sábado, 24 de marzo de 2012

Judas Macabeo, el héroe de tantas batallas, muere en combate

El mercenario gálata, General Báquides parte hacia Jerusalén, en Judea, con las órdenes directas del rey Demetrio I de capturar y ejecutar a Judas Macabeo.
Enterado el rey sirio-macedonio Demetrio I, Soter, de la horrible muerte de su amigo y confidente el General Nicanor y de que sus despojos se habían entregado a la soldadesca para mancillar su cadáver ya horriblemente mutilado sin la cabeza y sin su mano derecha, aquella con la que empuñaba su certera y valerosa espada, confió de nuevo en el mercenario gálata, General Báquides, a quien ordenó que reuniera a su ejercito y acudiera de inmediato a Jerusalén para acabar con la vida del Jefe de los insurrectos: Judas Macabeo.

Báquides reúne un numeroso ejército

Báquides no tardó en reunir un gran ejército al que se le prometió el doble de soldada así como una cuantiosa recompensa para quien acabara con la vida del líder rebelde. En pocos días el mercenario consiguió reunir a más de 20.000 infantes y unos 2.000 jinetes más o menos con los que partió inmediatamente hacia Israel para dar debido cumplimiento a las órdenes del rey. El general odiaba profundamente al Jefe militar de los judíos por haberlo humillado y vencido en varias ocasiones al igual que les sucedió a los generales Sorón, Lisias, Gorgías, Ptolomeo y Nicanor.

La hora de la venganza había llegado.

En las postrimerías del año 161 a.e.c.cuando las tropas mercenarias llegaron a la Galilea Superior entablaron batalla con las tropas resistentes de los macabeos infringiéndoles una grave derrota. En Jotapata acabaron con el último foco de resistencia armada después de haber masacrado a gran parte de la población civil en los poblados o aldeas por los que iba pasando. No hicieron prisioneros, esas eran las órdenes del rey: guerra de exterminio si encontraban resistencia.

Camino de Jerusalén.

El ejército de Báquides, sin apenas bajas, siguió, a marchas forzadas, su ruta hacia la ciudad de Santa de Jerusalén a la que puso en estado de sitio.
Según Macabeos I, coincidiendo en esta ocasión con Flavio Josefo, la ciudad fortificada estaba defendida por unos 3.000 hombres los cuales al percatarse del numeroso ejército enemigo entraron en pánico y algunos de ellos intentaron huir sin saber que los mercenarios frigios y gálatas de Báquides tenían órdenes de no hacer prisioneros. Los que huyeron fueron masacrados sin piedad conforme se acercaban a las posiciones de las falanges greco-sirias.

Judas se mantiene firme en la defensa de la ciudad de David.

Con apenas 1.000 combatientes Judas, después de arengar a sus tropas y levantarles el ánimo, salió a campo abierto a presentar batalla a las fuerzas enemigas que ya habían desplegado a sus falanges en orden de combate cubriendo ambos flancos los escuadrones de caballería.
A pesar de ser sabedor de la diferencia numérica, Judas, ordenó un ataque frontal de su infantería sobre las falanges sirias.

Los judíos estaban parcamente pertrechados pero su valor y arrojo no impidió que en un principio pareciese que la batalla se iba a decantar a su favor pues si bien llevaban armas poco apropiadas para esa clase de lucha, el ardor en el combate, su moral y su fe les hacían parecer superiores al enemigo.
Báquides hace un amago de huida y confunde a los mandos judíos
Sin embargo la batalla dio un giro inesperado. En un momento determinado el General sirio dio órdenes a sus banderines de mando para que transmitieran la orden de retirada a la vez que él emprendía la huida con un escuadrón de caballeria de la guardia personal del rey y cinco elefantes de guerra ataviados con los enseñas reales en dirección a Elasá.
Advertido a través de los agentes del sumo sacerdote Alcimo de la maniobra de los sirios, Eleazar Avarán, hermano de Judas, incumpliendo las órdenes dadas por el Macabeo de mantener unidas las fuerzas dada su inferioridad, salió en persecución de la comitiva que daba a entender que el rey Demetrio también observaba el combate. Esta maniobra hizo que las tropas nacionalistas quedaran divididas y en desventaja siendo brutalmente masacradas por las falanges sirias.
Eleazar atacó a uno de los elefantes creyendo que era el del rey y lo lanceó en el abdomen dándole muerte inmediata pero con tal desgracia que el animal, herido de muerte, se precipitó sobre él ocasionándole una muerte inmediata por aplastamiento.
Muere Judas Macabeo, el caudillo judío
El ala izquierda de la caballería siria siguiendo las instrucciones de su General atacó a las fuerzas judías haciendo una gran matanza entre ellas.
Judas se batió valerosamente hasta que un sirio le hincó una lanza por la espalda dejando al héroe herido mortalmente. Su cuerpo fue retirado velozmente del campo de batalla y escondido para impedir que sus enemigos se hicieran con él y vejaran su cuerpo inerte.
Sus hermanos, tiempo después, enterraron en el panteón familiar de Modín sus restos mortales junto a los de su padre Matatías. Antes de morir Judas dejó dicho que su sucesor fuese su hermano menor Jonatan mientras que Simón debía seguir como Jefe político-religioso del Consejo de la Revolución pero sin adquirir ninguno de ellos la dignidad ni de rey ni de sumo sacerdote.
Después de estos hechos, Demetrio I Soter, reafirmó su autoridad temporal sobre la nación judía pero pronto los hermanos de Judas, Jonatán primero y Simón tras ser asesinato éste, se pusieron al mando de las tropas nacionalistas hebreas y continuaron la lucha armada contra el Imperio Sirio-macedonio de los seléucidas.

Conclusiones

Betzalel Bar Kochva, historiador israelí, sostuvo en su ensayo «El Ejército seléucida» editado por Cambridge University Press en 1976, que si los judíos hubieran tenido el mismo contingente de tropas, en número, y Judas no hubiera caído en el ardid de la fingida huida de Báquides la suerte de la batalla se hubiera decantado de nuevo a favor de los judíos argumentando que era una empresa susceptible de cualquier militar de la época, sin embargo obvió que las tropas macabeas estaban mal pertrechadas y peor entrenadas como para hacer frente al orden de batalla de las falanges macedonias de la época.