sábado, 18 de septiembre de 2010

Yom Kippur / יום כפור

Esta fiesta israelita, que comprende elementos antiguos, sólo se menciona en textos recientes, posteriores al Exilio. Después del Exilio fue adaptada a la época de la restauración del Templo. La fecha de su celebración es el décimo día del mes de Tishri. En hebreo se llama también Yom Hakippurim (יןם הכפורים) o Día de la Expiaciones. En hebreo la raíz KPR (כפר) significa cubrir, ocultar, borrar, de ahí expiar. Kofer designa el rescate, la redención y Kapporet, el propiciatorio.

En la Biblia, tres textos mencionan el Día de la Expiación: Números 29, 7-11, todo el capítulo 16 del Levítico, y en ese mismo libro, los versículos 27-30 del capítulo 23. La descripción detallada de la fiesta y de los ritos, tal como aparece en Lev 16, se sitúa temporalmente en la Tienda-Santuario, cuando Moisés da las instrucciones a Aarón para celebrarla por primera vez, con todo lujo de detalles.
 La preparación incluye el revestirse las vestiduras sacerdotales especiales por el Sumo Sacerdote y unos sacrificios de expiación. El ritual comienza con la presentación de un novillo y dos machos cabríos delante de la Tienda-Santuario. A continuación se echa suertes sobre los machos cabríos y se destina así uno para Yahvé y otro para Azazel.
Se ofrece en sacrificio el novillo por el pecado del Sumo Sacerdote y de los de su casa. Habiendo entrado en el Santuario, el Sumo Sacerdote quema incienso para que la nube de este cubra el Propiciatorio. De este modo, Dios está presente y oculto. Después, con la sangre, rocía primero el Arca y el propiciatorio y acto seguido se sitúa frente a ella y realiza siete aspersiones.

El Sumo Sacerdote degüella el macho cabrío por el pecado del pueblo y procede con su sangre del mismo modo como hizo con la sangre del novillo. Sale entonces hacia el altar y efectúa sobre él el rito de absolución. Mezcla la sangre del novillo con la del macho cabrío y pone de la sangre mezclada sobre los cuernos del altar. Y hace siete aspersiones de sangre para purificar el altar. Con ello queda purificada la parte más sagrada del Templo, el Santo de los Santos, y la que la precede, el santo, con el altar que hay en él.
El Sumo Sacerdote presenta entonces el macho cabrío vivo, y caído en suerte a Azazel, y le impone ambas manos sobre la cabeza; así le transfiere todas las culpas del pueblo. Esta ceremonia del Chivo Expiatorio simboliza la transferencia de la culpa cuya eliminación se representa mediante el alejamiento del chivo al desierto, donde residen poderes demoníacos. Se trata sin duda de un rito muy antiguo.

Finalmente, el Sumo Sacerdote se despoja de sus vestiduras, se purifica, se las pone de nuevo, y ofrece el sacrificio cotidiano de la tarde. El que ha llevado el chivo expiatorio al desierto también se purifica. El novillo y el macho cabrío sacrificados por el pecado son llevados fuera del recinto sagrado, para quemarlos completamente. A continuación, también el que ha hecho el holocausto también se purifica.

En el Levítico se determina además las fechas de la fiesta, y la obligación del ayuno y del descanso sabático durante el Día de la Expiación, y recuerda el hecho de que sólo el Sumo Sacerdote está capacitado para realizar el rito de la expiación.
Se pone de relieve, hablando teológicamente, la necesidad de la purificación, tanto del Sumo Sacerdote, como del pueblo y del mismo Santuario. La sangre siempre juega un papel decisivo: como sede de la vida, su ofrecimiento a Dios purifica. El Día de la Expiación es un día de arrepentimiento, que se expresa mediante el ayuno.

Para saber más
Diccionario Enciclopédico de la Biblia.
Editorial Herder.
Barcelona 1993.
Autor: Maurice Carrez.
páginas 592-593

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