una intervención militar contra las tribus de Israel, como indirectamente, promoviendo a mercenarios a posiciones de poder como los Achish de Gath, posteriores aliados de David.

Según lo permitido en el capítulo 7 del Deuteronomio, Israel decidió elegir un rey para luchar con eficacia (I Samuel 8:6, 20) contra la amenaza de sus vecinos. Según los libros de Samuel, el último de los jueces, la nación pidió un rey porque los hijos de Samuel, que habían sido designados como jueces, emplearon mal su cargo. Aunque él intentó disuadirlos, los israelitas estaban resueltos, por lo que Saul ben Qish, de la tribu de Benjamín, fue ungido como rey por Samuel. Desafortunadamente no se ha encontrado ninguna evidencia independiente sobre la existencia de Saúl, aunque el primer período de la Edad del Hierro era una fase de expansionismo filisteo, lo que está de acuerdo con el relato bíblico.


ISRAEL, su antigua historia.


La historia del Antiguo Israel abarca desde el siglo XX a. EC hasta la expulsión y Diáspora en el segundo siglo de nuestra Era Común, en un área comprendida entre el Mediterráneo, el desierto del Sinaí, las montañas del Líbano y el desierto. Se concentra especialmente en el estudio del pueblo judío en este período, y de forma secundaria de los otros pueblos que con él convivieron como filisteos, fenicios, moabitas, idumeos, hititas, madianitas, amorreos y amonitas. Las fuentes sobre este período son principalmente las escritas clásicas como la Biblia hebrea o Tanaj (conocida por los cristianos como Antiguo Testamento), el Talmud, el libro etíope Kebra Nagast y escritos de Nicolás de Damasco, Artapano de Alejandría, Filón y Josefo. Asimismo, otra fuente principal de información son los descubrimientos arqueológicos en Egipto, Moab, Asiria o Babilonia, así como los vestigios e inscripciones en el propio territorio de estudio.
La historia de la región ocupada más adelante por los reinos de Israel y Judá ofrece problemas particulares para el historiador moderno. Debido a la asociación de esta área con lo relatado en la Biblia, hay una tendencia a ver la historia del Levante desde una perspectiva casi puramente bíblica, prestando escasa atención al período posbíblico. Los estudios arqueológicos han tendido a verse a través del relato bíblico, haciendo difícil de entender la historia de esta importante zona dentro del contexto arqueológico de la totalidad del Oriente Medio.

Algunos escritores consideran que las diversas fuentes están en conflicto, lo que convierte el estudio en un tema polémico, con implicaciones en los campos de la religión, la política y la diplomacia.

Por ello es difícil dar una visión que sea apoyada por la totalidad de los historiadores. Las fechas exactas y las precisiones que pudieran dar están en continuo debate, no hay acontecimientos bíblicos cuyo año exacto se pueda validar por fuentes externas antes del siglo IX a. EC., (coronación de Omri, rey de Israel): todas las fechas anteriores son extrapolaciones. Además, la Biblia no se presta muy fácilmente a estos cálculos, no indica más referencias que la vida de los distintos personajes, y la línea histórica debe ser reconstruida agregando datos, un proceso que introduce errores por redondeo. Las fechas más antiguas utilizan la Biblia como única fuente, una visión llamada maximalista.

Los minimalistas discuten que algunos acontecimientos sucedieran, y afirman que las fechas son dudosas: si la misma existencia del Reino unido está en duda, es insustancial afirmar que se desintegró en 922 a. EC. Philip Davies por ejemplo, explica cómo el Canon bíblico puede haberse realizado solamente para unas gentes con una larga tradición en lectura y escritura, que se encuentran solamente en la última época persa o primera helenística, y afirma que los relatos de períodos anteriores son en gran parte reconstrucciones basadas en tradiciones orales. Los minimalistas no discuten que algunos de los acontecimientos posteriores al siglo IX a. EC. tengan corroboración, como la estela de Mesha; la discrepancia surge en el período anterior, donde el relato bíblico parece estar en desacuerdo con lo descubierto por la arqueología moderna.

Otro problema es el causado por diferencias sobre terminología de los periodos históricos. Por ejemplo, el período en el final de la edad antigua del bronce el principio de la media, es llamado EB-MB por Kathleen Kenyon, MB I por Guillermo Foxwell Albright, cananita medio I por Yohanan Aharoni, y bronce temprano IV por Guillermo Dever y Eliezer Oren.

Las civilizaciones del antiguo territorio de Israel.

El Génesis remonta el principio de Israel a tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, el último también conocido como Israel y del cual derivó posteriormente el nombre de la tierra. Jacob, llamado un "arameo vagabundo" (Deuteronomio 26:5), regresó a Harran, el hogar de sus antepasados, para obtener esposa. Durante su regreso desde Harán a Canaán cruzó el Jaboc, un afluente oriental del río Jordán (Génesis 32:22-33). Enviando a su familia y criados lejos, esa noche luchó, en un lugar que se llamó en adelante Peniel, con un ángel que por la mañana le pidió su nombre, desde entonces lo retitularon "Israel”. Fue padre de 12 hijos, de sus esposas Lía y Raquel (hijas de Labán), y de sus sirvientas Bilha y Zilpa. Los doce fueron llamados los Hijos de Israel. Esta historia sobre los orígenes de Israel lo localiza en la zona oriental de Jordania. Los siguientes relatos se trasladaron al oeste con la historia del saqueo de Siquem (Génesis 34:1-33), después de lo cual el área de la colina de Canaán se considera como la base desde la que creció Israel.

Guillermo F. Albright, Nelson Glueck y E. A. Speiser han situado este relato en el bronce medio basándose en tres puntos: nombres personales, modo de la vida, y costumbres. Otros eruditos, sin embargo, han sugerido fechas más tardías para la edad patriarcal pues estas características fueron duraderas en la vida del Cercano Oriente. Cyrus Gordon, basando su discusión en la llegada de pastores nómadas monoteistas durante el final de la época de Amarna, sugirió que es más correcto situarlo en la última edad de bronce. Juan Van Seters, basándose en el uso generalizado de camellos, en los reyes filisteos de Gerar, en la existencia de una economía monetaria y en la compra de tierra, asegura que la historia pertenece a la edad de hierro. Otros eruditos (particularmente, Martin Noth) encuentran difícil el determinar cualquier período para los patriarcas, y sugieren que la importancia de los textos bíblicos no es necesariamente su historicidad, sino el indicar cómo funcionaba la sociedad israelita durante la edad de los metales.

Más recientemente, análisis por activación de neutrones realizados por Jan Gunneweg de la Universidad Hebrea de Jerusalén, estudiando asentamientos asociados con el principio de la edad de hierro, demuestran evidencia de un movimiento de colonos en el área desde el noreste, lo que está acorde con esta historia.

Excavaciones arqueológicas, la Prehistoria.

Excavaciones al sur del lago de Tiberiades y en otras partes del valle del Jordán han permitido sacar a la luz rastros de homínidos que se remontaban al paleolítico inferior, o sea datadas hace más de un millón de años. Otros fósiles descubiertos tienen una edad aproximada de 300.000 años, y el uso de cuevas por el hombre parece comenzar en el Achelense superior superior. El fósil del hombre de Galilea tiene una antigüedad de cerca de 140.000 años.

  • Entre el undécimo milenio a. EC. y el noveno se desarrolla en Canaán la civilización Natufiense, seguramente nómada, de la que se encuentran algunos vestigios. Esta civilización estaría compuesta por dos grupos de poblaciones ligeramente diferentes, por una parte los antepasados de pueblos del tipo eurafricano (los que serían Canaán, Mesopotamia, Irán y Anatolia en tiempos históricos) y los ancestros de pueblos proto-mediterráneos, también numerosos en Canaán.
  • A partir del IX milenio a. EC. las tribus neolíticas domesticaron plantas, animales, se sedentarizaron y practicaron la agricultura y la ganadería. Entre los años 10.000 y 8.000 a. EC., las herramientas de hueso adquieren importancia y los útiles de piedra un desarrollo característico. Durante este período las condiciones climáticas son favorables a los asentamientos humanos, con más precipitaciones y temperaturas suaves.
  • A partir del séptimo milenio a. EC. la ciudad de Er Riha (Jericó) se alza como una de las más antiguas del mundo, es la época en que se constituyen las primeras ciudades. Durante el último cuarto de este milenio aparece la cerámica, así como otras formas de artesanía.
  • Canaán del VI y de la primera mitad del V milenio a. EC. se conoce mal, se suponen desplazamientos de población que pueden ser debidos a variaciones climáticas. Tanto las montañas como la región costera están ocupadas por una civilización de carácter forestal, como da prueba el predominio de instrumentos destinados al trabajo de la madera.
    • A mediados del quinto milenio a. EC. los antiguos asentamientos del valle del Jordán, como Jericó, fueron ocupados de nuevo debido a la mejora de las condiciones climáticas.
    • Al final del V milenio Canaán alcanzó un nivel de desarrollo económico y cultural que le acercaba al de las civilizaciones del norte de Siria que se habían beneficiado antes de influencias mesopotámicas.
  • IV milenio a. EC.: La civilización cananea se organizó con un sistema de ciudades-Estado, fruto de la fusión entre agricultores sedentarios y pastores seminómadas.
    • En la primera parte del milenio llegaron desde el norte las técnicas metalúrgicas y el trabajo del marfil. Aparecieron estructuras técnicas y económicas adaptadas a las regiones secas: allí se instalaron pequeñas colectividades que vivían del cultivo de cereales y de la cría de ganado mayor y menor.
    • En la segunda mitad del IV milenio comienza la influencia egipcia sobre la región.
    • Hacia el final, la civilización de los agricultores y ganaderos desaparece sin que sea posible establecer vínculos con la formación de la civilización cananea del III milenio a. EC. Hasta 2400 a. EC. el clima fue un poco más húmedo que hoy día.
El comienzo de intercambios entre Canaán y Egipto gracias al Camino de los Reyes que cruzaba el desierto de Sinaí, hacia el final del IV milenio a. EC., es un acontecimiento de primera importancia ya que hasta entonces Canaán había sido un "callejón sin salida" sujeto solamente a influencias asiáticas. Estas relaciones tomaron una amplitud considerable, gracias a la utilización de bueyes como animales de tiro, capaces de cruzar los aproximadamente 200 kilómetros de casi desierto que separan el sur Cananeo del delta del Nilo. Por lo tanto, el Levante comienza a desempeñar el papel de zona de paso, donde se cruzaban las influencias, y a menudo las armas, de los grandes imperios de Egipto y el Oriente Próximo asiático.
  • El III milenio a. EC. es el de la civilización cananea que se extiende hasta tiempos históricos. Aunque la escritura no aparezca en la región antes de la segunda mitad del segundo milenio, habida cuenta del estado de superproducción, centralización y redistribución de los excedentes alimentarios, los historiadores consideran que este nuevo orden económico, social y político señala la entrada en la historia en el transcurso del III milenio. Debido a los intercambios con Egipto, la región se desarrolla y se enriquece, especializándose en el comercio de cerámica, mientras numerosas ciudades se desarrollan y consolidan.

Los historiadores consideran generalmente que el período cananeo se extiende desde el principio del III milenio a. EC. hasta el final del siglo XVI a. EC.

Al final del III las poblaciones seminómadas cruzaron el Jordán y penetraron en Canaán, causando el hundimiento de las estructuras socioeconómicas existentes: se destruyeron y abandonaron las ciudades, y la economía volvió a la ganadería. A partir del siglo XIX a. EC. comenzó un aumento de los asentamientos permanentes y una disminución del número de tribus, pero permaneciendo aún muy cerca de la organización tribal. Este período durante el cual los desplazamientos entre Asia, desde Mesopotamia, y Egipto eran intensos, corresponde a un momento de agitación interno que sirvió de preludio a la invasión de Egipto por los hicsos (Príncipes de los países extranjeros). Durante este mismo período, las ciudades Cananeas comenzaron a rodearse con murallas. La existencia de la ciudad cananea de Ourousalim (Jerusalén) se certifica en escritos que datan del siglo XXI a. EC.

Los ataques e infiltraciones repetidos abrieron a los hicsos el camino hacia la parte oriental del delta del Nilo, donde se instalaron e hicieron de Avaris su capital en el siglo XVI a. EC. En esta época, Canaán, parte de un imperio colocado bajo la autoridad de Avaris, alcanzó un nivel de civilización notable: potentes fortificaciones rodeaban las residencias de los reyezuelos cananeos, en guerra permanente unos contra otros y que recurrían a los carros de guerra arrastrados por caballos. Las desigualdades sociales se muestran claramente: Se construían espaciosas residencias que contrastaban con los cuchitriles que sus contemporáneos ocupaban. Las tumbas, cavadas en la roca, eran sepulturas generalmente familiares; armas y joyas de buena calidad acompañaban los restos de los difuntos afortunados. En el ámbito de la cerámica, las formas imitan al metal. Se ve extenderse por la región una alfarería hicsa: negra, pulida e incrustada de pasta de caliza blanca, así como trabajos sobre marfil de gran calidad; también son reputados los cananeos del norte (proto-fenicios) por el tinte en púrpura.

  • Hacia 1850 a. EC. la ciudad de Ascalón se convirtió en capital de un reino y en puerto muy activo sobre el Mar Mediterráneo, desde donde se exportaban los productos del interior. Rodeada de una muralla de 2 km de circunferencia, la ciudad debía contar con cerca de 15.000 habitantes.
  • En esta época comienza la migración de las tribus de Israel hacia Canaán, posiblemente desde el sur de la región caucásica. No existe documentación histórica verificable. Según el Antiguo Testamento, es el periodo correspondiente a Abraham, Isaac y Jacob, que abarcaría hasta 1650 a. EC. aproximadamente.
  • Completando la liberación nacional emprendida por los faraones de la décimo séptima dinastía, Amosis se apoderó de Avaris y expulsó a los hicsos hasta Asia. Así pues, hacia mediados del siglo XVI a. EC. Egipto conquistó Canaán donde el protectorado egipcio se mantuvo durante tres siglos y medio, durante los cuales la situación internacional sufre numerosas modificaciones: los conflictos con los hititas y las frecuentes rebeliones de los beduinos acampados en el Negev y Sinaí implicaron destrucciones, saqueos, y deportaciones.

De la dominación egipcia hasta el éxodo.

En el Génesis se relata cómo algunos de los descendientes de Israel se convirtieron en esclavos egipcios. Se han dado varias explicaciones para explicar las circunstancias bajo las cuales esto ocurrió, algunos historiadores creen que pudo haberse debido al cambio de las condiciones políticas en Egipto: en 1650 a. EC. el norte de Egipto fue conquistado por tribus de un pueblo llamado Hicso por los egipcios, al parecer una mezcla de semitas y de hurritas. Los hicsos fueron expulsados por Amosis I (1550 - 1525 a. EC.), el primer faraón de la décimo octava dinastía con la que comienza el Imperio Nuevo. Amosis destruyó la capital de los hicsos en Avaris y sus sucesores conquistaron la ciudad de Saruhen (cerca de Gaza),[9] y destruyeron confederaciones canaanitas en Megido, Hazor y Qadesh. Tutmosis III (1504 a. EC. al 1450 a. EC.) estableció el imperio de Egipto sobre el occidente del Cercano Oriente, derrotando a la confederación cananea en Megido y tomando la ciudad de Joppa, trasladando la frontera desde el Sinaí a la curva de Éufrates, logrando la máxima extensión territorial en la zona. (No son pocos los eruditos que lo mencionan como el emperador del Exodo)

El dominio egipcio se mantuvo en la región de Canaán (zona en la cuál debían emerger Israel y Judá) hasta el reinado de Ramsés VI, quien reinó circa 1150 a. EC.
Cronología aproximada:

  • 1440 a. EC.: reinado de Amenhotep II (circa 1450-1424 a. EC.), durante el cual se encuentra en los textos egipcios la primera mención del pueblo Habiru (posiblemente hebreos). La evidencia recientemente descubierta parece indicar que muchos habirus hablaban hurrita; posiblemente era una casta social más que un grupo étnico, e incluso pueden haber estado incorporados en los grupos tribales de los primeros israelitas.
  • Circa 1400 a. EC.: primera mención a los shasu en expedientes egipcios encontrados en el sur del Mar Muerto. Shasu es un nombre que contiene un grupo yavista, aunque la inscripción egipcia de Amenhotep III, en el templo de Soleb, "Yhw en la tierra del Shasu", no utiliza el determinativo para un dios ni para la gente, sino para el nombre de un lugar.
  • 1350-1330 a. EC.: la correspondencia de Amarna da cuenta detallada de las cartas intercambiadas durante el período de dominación egipcia en Canaán durante el reinado de Akenatón. Los alcaldes locales, tales como Abdi Khepa de Jerusalén y Labaya de Siquem, eran delegados del faraón, y actuaban en su favor. Akenaton les informa de haber enviado a la región a un regimiento de Medjay (Nubia) para mantener orden. En este período comienza la expansión hitita en el norte de Siria, y se conoce la propagación de una epidemia en la región.
  • 1300 a. EC.: algunos comentaristas de la Biblia calculan el nacimiento de Moisés alrededor de esta fecha. Pero otros lo colocan antes del 1500 a. EC.
  • 1292 a. EC.: comienza la Dinastía XIX con el reinado de Ramsés I. Ramsés II (1279-1213) firmó un tratado con los hititas después de cederles el norte del Levante. Condujo una campaña a través del territorio que más tarde sería Israel, después de la rebelión de los shasu que siguió a la batalla de Qadesh, estableciendo una guarnición egipcia en Moab.
  • Circa 1200 a. EC.: el imperio hitita de Anatolia fue conquistado por tribus llegadas del oeste. Los cananeos de la costa norte, (llamados posteriormente "fenicios" por los griegos) pudieron haber sido desplazados temporalmente, pero regresaron tras la marcha de los invasores que no se asentaron en el lugar.[]
  • 1187 a. EC.: Invasión de Egipto por los Pueblos del Mar. Entre ellos estaba un grupo llamado P-r-s-t (primero registrado por los egipcios como P-r/l-s-t) identificado generalmente con los filisteos. Aparecen en una inscripción del templo construido por Ramsés III en Medinet Habu, donde describe su victoria contra los pueblos del mar. Los estudiosos de la biblia del siglo XIX identificaron la tierra de los filisteos (Filistea o Plesheth, con el significado hebreo de "invasores") con Palastu y Pilista de las inscripciones asirias, según el diccionario de la Biblia de Easton (1897). Otros grupos además de los filisteos eran los tjekker, dananeos y shardana. El contraataque de Ramsés III destruyó la mayoría de los sitios cananeos. El mismo faraón permitió más adelante a los filisteos y tjekker, y posiblemente también a los dananeos, reconstruir las ciudades del camino costero, llamadas en el Éxodo el Camino de los Filisteos, nombre que se utiliza para denotar la región costera habitada por este pueblo. Las cinco ciudades filisteas principales eran Gaza, Ashdod, Ekron, Gath, y Ascalón. La arqueología moderna sugiere intercambios culturales con Micenas. Aunque los filisteos adoptaron la cultura y la lengua local cananea antes de dejar cualquier texto escrito, se achaca un origen indoeuropeo para las pocas palabras filisteas conocidas.
  • 1150 a. EC.: problemas internos de Egipto conducen a la retirada de las guarniciones egipcias asentadas en Bet She'an, en el valle del Jordán, Megido y Gaza, durante el reinado de Ramsés VI.
El Éxodo de Egipto de los israelitas y su cronología están en permanente debate. Kenneth A. Kitchen cree que ocurrió en el reinado de Ramsés II debido a las ciudades egipcias nombradas en el libro del Éxodo: Pithom (Pi-Atum) y Rameses. La evidencia de una presencia israelita en Canaán no se encuentra hasta seis años después de la muerte de Ramsés II, en la Estela de Merenptah, en una inscripción realizada por ese faraón sobre su campaña militar en tierras de Canaán hacia 1210 a. EC.

El período entre el final de la décimo octava y principios de la vigésima dinastía fue particularmente confuso. La Biblia especifica que los israelitas salieron de Egipto 480 años antes de que el rey Salomón construyera el Templo (1ª Re 6:1). Esta construcción data aproximadamente del año 970 a. EC. por lo que la fecha aproximada para el Éxodo resulta ser 1450 a. EC. y ello refuerza las hipótesis de que Tutmosis III fue el "faraón del éxodo".

Documentos egipcios registran la ocupación de altos cargos de la corte por asiáticos y la destrucción por éstos de varios templos. El sirio Bay (Ay) usurpó temporalmente el poder real desde el puesto de Visir, y la reina Tausert, madre del faraón Siptah, sustituyó a éste a su muerte como reina-faraón hasta que Setnajt se hizo con el trono y acabó con el caos. Estos acontecimientos pueden falsear las fechas que relató Osarsep, un sacerdote de Osiris en Heliópolis fuente de la Aegyptiaka de Manetón divulgada más tarde por Flavio Josefo.

Desacuerdos con la cronología bíblica.

El total de los reinados de los reyes de Judá entre el cuarto año del reinado de Salomón, cuando se supone que construyó el Templo, y la destrucción de Jerusalén en 586 a. EC., da 430 años.

Dado que Salomón reinó aproximadamente desde el año 970 a.EC, la edificación del Templo queda fijada alrededor de esa fecha. Esto sugeriría que la edificación del Templo ocurrió cerca del año 967 o 966 a. EC.

Según la Biblia (Reyes 6:1), entre esa construcción y el éxodo habían trancurrido un total de 480 años, lo que da la fecha de 1447 a. EC. aproximadamente para el éxodo, acercándolo sugestivamente al final del reinado de Tutmosis III.[15] Según Éxodo 12:40, el destierro en Egipto había durado 430 años, con el resultado que la llegada de los israelistas al Nilo debería haber ocurrido en el reinado de Sesostris I, que comenzó hacia 1920 a. EC. Agregando las largas vidas de Abraham, Isaac y Jacob, habría que fechar la llegada de Abraham a Canaán en el 2141 a. EC., y la llegada a Egipto en 2116 a. EC., durante la décima dinastía cuya capital estaba en Heracleópolis Magna. La "servidumbre" en Egipto habría ocupado el período entre las dinastías XII a la XVIII.

Como en Números 32:13 se asignan 40 años a vagar por el Sinaí, las conquistas de Josué deben haber ocurrido durante el reinado de Amenofis II, cuando todo Canaán estaba en poder de Egipto pero los egipcios “habían conocido el poder del Dios hebreo Yahvé” [“Luego que me cubra de gloria a expensas del faraón y sus guerreros, los egipcios sabrán que soy el Señor” (Éx 14:18)] (por lo que desde el desastre del ejército egipcio ya no los habrían vuelto a perseguir, porque las proezas del Dios de Israel se difundieron profusamente, incluso entre los filisteos (1ª Sam 4:8; 6:6)).

Luego de la caída de Jericó (que ocurrió, tal como lo revelaron los trabajos del arqueólogo británico John Garstang, circa del 1410 a. EC), el período de los Jueces se extendería hasta circa del 1010 a. EC., siendo luego reemplazados por el período monárquico del rey Saúl. Desafortunadamente las fuentes egipcias no dicen nada sobre Israel, Josué o sus sucesores, y la Biblia no dice nada sobre los Amenofis, Tutmosis o Ramsés de este periodo.