lunes, 5 de julio de 2010
CRONOLOGIA DE ROMA DE LA REPUBLICA AL IMPERIO (Siglo II a. EC al Siglo II EC)
• 197 a. C. Batalla de Cinoscéfalos. Los romanos quiebran la hegemonía de Macedonia sobre Grecia.
• 190 a. C. Se establece que el censor debe haber pasado antes por las magistraturas inferiores.
• 168 a. C. Batalla de Pidna. Última gran derrota macedónica a manos romanas.
• 166 a. C. Como rehén a Roma llega el historiador Polibio de Megalópolis. Permanecerá allí durante diecisiete años, y dejará documentación fiel sobre la expansión imperial romana.
• 153 a. C. Fulvio Nobilior conquista la ciudad de Segeda, perteneciente a los arévacos, en Hispania. Los supervivientes se reagruparán alrededor de Numancia, que resiste el asalto romano.
• 152 a. C. Nueva intentona fracasada por tomar Numancia.
• 149 a. C. Estalla la Tercera Guerra Púnica.
• 146 a. C. Saqueo y destrucción de Cartago. Finaliza la Tercera Guerra Púnica. Ese mismo año intervienen en Grecia, destruyen la independencia de las polis griegas, convierten el Ática en la provincia de Acaya, y arrasan Corinto.
• 144 a. C. Se construye el primer acueducto que transporta agua por la superficie hacia Roma, el Aqua Marcia.
• 139 a. C. Viriato, destacado oponente lusitano contra los romanos, es asesinado a traición.
• 134 a. C. Publio Cornelio Escipión es nombrado para atacar la ruezga, e inicia los preparativos de guerra.
• 133 a. C. Tiberio Graco, tribuno de la plebe. Intenta una reforma agraria para minar el poder de los optimates, sin éxito.
• 84-82 a. C., Primera Guerra Civil. Lucio Cornelio Sila derrota a los líderes populares Cneo Papirio Carbón y Cayo Mario el Joven.
• 67 a. C. Lex Gabinia: Aulo Gabinio consigue que el Senado confiera amplios poderes a Cneo Pompeyo Magno, para desinfectar el Mediterráneo de piratas; la ley es resistida como ilegal, pero pasa gracias al apoyo de Julio César y Cicerón.
• 63 a. C. Conjura de Catilina.
• 60 a. C. Primer Triunvirato. Julio César, Cneo Pompeyo Magno y Craso se reparten el control del gobierno romano.
• 58 a. C. Julio César inicia la Guerra de las Galias.
• 57 a. C. Aulo Gabinio, general de Pompeyo, es nombrado gobernador de Siria, destruye la fortaleza de Maqueronte, en la actual Jordania, e instala a Hircano II como sumo sacerdote de Jerusalén.
• 55 a. C. Fecha aproximada de la muerte del poeta y filósofo Lucrecio. Aulo Gabinio, enviado a Egipto por Pompeyo, restaura en su trono al faraón Ptolomeo XII.
• 54 a. C. Marco Craso, gobernador de Siria, en reemplazo de Aulo Gabinio.
• 53 a. C. Batalla de Carras. Los partos derrotan a los romanos. Muere Craso, y comienzan las hostilidades entre Pompeyo y César.
• 49 a. C. César cruza el Rubicón, principiando así la Segunda Guerra Civil. Batalla de Ilerda: Julio César derrota a Pompeyo.
• 48 a. C. César derrota a Pompeyo en la Batalla de Farsalia. Este último se esconde en Egipto.
• 47 a. C. César entra en Egipto y conquista Alejandría. En el incendio subsiguiente, la Biblioteca de Alejandría sufre grandes estragos. Paralelamente, César nombra a Herodes el Grande como procurador en Judea.
• 46 a. C. Reforma del calendario; el nuevo sistema será el calendario juliano. Julio César ofrece la primera naumaquia.
• 45 a. C. Batalla de Munda. Suicidio de Catón el Menor. Comienza la dictadura de César.
• 44 a. C. Un grupo de senadores conjurados contra César le apuñala y asesina en los idus de marzo. Marco Antonio, general de César, enfervoriza a la plebe contra los conspiradores.
• 43 a. C. Guerra de Módena. Marco Antonio y Octavio (sobrino de Julio César, adoptado por éste en testamento) se enfrentan para continuar el legado de César. Pero luego de que el segundo vence al primero, trazan una alianza contra sus enemigos comunes; así, conMarco Emilio Lépido, crean el Segundo Triunvirato. Los triunviros se reparten el imperio y crean listas de proscripciones; en medio del terror es asesinado Cicerón.
• 42 a. C. Batalla de Filipos. Los asesinos de César son derrotados por Marco Antonio. Ninguno de los conjurados sobrevive. Acto seguido, Marco Antonio marcha a Oriente y se atribuye dichas provincias, entrando en contacto con Cleopatra.
• 41 a. C. Guerra de Perugia. Un legado de Octavio derrota a uno de Marco Antonio.
• 40 a. C. Conferencia de Módena. Octavio y Marco Antonio realizan un nuevo arreglo. Marco Antonio se casa con la hermana de Octavio; además, concede a Herodes el Grande el título de rey de Judea.
• 39 a. C. Acuerdo entre Octavio y Sexto Pompeyo, destinado a calmar las actividades piratas de éste y abastecer a Roma.
• 38 a. C. Renovación del Segundo Triunvirato.
• 37 a. C. Herodes el Grande, designado rey de Judea por Roma, impone su autoridad en Palestina.
• 36 a. C. Marco Antonio regresa a Egipto, al lado de Cleopatra. Octavio arrasa con Sexto Pompeyo; éste es asesinado. Lépido trata de hacerse con los dominios sicilianos de Sexto Pompeyo, pero Octavio lo derrota; Lépido se rinde, y es confinado al cargo de Pontifex Maximus, que ocupará hasta su muerte.
• 34 a. C. Marco Antonio fracasa en una campaña contra los partos.
• 31 a. C. Combate Naval de Accio. Marco Antonio y Cleopatra son derrotados por Octavio Augusto. La República cesa virtualmente de existir y da paso al Imperio romano.
• 30 a. C. Octavio toma Alejandría. Marco Antonio y Cleopatra se suicidan. Cesarión es asesinado.
• 29 a. C. Virgilio inicia la composición de la "Eneida". Estallan las Guerras Cántabras. El cónsul Estatilio Tauro construye un anfiteatro en el Campo de Marte.
• 27 a. C. Octavio intenta devolver sus poderes al Senado. Este, en respuesta, le otorga el título de augusto, y es elegido en años sucesivos para el Consulado. Chipre se convierte en provincia romana. La península Ibérica es repartida en tres provincias: Bética,Lusitania y Tarraconense. Edificación del primer Panteón de Agripa.
• 26 a. C. Mauritania se convierte en reino vasallo de Roma. Comienzan operaciones a gran escala contra los cántabros.
• 25 a. C. Galacia se convierte en provincia romana. Octavio Augusto llega a un precario pacto con los astures, que pronto se quebrará.
• 24 a. C. Las tribus cántabras en España son pacificadas, aunque volverán a rebelarse.
• 23 a. C. El Senado y Augusto acuerdan una serie de reformas, consolidando el régimen del Principado. Augusto asume potestades tribunicias, aunque formalmente no abraza el cargo de tribuno.
• 22 a. C. La Galia Narbonense se convierte en provincia romana.
• 20 a. C. Capadocia pasa a manos del patrimonio de Augusto.
• 19 a. C. Fallece jonatan erates. Augusto obtiene el consulado vitalicio y la censura. Pacificación definitiva de la Cantabria, por obra deAgripa. Se cierran las puertas del templo de Jano, por primera vez en décadas, como seña de que el Imperio vive al fin en perfecta paz.
• 16 a. C. La Galia es reorganizada en tres provincias: Aquitania, Bélgica y Galia Lionesa.
• 13 a. C. Fallece Lépido, en su cargo de Pontifex Maximus. Octavio Augusto obtiene para sí el imperium. Comienzan las labores del Ara Pacis, el Altar de la Paz en honor de Octavio.
• 12 a. C. Octavio Augusto asume como Pontifex Maximus. Se inician una serie de campañas militares en Germania, a cargo de Druso, para dominar a los sicambros, bátavos, frisones y otros pueblos.
• 10 a. C. Octavio Augusto es nombrado Padre de la Patria.
• 9 a. C. A la muerte de Druso, Tiberio toma el relevo de las operaciones militares en Germania.
• 8 a. C. Muere Mecenas, amigo de Augusto y protector de artistas. Poco después fallece el poeta Horacio.
• 6 a. C. Tiberio alcanza el Río Elba.
• 2 a. C. Ovidio escribe el Ars Amandi ("El arte de amar").
• 4. Campaña militar de Tiberio contra los queruscos, los longobardos y los marcómanos.
• 6. Judea pasa a ser provincia romana.
• 8. Ovidio es enviado al exilio, a orillas del Mar Negro.
• 9. Batalla de Teutoburgo. Arminio derrota y elimina a tres legiones romanas completas. Los romanos deben retirarse definitivamente de Germania.
• 14. Muerte de Octavio Augusto. Tiberio Emperador.
• 17. El poeta romano Ovidio fallece en el destierro. Muere también el historiador Tito Livio.
• 23. Muerte de Druso, hijo de Tiberio. Sejano es nombrado prefecto de los pretorianos.
• 31. Sejano es ejecutado por alta traición.
• 33. Fecha tradicional de la crucifixión de Jesús de Nazaret.
• 37. Calígula Emperador.
• 41. Calígula es asesinado por los pretorianos, quienes entronizan a Claudio.
• 43. Expedición militar de Claudio a Inglaterra. Comienza la ocupación de la Inglaterra Romana.
• 48. Ejecución de Mesalina, esposa del Emperador.
• 52. Claudio inicia las obras de desecación del Lago Fucino. Para inaugurarlas, organiza una gran naumaquia.
• 54. Claudio es envenenado por su esposa Agripina la Menor. Asciende Nerón al trono.
• 59. Séneca recibe orden de suicidarse.
• 64. Incendio de Roma. Arde, entre muchos otros edificios, el Anfiteatro del Campo de Marte. Comienza la construcción de la Domus Aurea. Primera persecución contra los cristianos. Marcial llega a Roma e inicia su carrera literaria.
• 65. Desarticulación de la conspiración de Pisón. Suicidio de Séneca.
• 66. Nerón, de gira por Grecia. Rebelión de los zelotas en Judea.
• 67. Fecha tradicional en la que los apóstoles Pedro y Pablo habrían sufrido martirio en Roma.
• 68. El general Galba marcha sobre Roma. Nerón se suicida. La Domus Aurea queda inacabada.
• 69. El Año de los Cuatro Emperadores. Tras una breve guerra civil, y los gobiernos de Galba, Otón y Vitelio, Vespasiano accede al Imperio.
• 70. Destrucción de Jerusalén, incluyendo el Segundo Templo, y Diáspora de los hebreos. Fecha aproximada en que empiezan las obras de construcción del Coliseo, para reemplazar el anfiteatro quemado durante el incendio del año 64.
• 72. Los judíos rinden la fortaleza de Maqueronte. Comienzan los preparativos para el asalto romano final contra la fortaleza rebelde judía de Masada.
• 73. Los defensores de Masada resuelven pasarse a cuchillo, antes que rendir la guarnición. Esta cae finalmente en manos romanas; es el último bastión judío subsistente de la rebelión del año 66.
• 79. Tito, Emperador de Roma. La erupción del volcán Vesubio sepulta a Pompeya y Herculano. Plinio el Viejo muere en la erupción.
• 80. Inauguración del Coliseo (Anfiteatro Flavio). El poeta Marcial celebra el acontecimiento con su Liber spectaculorum. El Panteón de Agripa sufre un incendio.
• 81. Domiciano Emperador.
• 85. Domiciano se nombra censor perpetuo.
• 87. Los dacios derrotan a los romanos. Estos, como parte del convenio de paz, entregan ingenieros que ayudan en la edificación de Sarmizegetusa, capital de Dacia.
• 89. Inauguración de una piscina excavada más allá del Río Tíber, utilizada para representar naumaquias.
• 95. Fecha que los católicos consideran como de la escritura del Apocalipsis, que según la tradición, habría sido escrito en tiempos de una persecución religiosa de Domiciano contra los cristianos.
• 96. Domiciano es asesinado en una conjura palaciega. Los senadores eligen a Nerva como su sucesor, principiando la Dinastía Antonina.
• 97. Fecha aproximada en la que Sexto Julio Frontino escribe su tratado sobre acueductos.
• 98. Trajano Emperador.
• 101. Primera campaña de Trajano contra los dacios.
• 104. Un incendio causa daños de consideración a la Domus Aurea. En respuesta, Trajano opta por hacer cubrir sus ruinas.
• 105. Segunda campaña de Trajano contra los dacios.
• 106. Trajano derrota al rey Decébalo, toma Sarmizegetusa, capital de Dacia, y reduce ésta a provincia romana.
• 107. Comienzan las obras del Mercado de Trajano, que durarán tres años.
• 109. Trajano inaugura un nuevo teatro para la representación de naumaquias.
• 110. El Panteón de Agripa sufre grandes daños.
• 112. Apolodoro de Damasco termina la erección del Foro de Trajano.
• 113. Trajano inicia la guerra contra los partos. En una serie de campañas militares exitosas, se anexa Armenia, Asiria y Mesopotamia.
• 114. Apolodoro de Damasco culmina la Columna de Trajano.
• 117. Adriano Emperador. Su primera medida es abandonar las conquistas de Trajano a los partos, además de dejar parte de la Dacia (concretamente el Bajo Danubio) a los sármatas, conservando Transilvania y parapetándose tras los Cárpatos.
• 122. Principian las obras del Muro de Adriano, en Inglaterra.
• 125. Comienzan las obras de edificación del nuevo Panteón de Agripa, que se conserva hasta la actualidad.
• 131. Congelación del Edicto Perpetuo. Adriano coopta a los más importantes jurisprudentes para que legislen en servicio del Emperador, concentrando así la fuente de la ley en el mismo Estado.
• 132. Simón bar Kojba encabeza una gran rebelión judía contra los romanos, y de facto se independiza de ellos por breve tiempo.
• 135. Adriano aplasta la última gran rebelión judía. Judea es reorganizada como provincia de Siria Palestina.
LA REPUBLICA ROMANA
La República romana fue un periodo de la historia de Roma caracterizado por el régimen republicano como forma de gobierno, que se extiende desde el 509 a. C., cuando se puso fin a la monarquía con la expulsión del último rey, Lucio Tarquino el Soberbio, hasta el 27 a. C., fecha en que tuvo su inicio el Imperio. La República Romana consolidó su poder en el centro de Italia durante el siglo V a. C. y en los siglos IV y III a. C. se impuso como potencia dominante de la península Itálica sometiendo a los demás pueblos de la región y enfrentándose a las polis griegas del sur. En la segunda mitad del siglo III a. C. proyectó su poder fuera de Italia, lo que la llevó a una serie de enfrentamientos con las otras grandes potencias del Mediterráneo, en los que derrotó a Cartago y Macedonia, anexionándose sus territorios.
En los años siguientes, siendo ya la mayor potencia del Mediterráneo, expandió su poder sobre las polis griegas; el reino de Pérgamo fue incorporado a la República y en el siglo I a. C. conquistó las costas de Oriente Próximo, entonces en poder del Imperio seléucida y piratas. Durante el periodo que abarca el final del siglo II a. C. y el siglo I a. C., Roma experimentó grandes cambios políticos, provocados por una crisis consecuencia de un sistema acostumbrado a dirigir sólo a los romanos y no adecuado para controlar un gran imperio. En este tiempo se intensificó la competencia por las magistraturas entre la aristocracia romana, creando irreconciliables fracturas políticas que sacudirían a la República con tres grandes guerras civiles; estas guerras terminarían destruyendo la República, y desembocando en una nueva etapa de la historia de Roma: el Imperio romano.
Antes de la llegada de la República, Roma era una monarquía de carácter electivo. El séptimo y último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, utilizó la violencia, el asesinato y el terror para mantener el control sobre Roma como ningún rey anterior los había utilizado, derogando incluso muchas reformas constitucionales que habían establecido sus predecesores.
Tarquinio abolió y destruyó todos los santuarios y altares sabinos de la Roca Tarpeya, enfureciendo de esta forma al pueblo romano. El punto crucial de su tiránico reinado sucedió cuando permitió que su hijo, Sexto, violara a Lucrecia, una patricia romana. Un pariente de Lucrecia, Lucio Junio Bruto, convocó al Senado, que decidió la expulsión de Tarquinio en el año 510 a. C.
Inmediatamente después de la expulsión del monarca se creó un Senado permanente que decidió abolir la monarquía convirtiendo a Roma en una república en el año 509 a. C. Roma se dotó con un nuevo sistema de gobierno designando para sustituir el liderazgo de los reyes. se creó el nuevo cargo de Cónsul, asignado expresamente a dos senadores. Inicialmente, los cónsules poseían todos los poderes que antaño tenía el rey, pero compartidos con otro colega consular. Sus mandatos eran anuales, y cada cónsul podía vetar las actuaciones o decisiones de su colega.
En el Mediterráneo oriental, Roma se enfrentó sucesivamente a los monarcas de los estados helenos surgidos del imperio de Alejandro Magno: a los reyes macedonios Filipo V en el año 197 a. C. y Perseo en el 168 a. C. en las Guerras Macedónicas, y a Antíoco III de Siria en el año 189 a. C. en la Guerra Romano-Siria. Macedonia, Acaya y Epiro se convirtieron en provincias romanas en el año 146 a. C. Átalo III de Pérgamo legó su reino a Roma en el año 133 a. C., una parte del cual se convirtió en la provincia romana de Asia.
Roma consolidó su dominio de la cuenca occidental del Mediterráneo con el establecimiento de numerosas colonias en la Galia Cisalpina, la definitiva conquista de Hispania (toma de Numancia, 133 a. C.) y la ocupación de la Galia del sur, que, convertida en la provincia Narbonense, permitió la unión terrestre de Hispania con Roma por la vía Domitia.
Estas conquistas comportaron una verdadera revolución económica. El botín, las indemnizaciones de guerra y los tributos pagados por las provincias, enriquecieron al estado y a los particulares. Los miembros de la clase senatorial acapararon las tierras que el estado se había reservado en las conquistas, el ager publicus, y los caballeros administraron la explotación de los bienes públicos -por eso su nombre de publicanos- en la que se entregaron a la especulación.
Pero las conquistas trastocaron también el frágil equilibrio social de la República: los esclavos, cada vez más numerosos, se rebelaron encabezados por Espartaco (73-74 a. C.), muchos pequeños campesinos italianos, arruinados, aumentaron la plebe urbana de Roma, cada vez más susceptible de manipulación demagógica, los habitantes de los territorios ocupados estaban descontentos por la explotación a la que estaban sometidos por sus gobernantes y los italianos deseaban la igualdad con los romanos.
Las instituciones creadas para administrar una ciudad no servían para el nuevo gran imperio. Al mismo tiempo, el gusto por el lujo se introdujo en las costumbres a pesar de las leyes suntuarias y el arte y la literatura se transformaron influenciados por el arte oriental, sobre todo por el arte helenístico.
La inestabilidad social debida a los cambios en la estructura social de la República se tradujo en una época de guerras civiles que desembocaron en el fin del propio sistema político y en el Principado. Tanto Tiberio como Cayo Sempronio Graco intentaron reconstruir en vano una clase media de campesinos. La plebe de Roma apoyó a varios personajes que obtuvieron una posición privilegiada por la fuerza; como Mario, que reformó el ejército, o Sila que, tras la guerra contra los aliados italianos que se habían rebelado, otorgó a todos los italianos la ciudadanía romana y restauró durante un tiempo la autoridad del Senado.
Tras la rebelión de Sertorio en Hispania y los intentos de conjura de Catilina, lo que supuso el principio del fin de la República fue sin embargo el Primer Triunvirato, formado en el año 60 a. C. y renovado en el 55 a. C. por Julio César, Pompeyo y Craso. En cuanto a la historia militar y las conquistas, durante el siglo I a. C., Roma realizó nuevas conquistas, emprendidas por una serie de generales ambiciosos: Mario venció en la Guerra de Yugurta (105 a. C.) y rechazó a los teutones cerca de Aix-en-Provence y a los cimbrios en Vercelli (101 a. C.); Sila venció a Mitrídates, rey del Ponto, y reconquistó Grecia y Asia (88-85 a. C.); Pompeyo conquistó Siria (64 a. C.) y Judea (63 a. C.), y César conquistó la Galia (58-51 a. C.). Tras la victoria de Octaviano sobre Marco Antonio y el reino helenístico de Egipto, la República se anexionó de facto las ricas tierras de Egipto. Sin embargo, la nueva posesión no fue incluida dentro del sistema regular de gobierno de las provincias, ya que fue convertida en una propiedad personal del emperador, y como tal, legable a sus sucesores.
En el año 27 a. C. se estableció una ficción de normalidad política en Roma y el Senado le otrogó a Octaviano el título de Imperator Caesar Augustus. Octaviano aseguró su poder manteniendo un frágil equilibrio entre la apariencia republicana y la realidad de una monarquía dinástica con aspecto constitucional -lo que es conocido como el Principado- en cuanto que compartía sus funciones con el Senado, pero de hecho el poder del princeps era completo. Formalmente nunca aceptó el poder absoluto aunque de hecho lo ejerció, asegurando su poder con varios puestos importantes de la República y manteniendo el mando sobre varias legiones.
EL EJERCITO SELÉUCIDA – LAS FALANGES GRECO-MACEDONIAS
El ejército seléucida era la fuerza armada del Imperio seléucida, uno de los numerosos estados helenísticos que surgieron después de la muerte de Alejandro Magno.
Al igual que los otros ejércitos helenísticos, el ejército seléucida utilizaba principalmente el estilo greco-macedonio, con su arma principal la falange. La falange era una gran formación densa de hombres armados con escudos pequeños y largas picas llamadas sarissa. Esta forma de lucha había sido desarrollada por el ejército macedonio en el reinado de Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno. Junto a la falange, el ejército seléucida utilizó una gran cantidad de tropas nativas y mercenarios para complementar sus fuerzas greco-macedonias, que eran limitadas debido a la distancia entre la patria macedonia y los gobernantes seléucidas.
RECURSOS HUMANOS
La distancia entre Grecia y Macedonia ejerció presión en el sistema militar seléucida, ya que se había basado fundamentalmente en torno a la contratación de griegos y macedonios como el segmento clave del ejército. Con el fin de aumentar la población greco-macedonia en su reino, los gobernantes seléucidas crearon asentamientos militares. Hubo dos períodos principales en el establecimiento de estos, en primer lugar bajo Seleuco I y Antíoco I y luego bajo Antíoco IV. A los colonos militares se les dio tierras, que variaban de tamaño según el rango y el tiempo de servicio. Se establecieron en "colonias de carácter urbano, que en algún momento podría adquirir la condición de una polis". A diferencia de los colonos militares de Ptolomeo, que eran conocidos como klerouchois, los colonos seléucidas fueron llamados katoikoi. Los colonos podían mantener la tierra como propia, a cambio de que se sirviesen en el ejército cuando se les llamara. La mayoría de los asentamientos se concentraron en Lidia, el norte de Siria, el Éufrates superior y Media. Los griegos y los macedonios eran dominantes en Lidia, Frigia y Siria. Antíoco III trajo de griegos de Eubea, Creta y Etolia, y los instaló en Antioquía. Estos colonos se utilizarían para formar la falange y las unidades de caballería seléucida, con hombres escogidos puestos en los regimientos de guardia del reino. El resto del ejército se componía de una gran cantidad de tropas nativas y de mercenarios. Estas tropas servirían como tropas ligeras auxiliares.
INFANTERIA
La principal unidad de la guardia de infantería del ejército seléucida fueron los escudos plateados, o argiráspidas. Eran una unidad de guardia permanente consagrados que se formó de los hijos de los colonos militares. Estaban armados al estilo macedonio con una sarissa y luchaban en formación de falange, al igual que los demás ejércitos de la época helenística. Los argiráspidas probablemente eran un cuerpo de unos 10.000 hombres que fueron seleccionados de todo el reino para servir en esta unidad. El reino entero puede significar regiones como Siria y Mesopotamia, que fueron los núcleos del reino seléucida, donde había una mayor densidad de soldados greco-macedonios.
INFANTERIA AL ESTILO ROMANO
En el año 166 a. C. en el desfile de Dafne de Antíoco IV en el cuerpo de argiráspidas sólo había 5.000 hombres. Sin embargo, estos 5.000 efectivos estaban armados al estilo romano y son descritos como en la plenitud de su vida, tal vez denota su carácter de élite. Es posible que la falta de los 5.000 hombres de los argiráspidas fueran los 5.000 de infantería "romanizada" que marchaba junto a ellos. La formación de este segmento en la guardia real que utilizaba los métodos romanos se debió probablemente a varios factores. En primer lugar Antíoco IV había vivido parte de su juventud en Roma y había adquirido una admiración excesiva por el poder de Roma y sus métodos de combate. En segundo lugar serviría a las futuras guerras que los seléucidas podrían tener con las satrapías orientales contra los enemigos de caballería y los de a pie. Entrenar a las tropas de esta manera contribuiría a la eficiencia general, la capacidad del ejército y hacerlo más manejable. Los soldados romanizados lucharon contra los Macabeos en la Batalla de Bet Zacarías en el 162 a. C. En tercer lugar la derrota de los antigónidas en la batalla de Pidna en 168 a. C., fue un gran choque cultural, que muestra la destrucción completa del sistema militar de macedonio a manos de la legión romana. El hecho de que estos 5.000 hombres marchen a la cabeza del ejército es importante, se pensaría que este era el propósito de demostrar su intención de reformar todo el ejército seléucida a lo largo de las líneas romanas, aunque si es o no una reforma completa que realmente ocurrió es desconocido. El verdadero objetivo de la adopción de las técnicas romanas es desconocido, algunos han sugerido que los infantes son tureóforos o toracitas, soldados armados con un escudo ovalado de tipo celta, una lanza de empuje y jabalinas.
La mayoría de la falange seléucida fue probablemente compuesta de dos cuerpos que se encuentran mencionados en el desfile de Dafne de 166 a. C. 10.000 crisáspidas (escudos dorados) y 5.000 chalcáspidas (escudos de bronce) se ven en Dafne. Poco se sabe en concreto acerca de ellos.
MILICIAS CIUDADANAS
Hubo una milicia, al menos en Siria. Estas estaban compuestas por las ciudades griegas que no tenían ningún papel específico en el ejército regular. No se encuentra elementos de la milicia que participaron en las grandes campañas antes de la caída general del reino que se produjo en la segunda mitad del siglo II a. C. Para entonces, muchos asentamientos militares importantes habían caído ante el Reino de Pérgamo y Partia. En 148 a. C. en la batalla de Azotos de los Macabeos contra el ejército seléucida fue llamado el "poder de las ciudades", probablemente debido a la alta proporción de milicia de movilizados de las ciudades costeras. Los ciudadanos de Antioquía desempeñaron un papel importante en el derrocamiento de Demetrio II. Demetrio, tras haber tomado el trono decidió disolver la mayor parte del ejército regular y reducir su pago por una cantidad grande. En lugar del ejército regular, el poder de Demetrio quedó restado a los griegos, sobre todo los mercenarios cretenses, en lo que se conoce como la "tiranía de Creta". No mucho después de Azotos la mayoría de la milicia de ciudadanos fue exterminada en la desastrosa guerra de Antíoco VII contra los partos de 129 a. C. La milicia probablemente lucharía como tureóforos o escaramuzadores de caballería ligera.
ALIADOS, VASALLOS Y MERCENARIOS
Debido a la falta de soldados greco-macedonios en las tierras del reino seléucida el uso de los aliados, las tropas vasallas y los mercenarios fue grande. A menudo se utilizaban como tropas ligeras y auxiliares, que complementaban la falange y la caballería. Grandes cantidades de contingentes indígenas lucharon en la batalla de Rafia en 217 a. C. Entre ellos había 10.000 árabes, 5.000 dahes, carmanios y cilicios. Algunos de los contingentes étnicos, ya sean vasallos o mercenarios fueron de gran utilidad en ciertas situaciones. Los mercenarios tracios, junto con los misios y cilicios, eran muy eficientes luchando en los terrenos ásperos y zonas montañosas. Las tropas vasallas de las zonas montañosas del imperio fueron utilizados por Antíoco III, en relación con toracitas en su toma de Elburz en 210 a. C. Los persas y las tropas iranias tenían una posición militar profesional que la mayoría de los otros contingentes, ya que se ven en servicio de guarnición en todo el imperio. En el desfile de Dafne de 166 a. C. la gran cantidad de contingente de aliados y vasallos están ausentes. Ellos eran de dudosa fiabilidad, utilidad y eficiencia. Tanto es así que Apiano los culpó de la derrota en la batalla de Magnesia en 190 a. C. La ausencia de auxiliares en el ejército de Antíoco IV, puede haber contribuido a su fuerza. Compensar la pérdida de los contingentes étnicos del ejército fue completado por mercenarios, que eran más experimentados y mejor entrenados. Los mercenarios de Tracia y Galacia en Dafne habrían sido de buen uso en las campañas en el terreno accidentado y montañoso.
LA CABALLERIA
A diferencia de las potencias occidentales, como los romanos y otros estados griegos, donde la infantería dominaba el campo de batalla, en las grandes estepas del este, las culturas a caballo eran más influyentes. La velocidad y la movilidad eran la clave, especialmente cuando se trataba de enemigos, como los partos y los grecobactrianos. El estilo de los partos en la guerra se basaba en gran medida de caballería acorazada de catafractos, y de arqueros a caballo que utilizaban las tácticas de atacar y escapar. El estilo oriental de la guerra a caballo tendría un impacto profundo en el reinado de Antíoco III, cuando armó su caballería pesada a lo largo de las líneas de partos. Sin embargo, para los seléucidas sus principales rivales, los romanos y los Ptolomeos, utilizaban ejércitos combinados que estaban ancladas en torno a un núcleo de una buena infantería. En este caso, existe un sentido de la sobrevaloración de la caballería como un arma ofensiva. Antíoco III fue un excelente jefe de caballería, su asalto a Tapuria en 208 a. C., descrita por Polibio, casi podría actuar como un "tratado militar sobre cómo llevar a cabo una batalla de caballería".Sin embargo, Antíoco III no era tan apto cuando se trataba de infantería, ya sea griega o romana. En caso omiso de Magnesia Antíoco de la falange y su carga de caballería erróneo llevó a su derrota.
Junto con la unidad de infantería de la Guardia, había dos regimientos de caballería de la Guardia, cada uno de 1.000 efectivos. Estos fueron los agema (guardia) y los hetairoi (compañeros). Los hetairoi fueron reclutados de la generación más joven de colonos militares que actuaron como unidad de soldados de caballería de guardia del ejército, sirviendo en tiempos de paz y de guerra. La agema consistía en medos, hombres seleccionados, con una mezcla de muchas razas de jinetes de esa parte del mundo. Ambos cuerpos de caballería podrían acompañar al rey en la batalla, o ambos podrían formar una unidad de 2.000 hombres. Ambas unidades estaban armadas con un xyston, una lanza de caballería, que no difería tanto de la sarissa. También están equipados con una coraza y un casco. Después de la introducción de los catafractos, los hetairoi recibieron un equipo similar pero de menor protección. En cuanto a los agema, estarían equipados de manera similar a los catafractos mismos.
A pesar de la perspectiva de una falange de caballería, la caballería aún enfrentaba problemas. El xyston todavía era demasiado corto para igualarse con la sarissa. El peso de la armadura daba restricción a los movimientos, pero la eliminación de un escudo de protección hacia del caballo y el jinete más vulnerable. El deseo de igualarse a la falange y la necesidad de protección fueron corregidos después de la Anábasis de Antíoco III por las satrapías del este entre 210 a. C. y 206 a. C. En este momento Antíoco entró en contacto con la caballería de los partos, de los cuales estaban fuertemente armados con armas a escala para el jinete y el caballo y utilizaban lanzas conocidas como kontos. El kontos prácticamente era igual a la sarissa de la falange. Con el catafracto había numerosas ventajas. En primer lugar, le proporcionaba la protección de su armadura contra, las flechas, lanzas y picas. En segundo lugar, con el kontos se le permitía bloquear el avance del enemigo y atacar desde más lejos. Los catafractos seléucidas fueron capaces de vencer a la caballería ptolemaica y atacar a su falange en Panio en 200 a. C., con relativa facilidad. Sin embargo, todavía tenían sus problemas. Al igual que la falange, un ataque a su flanco podría resultar fatal y estas dificultades fueron utilizadas por la infantería, atacando las partes del cuerpo de los jinetes y caballos que no estaban protegidos por la armadura. Con el fin de remediar esta situación, fueron necesarios poner caballería semi-acorazada para vigilar sus flancos.
LOS CARROS DE GUERRA
Los carros de guerra, apenas se utilizaron en el ejército seléucida, su valor en contra de cualquier oponente, o comandante de habilidad notable era muy baja. Su uso se consideraba más perjudicial que beneficioso en los manuales de táctica griega, sin embargo, podría tener un efecto terrible en soldados mal entrenados, como los ejércitos tribales asiáticos. Esto, dio la idea a Antíoco III de que como los romanos no tenían ninguna experiencia contra carros, podría ser la razón por que los utilizó contra el ejército romano, con efectos desastrosos para su propio ejército.
LOS ELEFANTES
Los elefantes de guerra fueron considerados poco confiables por los escritores griegos, pero desempeñó un papel importante en muchas de las batallas del Imperio Seléucida, sobre todo en el este.
Un uso particular de los elefantes está atestiguado durante la batalla de Ipsos, donde Seleuco Nicator envió sus elefantes en una larga línea entre el campo de batalla y la caballería de Demetrio, lo alejan de manera eficaz y lograr la victoria. Este incidente puede ser la mejor certificación de la falta de voluntad de los caballos de acercarse a un elefante.
Los elefantes de guerra eran generalmente equipados con una torre sobre su espalda, que llevaba varios soldados armados con lanzas largas y proyectiles (flechas o jabalinas) para descargar sobre el enemigo. El conductor llamado mahout se sentaba en el cuello y guiaba a los elefantes en la batalla. a veces los elefantes llevaban una armadura para proteger y aumentar su defensa natural ofrecida por el grosor de sus pieles.
LOS DROMEDARIOS Y LOS CAMELLOS
Los camellos son atestiguados en el uso en el ejército seléucida en la batalla de Magnesia, pero su escaso número (300)
El IMPERIO SELÉUCIDA
El Imperio seléucida (312-63 a. C.) fue un imperio helenístico, es decir, un estado sucesor del Imperio de Alejandro Magno. El Imperio seléucida se centraba en Oriente Próximo, y en el apogeo de su poder incluía Anatolia central, el Levante, Mesopotamia, Persia, la actual Turkmenistán, Pamir y algunas zonas de Pakistán. Fue un centro de cultura helenística donde se mantenía la preeminencia de las costumbres griegas y donde una élite macedonia grecoparlante dominaba las áreas urbanas.
En el 305 a. C., Seleuco tomó como los demás diádocos el título de rey. Dos años más tarde, tras haber avanzado hasta el este de Irán y el Panyab, firmó la paz con el rey indio Chandragupta. Se retiró de parte del territorio conquistado y recibió a cambio 500 elefantes de guerra, que supusieron una ventaja crucial en la batalla de Ipsos en el año 301 a. C., derrotó a Antígono junto a Lisímaco. En el 286 a. C. capturó a Demetrio, el hijo de Antígono. Cuatro años más tarde derrotó a Lisímaco en la batalla de Corupedio. Seleuco quiso entonces conquistar Macedonia y Tracia, pero fue poco después de volver a Europa fue asesinado por Ptolomeo Cerauno. Seleuco dejó a su hijo Antíoco I y a los sucesivos seléucidas el mayor y más heterogéneo reino de los diádocos.
Los generales de Alejandro se enfrentaron por su supremacía sobre partes del Imperio, y Ptolomeo, uno de los generales y sátrapa de Egipto, fue el primer desafío al nuevo gobierno, lo que llevó a la desaparición de Pérdicas. Su rebelión condujo a una nueva partición del Imperio en el Pacto de Triparadiso en 320 a. C. Seleuco, que había sido el "comandante en jefe del campamento" de Pérdicas desde 323 a. C., colaboró más tarde en su asesinato, recibiendo Babilonia en 312 a. C., y desde aquel punto continuó ampliando sus dominios sin piedad. Seleuco se estableció en Babilonia ese mismo año, tomándose esa fecha como la de la fundación del Imperio seléucida. Y no solo se hizo con Babilonia, sino también recibió toda la enorme parte oriental del Imperio alejandrino:
Siempre al acecho de las naciones vecinas, fuerte en armas y persuasivo en consejos, él [Seleuco] adquirió Mesopotamia, Armenia, Capadocia 'seléucida', Persis, Partia, Bactriana, Arabia, Tapuria, Sogdiana, Aracosia, Hircania, y otros pueblos adyacentes que habían sido subyugados por Alejandro, tan lejanos como el río Indo, por lo que las fronteras de su imperio eran las más extensas de Asia después de las de Alejandro. La totalidad de la región desde Frigia al Indo fue sometida por Seleuco.
Seleuco estuvo en lugares tan lejanos como la India, donde llegó a un acuerdo con Chandragupta Maurya, con el que cambió sus territorios orientales por una considerable fuerza de 500 elefantes de guerra, que jugaron un papel decisivo en Ipsos:
Los indios ocuparon [en parte], algunos de los países situados a lo largo del Indo, que anteriormente pertenecían a los persas: Alejandro privó de ellos a los arianos, y estableció allí sus propios asentamientos. Seleuco Nicátor se los dio a Sandrokottos como consecuencia de un contrato de matrimonio, y recibió a cambio quinientos elefantes. Estrabón, Geografía.
Después de su victoria junto a Lisímaco sobre Antígono Monóftalmos en la batalla de Ipsos en el año 301 a. C., Seleuco tomó el control de la Anatolia oriental y el norte de Siria. En esta última zona fundaría una nueva capital, llamada Antioquía, en honor a su padre. Una capital alternativa fue establecida en Seleucia del Tigris, al norte de Babilonia. El Imperio de Seleuco alcanzó su máxima expansión a consecuencia de la derrota de Lisímaco, su antiguo aliado, en Corupedio (281 a. C.), con la que Seleuco amplió su control sobre Anatolia occidental. Seleuco abrigó la esperanza de tomar el control delas tierras de Lisímaco en Europa - principalmente Tracia y la propia Macedonia, pero fue asesinado por Ptolomeo Cerauno en el momento del desembarco en Europa. Su hijo y sucesor, Antíoco I Sóter, quedó con un enorme reino que consistía en casi todas las porciones asiáticas del Imperio, pero con Antígono II Gónatas en Macedonia y Ptolomeo II Filadelfo en Egipto, no pudo llegar a continuar donde había dejado su padre la conquista de la parte europea del Imperio de Alejandro.
Un renacimiento comenzaría cuando el hijo menor de Seleuco II, Antíoco III el Grande, subió al trono en 223 a. C. Aunque inicialmente fue vencido en la Cuarta Guerra Siria contra Egipto, que llevó a la vergonzosa derrota en la batalla de Rafia (217 a. C.), Antíoco resultaría ser el mejor gobernante seléucida después del mismo Seleuco. Después de la derrota de Rafia, pasó los próximos diez años en su propia Anábasis por la parte oriental de sus dominios —restaurando vasallos rebeldes como Partia y Bactriana al menos a una obediencia nominal, e incluso emulando a Alejandro con una expedición a la India, donde se reunió con el rey Sofagáseno.
Cuando regresó al oeste en 205 a. C., Antíoco consideró que con la muerte de Ptolomeo IV, la situación parecía propicia para otra campaña occidental.
Antíoco y Filipo V de Macedonia firmaron entonces un pacto con el que dividirse las posesiones ptolemaicas fuera de Egipto, y en la Quinta Guerra Siria los seléucidas expulsaron a Ptolomeo V de Celesiria. La batalla de Panio (198 a. C.) significó la transferencia definitiva de la región de los Ptolomeos a los seléucidas. Antíoco parecía ser el restaurador de la gloria del Reino seléucida.
La gloria de Antíoco no iba a durar mucho tiempo. Después de que su antiguo aliado Filipo fuera derrotado a manos de Roma en 197 a. C., Antíoco vio la oportunidad de expandirse por Grecia. Alentado por el exiliado general cartaginés Aníbal, y aliado con la descontenta Liga Etolia, Antíoco invadió Grecia. Esta lamentable decisión condujo a su caída: fue derrotado por los romanos en las batallas de las Termópilas (191 a. C.) y Magnesia (190 a. C.), y se vio obligado a firmar la paz con los romanos por el humillante tratado de Apamea (188 a. C.), que le obligó a abandonar todos los territorios europeos, ceder toda el Asia Menor al norte de los Montes Tauro a Pérgamo y pagar una enorme suma de dinero como indemnización. Antíoco murió en 187 a. C. durante otra expedición al este, destinada a obtener dinero para pagar la indemnización.
El reinado de su hijo y sucesor Seleuco IV Filopátor (187-175 a. C.) fue en gran medida el intento de pagar la gran indemnización, y Seleuco fue finalmente asesinado por su ministro Heliodoro. El hermano menor de Seleuco, Antíoco IV Epífanes, ocupó entonces el trono. Trató de restablecer exitosamente el prestigio seléucida con una guerra contra Egipto, pero a pesar de que persiguió al ejército egipcio ejército en retirada a Alejandría, se vio obligado a retirarse por el enviado romano Cayo Popilio Laenas, quien dibujó el famoso círculo en la arena alrededor del rey y le advirtió que debía decidir si quería o no retirarse de Egipto (lo cual llevaría a la guerra con Roma) antes de salir del círculo. Antíoco optó por retirarse.
La última parte de su reinado vio la mayor desintegración del Imperio. Las zonas orientales se volvieron incontrolables, lo que fue fue aprovechado por los partos para apropiarse de ellas, y las agresivas políticas helenizantes en Judea llevaron a una rebelión armada —la Revuelta de los Macabeos. Los esfuerzos por hacer frente a partos y judíos resultaron infructuosos, y el propio Antíoco murió durante una expedición contra los partos en 164 a. C.
Tras la muerte de Antíoco IV Epífanes, el Imperio seléucida se volvió cada vez más inestable. Las frecuentes guerras civiles hicieron cada más tenue la autoridad central. El joven hijo de Epífanes, Antíoco V Eupátor, fue derrocado por el hijo de Seleuco IV, Demetrio I Sóter, en 161 a. C. Demetrio trató de restablecer el poder seléucida particularmente en Judea, pero fue derrocado en 150 a. C. por Alejandro Balas —un impostor que, con el apoyo de Egipto, decía ser hijo de Epífanes. Balas reinó hasta 145 a. C., cuando fue derrocado por Demetrio II Nicátor, hijo de Demetrio I. Demetrio II demostró ser incapaz de controlar la totalidad del reino, sin embargo. Mientras él gobernaba Babilonia y el este de Siria desde Damasco, los restos de los partidarios de Balas —primero apoyando a Antíoco VI, hijo de Balas, y luego la usurpación del general Diodoto Trifón— consiguieron expulsarlo de Antioquía.
Mientras tanto, la decadencia de las posesiones territoriales del Imperio continuó a gran velocidad. Hacia 143 a. C., los judíos, gobernados por los macabeos, habían establecido plenamente su independencia, a la vez que continuaba la expansión parta. En 139 a. C., Demetrio II fue derrotado en batalla por los partos y fue capturado. A partir de ese momento, el control de toda la meseta iraní se había perdido en favor de los arsácidas. El hermano de Demetrio Nicátor, Antíoco VII, fue finalmente capaz de restaurar una fugaz unidad y vigor en los dominios seléucidas, pero también resultó inútil frente a la amenaza parta: fue asesinado en una batalla contra los partos en 129 a. C., lo que significó la desintegración definitiva del dominio seléucida en Mesopotamia. A la muerte de Antíoco VII, el gobierno efectivo de los seléucidas se había colapsado, y múltiples pretendientes luchaban por el control del reino en una casi interminable guerra civil.
Hacia 100 a. C., el antaño formidable Imperio seléucida abarcaba poco más de Antioquía y algunas ciudades sirias. A pesar de la evidente caída de su poder, y el declive de su reino alrededor suya, los nobles siguieron desempeñando la función de hacedores de reyes sobre una base regular, con la intervención ocasional del Egipto ptolemaico y otros poderes foráneos. Los seléucidas continuaron existiendo únicamente porque ninguna otra nación deseó absorberlos —dado que constituían un útil estado tapón entre el resto de sus vecinos. En las guerras anatolianas entre Mitrídates VI del Ponto y Sila de Roma, los seléucidas fueron aislados por los dos bandos combatientes.
El ambicioso yerno de Mitrídates, Tigranes II el Grande, rey de Armenia, vio sin embargo una oportunidad de expansión en la constante lucha civil del sur. En 83 a. C., por invitación de una de las facciones en la interminable guerra civil, invadió Siria, y pronto se estableció como gobernante de la región, poniendo prácticamente fin al Imperio seléucida.
Pero el reino seléucida no estaba aun acabado. Tras la derrota de Mitrídates y Tigranes por el general romano Luculo en 69 a. C., el reino seléucida fue resturado bajo el rey Antíoco XIII. Incluso ahora, no pudo evitarse la guerra civil, pues otro seléucida, Filipo II, disputó el trono a Antíoco. Tras la conquista del Ponto, los romanos se alarmaron cada vez más por la constante fuente de inestabilidad de los seléucidas en Siria. Una vez derrotado Mitrídates en 63 a. C., Pompeyo se dedicó a la tarea de rehacer el Oriente helenístico mediante la creación de nuevos reinos clientes y el establecimiento de nuevas provincias. Si bien a las naciones cliente como Armenia y Judea se les permitió un cierto grado de autonomía bajo los reyes locales, Pompeyo vio a lo seléucidas demasiado molesto para continuar y acabó con el problema de los dos príncipes rivales convirtiendo Siria en una provincia romana.
69–63
EL IMPERIO ARSÁCIDA – LOS PARTOS
Los partos originalmente eran una tribu perteneciente a los escitas distinguidos por ser criadores de caballos, camellos bactrianos y comerciantes de la Ruta de la seda, con el nombre de parnos (parni o aparni), que residía en el sureste del Mar Caspio. Tras haber conquistado la provincia persa de Partia adoptaron el nombre partos, derivado de este lugar.
Como una región habitada por los partos, Partia aparece por vez primera como una entidad política en las listas aqueménidas de gobiernos locales («satrapías») bajo su dominio. Antes de esto, los pueblos de la región parecían haber estado sometidos a los medos, y textos asirios del siglo VII mencionan un país llamado Partakka o Partukka (aunque puede que «no coincidiera topográficamente con lo que luego fue Partia»).
De cualquier manera, un año después de que Ciro I derrotase al medo Astiages, Partia se convirtió en una de las primeras provincias en reconocer a Ciro como su gobernante, «y esta alianza aseguró los flancos orientales de Ciro y le permitieron dirigir la primera de sus campañas imperiales - contra Sardes». Según las fuentes griegas, después de que Darío I se hiciera con el trono aqueménida, los partos se unieron con el rey medo Fraortes para rebelarse contra él. Histaspes, el gobernador aqueménida de la provincia consiguió reprimir la revuelta, lo que parece haber ocurrido en torno al año 522/521 a. C.
La primera mención irania indígena de Partia está en la inscripción de Behistún de Darío I, donde Partia se encuentra incluida entre las satrapías cerca de Drangiana. La inscripción data de alrededor del año 520 a. C. El centro de la administración «pudo haber estado en [lo que más tarde sería conocido como] Hecatómpilo». Los partos también aparecen en la lista de Heródoto de pueblos sometidos a los aqueménidas; el historiador trata a los partos, corasmianos, sogdianos y areios como pueblos de una sola satrapía (la 16.ª) cuyo tributo anual al rey afirma Heródoto que era de sólo 300 talentos de plata. Esto «ha causado con razón inquietud a los modernos eruditos».
En la batalla de Gaugamela en 331 a. C. entre las fuerzas de Darío III y las de Alejandro, una de tales unidades partas fue comandada por Fratafernes, que era entonces el gobernador aqueménida de Partia. Tras la derrota de Darío III, Fratafernes entregó su gobierno a Alejandro cuando el macedonio llegó allí en el verano del año 330 a. C. Fratafernes fue nombrado de nuevo gobernador por Alejandro.
Tras la muerte de Alejandro, en la Partición de Babilonia del año 323 a. C., Partia se convirtió en una región seléucida con Nicanor. Fratafernes, el anterior gobernador, se convirtió en gobernador de Hircania. En 320 a. C., en la Pacto de Triparadiso, Partia fue reasignada a Filipo, anterior gobernador de Sogdiana. Unos pocos años más tarde, la provincia fue invadida por Peitón, gobernador de Media Mayor, quien entonces intentó hacer gobernador a su hermano Eudamo. Peitón y Eudamo fueron rechazados, y Partia permaneció una región por derecho propio.
En 316 a. C., Estasander, un vasallo de Seleuco I Nicátor y gobernador de Bactria y al parecer también de Aria y Margiana, fue nombrado gobernador de Partia. Durante los siguientes sesenta años, varios seléucidas serían nombrados gobernadores de la provincia.
En 247 a. C., después de la muerte de Antíoco II, Ptolomeo III tomó el control de la capital seléucida en Antioquía, y «de esa manera dejó el futuro de la dinastía seléucida por un momento en cuestión». Aprovechando la incertidumbre de la situación política, Andrágoras, el gobernador seléucida de Partia, proclamó su independencia y comenzó a acuñar sus propias monedas.
«Un hombre llamado Arsaces, de origen escita o bactriano, [fue] elegido líder de los Parni», unos pueblos iranios orientales del valle del río Tajen/Tajend, al sureste del Mar Caspio. Tras la secesión de Partia respecto al Imperio seléucida y la resultante pérdida del apoyo militar seléucida, Andrágoras tuvo dificultad en mantener sus fronteras, y alrededor del año 238 a. C. - bajo el mando de «Arsaces y su hermano Tirídates» - los Parni invadieron Partia y tomaron el control de Astabene (Astawa), la región septentrional de aquel territorio, la capital administrativa de la que era Kabuchan (Kuchan en la vulgata).
Desde 250 a. C. a 238 a. C. los partos conquistaron, bajo su rey Arsaces, las regiones persas del imperio de los seléucidas y renovaron de esta manera el Imperio persa.
Un poco después de que los parni tomaran el resto de Partia a Andrágoras, matándole en el proceso. Aunque una inicial expedición punitiva de los seléucidas con Seleuco II no tuvo éxito, los seléucidas bajo Antíoco III recuperaron el territorio controlado por los arsácidas en 209 a. C. del sucesor de Arsaces (o Tiridates), Arsaces II. Arsaces II pidió la paz y aceptó un estatus de vasallo, y no fue hasta el nieto de Arsaces II (o su sobrino-nieto) Fraates I, que los arsácidas/Parni comenzarían de nuevo a afirmar su independencia.
Desde su base en Partia, los dinastas arsácidas con el tiempo extendieron su dominio para incluir la mayor parte del Gran Irán. Incluso cuando los arsácidas sólo esporádicamente tuvieron su capital en Partia, la base de su poder estaba allí, entre las familias feudales partas, de cuyo apoyo militar y financiero dependían los arsácidas. A cambio de su apoyo, estas familias recibieron amplias concesiones de tierra en los territorios primeramente conquistadas adyacentes a Partia, que la nobleza parta entonces gobernó como gobernadores provinciales. Las más grandes de estas ciudades-estado fueron Kuchan, Semnán, Gorgan, Merv, Zabol y Yazd.
En el año 141 a. C., con Mitrídates I como rey, los partos añadieron Mesopotamia a su imperio. Éste fue el primero en ostentar el título «Sháh an Sháh» (Rey de reyes). Con Mitrídates II (124/123–88/87 a. C.) se abre en el año 115 a. C. la ruta de la seda, recibiendo una delegación del emperador chino Liu Che, el Guerrero (Wu Di).
Desde alrededor del año 105 a. C. en adelante, el poder y la influencia del puñado de familias nobles partas era tal que frecuentemente se opusieron al monarca, y con el tiempo llegarían a ser un «factor decisivo en la caída» de la dinastía.
Desde el año 130 a. C. en adelante, Partia sufrió numerosas incursiones por varias tribus nómadas, incluyendo a los sakas, los yeuchi y los masagetas. Cada vez, los dinastas arsácidas respondieron personalmente, haciéndolo incluso cuando había amenazas más severas de los seléucidas o de los romanos amenazándolos en las fronteras occidentales de su imperio, como ocurrió con Mitrídates I). Defender al imperio de los nómadas le costó sus vidas a Fraates II y Artabano I.
Poco después de su primer encuentro con los romanos, el Imperio parto se convierte en rival de Roma para conseguir la hegemonía al este del Mediterráneo. Una infinidad de confrontaciones militares caracterizó desde entonces la relación entre los dos estados. Una de las derrotas romanas más sonadas es seguramente la batalla de Carrhae del año 53 a. C., donde 20.000 soldados romanos perdieron su vida y 10.000 quedaron cautivos de los partos. La causa de esta batalla había sido la ruptura del contrato del año 69 a. C. que reconocía al Éufrates como frontera entre ambas potencias, por parte de Marco Licinio Craso, gobernador romano de la provincia de Siria.
Alrededor del año 32 a. C., la guerra civil estalló entre un tal Tirídates que se rebeló contra Fraates IV, probablemente con el apoyo de la nobleza que Fraates había perseguido previamente. La revuelta fue inicialmente exitosa, pero fracasó en el año 25 a. C.
En el año 20 a. C., bajo Augusto, el Imperio romano y el Parto reconocieron de nuevo el Éufrates con la ciudad Dura Europos como frontera. En el año 9/8 a. C., la nobleza parta consiguieron poner el rey que preferían en el trono, pero Vonones demostró ser demasiado estricto controlando el presupuesto, así que fue usurpado por Artabano I, quien parece haber sido un noble parto no arsácida. Pero cuando Artabano intentó consolidar su posición, fracasó al hacerlo en las regiones donde los gobernantes provinciales partos prevalecieron.
Hubo nuevos conflictos bélicos con el Imperio romano bajo el mandato de Nerón (54–68 d. C.). Trajano consiguió victorias importantes sobre los partos, por lo que recibió el sobrenombre de «Párthico», aunque no consiguió la aniquilación completa del territorio. Con Adriano siguió una época de paz relativa aunque ya bajo Marco Aurelio volvieron a producirse enfrentamientos y los partos recuperaron los territorios perdidos.
A menudo en las guerras con los partos se demuestra el mismo esquema: tras una ofensiva sorprendente que a menudo conseguía llegar hasta Siria o Armenia, sigue un contraataque romano con tropas de refuerzo. Éstas a menudo eran exitosas y conseguían reconquistar Armenia y Mesopotamia. La capital parta, Ctesifonte, también cayó repetidas veces. Sin embargo, los romanos nunca consiguieron consolidar sus conquistas y tras su retirada se restablecía la situación inicial. A la vista de las numerosas guerras, la fronteras del Éufrates se demostraron sorprendentemente estables.
El poder militar de los partos residía sobre todo en su caballería con arqueros y su caballería pesada, los Katafraktoi o catafractos y los Klibanoforoi.
Para el siglo II d. C., las guerras con Roma y con los nómadas, y las luchas internas entre la nobleza parta había debilitado a los arsácidas hasta el punto de que ya no podían defender sus territorios sometidos. El imperio se dividió conforme los vasallos comenzaron a reclamar su independencia o eran sometidos por otros. En el año 200 empezó un levantamiento en Persia bajo Ardacher I, miembro de la dinastía sasánida. Los arsácidas finalmente fueron derrocados por los sasánidas persas, que anteriormente eran un vasallo menor del suroeste de Irán. Ardacher mató en abril de 224 al último rey parto Artabán IV. Ardacher fue coronado rey y fundó la dinastía de los sasánidas.
Bajo el gobierno sasánida, Partia fue incorporada a la provincia recientemente formada, Jorasán y por lo tanto dejó de existir como una entidad política. Parte de la nobleza parta siguió resistiéndose al dominio sasánida durante algún tiempo, pero la mayor parte cambiaron su alianza con los persas muy pronto. Varias familias que reclamaban descender de las familias nobles partas se convirtieron en una institución sasánida llamada las «Siete dinastías», cinco de las cuales son «con toda probabilidad» no partas, pero se inventaron genealogías «para enfatizar la antigüedad de sus familias».
Los partos originalmente eran una tribu perteneciente a los escitas distinguidos por ser criadores de caballos, camellos bactrianos y comerciantes de la Ruta de la seda, con el nombre de parnos (parni o aparni), que residía en el sureste del Mar Caspio. Tras haber conquistado la provincia persa de Partia adoptaron el nombre partos, derivado de este lugar.
Como una región habitada por los partos, Partia aparece por vez primera como una entidad política en las listas aqueménidas de gobiernos locales («satrapías») bajo su dominio. Antes de esto, los pueblos de la región parecían haber estado sometidos a los medos, y textos asirios del siglo VII mencionan un país llamado Partakka o Partukka (aunque puede que «no coincidiera topográficamente con lo que luego fue Partia»).
De cualquier manera, un año después de que Ciro I derrotase al medo Astiages, Partia se convirtió en una de las primeras provincias en reconocer a Ciro como su gobernante, «y esta alianza aseguró los flancos orientales de Ciro y le permitieron dirigir la primera de sus campañas imperiales - contra Sardes». Según las fuentes griegas, después de que Darío I se hiciera con el trono aqueménida, los partos se unieron con el rey medo Fraortes para rebelarse contra él. Histaspes, el gobernador aqueménida de la provincia consiguió reprimir la revuelta, lo que parece haber ocurrido en torno al año 522/521 a. C.
La primera mención irania indígena de Partia está en la inscripción de Behistún de Darío I, donde Partia se encuentra incluida entre las satrapías cerca de Drangiana. La inscripción data de alrededor del año 520 a. C. El centro de la administración «pudo haber estado en [lo que más tarde sería conocido como] Hecatómpilo». Los partos también aparecen en la lista de Heródoto de pueblos sometidos a los aqueménidas; el historiador trata a los partos, corasmianos, sogdianos y areios como pueblos de una sola satrapía (la 16.ª) cuyo tributo anual al rey afirma Heródoto que era de sólo 300 talentos de plata. Esto «ha causado con razón inquietud a los modernos eruditos».
En la batalla de Gaugamela en 331 a. C. entre las fuerzas de Darío III y las de Alejandro, una de tales unidades partas fue comandada por Fratafernes, que era entonces el gobernador aqueménida de Partia. Tras la derrota de Darío III, Fratafernes entregó su gobierno a Alejandro cuando el macedonio llegó allí en el verano del año 330 a. C. Fratafernes fue nombrado de nuevo gobernador por Alejandro.
Tras la muerte de Alejandro, en la Partición de Babilonia del año 323 a. C., Partia se convirtió en una región seléucida con Nicanor. Fratafernes, el anterior gobernador, se convirtió en gobernador de Hircania. En 320 a. C., en la Pacto de Triparadiso, Partia fue reasignada a Filipo, anterior gobernador de Sogdiana. Unos pocos años más tarde, la provincia fue invadida por Peitón, gobernador de Media Mayor, quien entonces intentó hacer gobernador a su hermano Eudamo. Peitón y Eudamo fueron rechazados, y Partia permaneció una región por derecho propio.
En 316 a. C., Estasander, un vasallo de Seleuco I Nicátor y gobernador de Bactria y al parecer también de Aria y Margiana, fue nombrado gobernador de Partia. Durante los siguientes sesenta años, varios seléucidas serían nombrados gobernadores de la provincia.
En 247 a. C., después de la muerte de Antíoco II, Ptolomeo III tomó el control de la capital seléucida en Antioquía, y «de esa manera dejó el futuro de la dinastía seléucida por un momento en cuestión». Aprovechando la incertidumbre de la situación política, Andrágoras, el gobernador seléucida de Partia, proclamó su independencia y comenzó a acuñar sus propias monedas.
«Un hombre llamado Arsaces, de origen escita o bactriano, [fue] elegido líder de los Parni», unos pueblos iranios orientales del valle del río Tajen/Tajend, al sureste del Mar Caspio. Tras la secesión de Partia respecto al Imperio seléucida y la resultante pérdida del apoyo militar seléucida, Andrágoras tuvo dificultad en mantener sus fronteras, y alrededor del año 238 a. C. - bajo el mando de «Arsaces y su hermano Tirídates» - los Parni invadieron Partia y tomaron el control de Astabene (Astawa), la región septentrional de aquel territorio, la capital administrativa de la que era Kabuchan (Kuchan en la vulgata).
Desde 250 a. C. a 238 a. C. los partos conquistaron, bajo su rey Arsaces, las regiones persas del imperio de los seléucidas y renovaron de esta manera el Imperio persa.
Un poco después de que los parni tomaran el resto de Partia a Andrágoras, matándole en el proceso. Aunque una inicial expedición punitiva de los seléucidas con Seleuco II no tuvo éxito, los seléucidas bajo Antíoco III recuperaron el territorio controlado por los arsácidas en 209 a. C. del sucesor de Arsaces (o Tiridates), Arsaces II. Arsaces II pidió la paz y aceptó un estatus de vasallo, y no fue hasta el nieto de Arsaces II (o su sobrino-nieto) Fraates I, que los arsácidas/Parni comenzarían de nuevo a afirmar su independencia.
Desde su base en Partia, los dinastas arsácidas con el tiempo extendieron su dominio para incluir la mayor parte del Gran Irán. Incluso cuando los arsácidas sólo esporádicamente tuvieron su capital en Partia, la base de su poder estaba allí, entre las familias feudales partas, de cuyo apoyo militar y financiero dependían los arsácidas. A cambio de su apoyo, estas familias recibieron amplias concesiones de tierra en los territorios primeramente conquistadas adyacentes a Partia, que la nobleza parta entonces gobernó como gobernadores provinciales. Las más grandes de estas ciudades-estado fueron Kuchan, Semnán, Gorgan, Merv, Zabol y Yazd.
En el año 141 a. C., con Mitrídates I como rey, los partos añadieron Mesopotamia a su imperio. Éste fue el primero en ostentar el título «Sháh an Sháh» (Rey de reyes). Con Mitrídates II (124/123–88/87 a. C.) se abre en el año 115 a. C. la ruta de la seda, recibiendo una delegación del emperador chino Liu Che, el Guerrero (Wu Di).
Desde alrededor del año 105 a. C. en adelante, el poder y la influencia del puñado de familias nobles partas era tal que frecuentemente se opusieron al monarca, y con el tiempo llegarían a ser un «factor decisivo en la caída» de la dinastía.
Desde el año 130 a. C. en adelante, Partia sufrió numerosas incursiones por varias tribus nómadas, incluyendo a los sakas, los yeuchi y los masagetas. Cada vez, los dinastas arsácidas respondieron personalmente, haciéndolo incluso cuando había amenazas más severas de los seléucidas o de los romanos amenazándolos en las fronteras occidentales de su imperio, como ocurrió con Mitrídates I). Defender al imperio de los nómadas le costó sus vidas a Fraates II y Artabano I.
Poco después de su primer encuentro con los romanos, el Imperio parto se convierte en rival de Roma para conseguir la hegemonía al este del Mediterráneo. Una infinidad de confrontaciones militares caracterizó desde entonces la relación entre los dos estados. Una de las derrotas romanas más sonadas es seguramente la batalla de Carrhae del año 53 a. C., donde 20.000 soldados romanos perdieron su vida y 10.000 quedaron cautivos de los partos. La causa de esta batalla había sido la ruptura del contrato del año 69 a. C. que reconocía al Éufrates como frontera entre ambas potencias, por parte de Marco Licinio Craso, gobernador romano de la provincia de Siria.
Alrededor del año 32 a. C., la guerra civil estalló entre un tal Tirídates que se rebeló contra Fraates IV, probablemente con el apoyo de la nobleza que Fraates había perseguido previamente. La revuelta fue inicialmente exitosa, pero fracasó en el año 25 a. C.
En el año 20 a. C., bajo Augusto, el Imperio romano y el Parto reconocieron de nuevo el Éufrates con la ciudad Dura Europos como frontera. En el año 9/8 a. C., la nobleza parta consiguieron poner el rey que preferían en el trono, pero Vonones demostró ser demasiado estricto controlando el presupuesto, así que fue usurpado por Artabano I, quien parece haber sido un noble parto no arsácida. Pero cuando Artabano intentó consolidar su posición, fracasó al hacerlo en las regiones donde los gobernantes provinciales partos prevalecieron.
Hubo nuevos conflictos bélicos con el Imperio romano bajo el mandato de Nerón (54–68 d. C.). Trajano consiguió victorias importantes sobre los partos, por lo que recibió el sobrenombre de «Párthico», aunque no consiguió la aniquilación completa del territorio. Con Adriano siguió una época de paz relativa aunque ya bajo Marco Aurelio volvieron a producirse enfrentamientos y los partos recuperaron los territorios perdidos.
A menudo en las guerras con los partos se demuestra el mismo esquema: tras una ofensiva sorprendente que a menudo conseguía llegar hasta Siria o Armenia, sigue un contraataque romano con tropas de refuerzo. Éstas a menudo eran exitosas y conseguían reconquistar Armenia y Mesopotamia. La capital parta, Ctesifonte, también cayó repetidas veces. Sin embargo, los romanos nunca consiguieron consolidar sus conquistas y tras su retirada se restablecía la situación inicial. A la vista de las numerosas guerras, la fronteras del Éufrates se demostraron sorprendentemente estables.
El poder militar de los partos residía sobre todo en su caballería con arqueros y su caballería pesada, los Katafraktoi o catafractos y los Klibanoforoi.
Para el siglo II d. C., las guerras con Roma y con los nómadas, y las luchas internas entre la nobleza parta había debilitado a los arsácidas hasta el punto de que ya no podían defender sus territorios sometidos. El imperio se dividió conforme los vasallos comenzaron a reclamar su independencia o eran sometidos por otros. En el año 200 empezó un levantamiento en Persia bajo Ardacher I, miembro de la dinastía sasánida. Los arsácidas finalmente fueron derrocados por los sasánidas persas, que anteriormente eran un vasallo menor del suroeste de Irán. Ardacher mató en abril de 224 al último rey parto Artabán IV. Ardacher fue coronado rey y fundó la dinastía de los sasánidas.
Bajo el gobierno sasánida, Partia fue incorporada a la provincia recientemente formada, Jorasán y por lo tanto dejó de existir como una entidad política. Parte de la nobleza parta siguió resistiéndose al dominio sasánida durante algún tiempo, pero la mayor parte cambiaron su alianza con los persas muy pronto. Varias familias que reclamaban descender de las familias nobles partas se convirtieron en una institución sasánida llamada las «Siete dinastías», cinco de las cuales son «con toda probabilidad» no partas, pero se inventaron genealogías «para enfatizar la antigüedad de sus familias».
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